Saúco Sambucus nigra |
A
las orillas del Irati y del Aragón, flores blancas y frutos negros del saúco
Saúco Sambucus nigra |
La boquera es un
herpes labial que, como otras dolencias víricas, se pasa en quince días y que
se alivia, mientras tanto, con esa vaselina a base de extractos de semillas de
uva, hojas de te y ¡frutos de saúco! Perfecto: los tres son productos
comestibles, apropiados para colocarlos en el labio.
Saúco Sambucus nigra |
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¡Alto! ¿Frutos de sauco? ¡Pero, si tienen efectos laxantes y nunca deben
comerse crudos!
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Perdone usted. ¡Cómo van a estar crudos si forman parte de una vaselina
farmacéutica!
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¡Ah, claro! En ese caso serán tolerables sus antocianósidos. Y disculpe.
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Y además, verá usted que, en algunos yogures bífidus con frutas del bosque, el concentrado
de bayas de sauco es uno de sus ingredientes (4%), junto a fresas, moras y
arándanos. Se hacen, incluso, mermeladas de sauco; y hasta vino.
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Pues, ¡qué bien! ¡Salud!
Aparte
de estos limitados usos alimentarios, el empleo tradicional del saúco ha sido
medicinal. Se dejaban estas bayas negras para alimento otoñal de los pájaros, porque se había
comprobado que esta planta resulta venenosa para los mamíferos, en general. Con todo, la actual industria colorantes alimentarios le ha encontrado uso como aditivo natural.
Dónde queda
aquello tan natural de atarles ramas olorosas de saúco a las caballerías para
ahuyentar el mosquerío.
Saúco Sambucus nigra |
Ahora que hemos cambiado las caballerías por la aviación, los trastornos
respiratorios que se originan en los viajes transatlánticos se limitan, al
parecer con éxito, con jarabes
de saúco, empleo medicinal de toda la vida, como es bien sabido. Así y todo, como
ocurre con tantos tratamientos históricos, los resultados no son tan
concluyentes cuando se hacen contrates más sistemáticos. Y desde luego, nada de
que sirva para tratar insuficiencias respiratorias más graves que un
catarro, como es el coronavirus.
Saúco Sambucus nigra |
Ahora bien, el
saúco es para mí un viejo conocido, pero no en forma de amplio arbusto sino de
pequeña bola blanca colgada de un soporte. Era el péndulo eléctrico de médula de
saúco, con el que aprendíamos que las cargas eléctricas son de dos tipos y que
los objetos con el mismo tipo de carga se repelían y los de cargas opuestas se
atraían. Este hecho, antes de oírlo en clase de física, ya lo teníamos
bien comprobado desde que jugábamos de crios con imanes y no con móviles y tabletas,
salvo que éstas fueran del chocolate de la merienda.
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