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sábado, 30 de septiembre de 2017

SPIRANTHES SPIRALIS

Las trenzas floridas que encantaron a Darwin
     
Spirantes spiralis
Spirantes spiralis





Un miércoles de septiembre nos invitó Miguel a ver las últimas orquídeas de la temporada en Ariz, cerca de Pamplona, las Spiranthes. 
Si no, de qué, al sábado siguiente, me iba a fijar en una de ellas en el camino a la foz, cerca de la fuente donde me refresqué. No era más que un pequeño tallo retorcido bordeado de florecitas, difícil de distinguir entre margaritas, potentillas, escobizos y hierbas. 
No me extrañó que, a los días, andando por la cañada ancha hacia Javier, hubiera pasado por encima de muchas de ellas sin verlas, según comprobé al retroceder. 
Y viendo las que seguían tiesas, ¡ni las ovejas del rebaño con el que me crucé se fijaron en ellas!





Spirantes spiralis


Quienes se han fijado en ellas son los botánicos que hacen la lista de las especies amenazadas y que la incluyen en el listado de ERLVP 2011
El caso es que en Inglaterra han constatado que ha disminuido apreciablemente el número de ejemplares por la roturación de nuevos terrenos en el período de entreguerras. Con todo, han encontrado que estas orquídeas proliferan en zonas de pastos donde triscan las ovejas. No parece que la advertencia de evitarlas en el periodo floración sea necesaria, dado el poco interés que, según pude ver, les prestan. ¡Ah, los ingleses! Tan amantes de las flores le han puesto un nombre descriptivo y metafórico: la trenza de la dama de otoño, autumn lady's tresses
Poético, ¿no?


Spirantes spiralis



A Charles Darwin le pareció un “bonito nombre” para una orquídea “que presenta algunas peculiaridades interesantes” según dejó escrito en La fecundación de las orquídeas, y que podemos leer en la reciente traducción de Carmen Pastor para la editorial Laetoli de Pamplona. 
A las orquídeas dedicó Darwin los tres años que siguieron a la publicación de El Origen de las especies, para confirmar experimentalmente su teoría evolutiva. En él dedica nada menos que siete páginas precisamente a la dama de otoño, detallando sus partes con gráficos o describiendo sus elementos florales, así como sus observaciones sobre su floración o la relación con los abejorros para conseguir la polinización cruzada.


Spirantes spiralis


En esas páginas se presenta Darwin como un investigador de campo que dedica su tiempo a la observación directa y paciente: “En Torquay observé alrededor de media hora varias de estas flores que crecían en un mismo lugar y vi tres abejorros de dos clases visitándolas”. Y más a delante: “Los abejorros se posaron siempre en la parte inferior de la espiga y succionaron una flor tras otra ascendiendo en espiral”. Para terminar, pronosticando: “Y así, mientras hace sus rondas y engrosa su panal de miel, fecunda continuamente flores frescas y perpetúa la especie de nuestra Spirantes de otoño, que ofrecerá miel a las futuras generaciones de abejas”.

Spirantes spiralis





Así pues, estas trenzas floridas van a contribuir, ya en otoño, a la última remesa de miel de la temporada; la miel con la que pasarán el invierno las abejas y nos seguirán endulzando la vida en primavera. Para esto, claro está, habrá que dejar en paz las raíces de las trenzas de la dama y no empeñarse en sacar de ellas afrodisíacos y tinturas para aliviarse los riñones o mejorar las afecciones cutáneas, según supuestos milagros homeopáticos. Bien es cierto, que estas damas son muy cucas y se dan respiros: no desarrollan las trenzas todas las temporadas y algunos años permanecen latentes
La del camino de la foz no se dejó ver el año pasado; a ver si éste la encuentro.




Y si disminuyen las abejas, ¿también se reducirá el número de trenzas de otoño?

Spirantes spiralis

viernes, 15 de septiembre de 2017

THESIUM HUMIFUSUM

Un nombre divino para tan poquita cosa
     
Thesium humifusum
Thesium humifusum




¡Hay que ser capullo, Teseo
¡Mira que dejar a Ariadna abandonada y mareada en Naxos! 
Ariadna, que le había dado la solución del hilo para salir del laberinto; hilo que aún empleamos al adentrarnos a pelo por las cuevas.
- ¡Sí, hombre! El método del hilo es mucho más eficaz que el de las miguitas de pan de Pulgarcito. ¡Dónde va usted a parar!


Thesium humifusum









Así que no es de extrañar que a esta planta, que por aquí se extiende entre lajas margosas o cuando no, entre ollagas punzantes, a esta planta digo, le endilgaran el nombre del botarate Teseo, Thesium para los botánicos. 
No parece, pues, que disponga por aquí de nombre específico ni en euskera ni en castellano, salvo que por Valladolid la llaman tiñuela, ellos sabrán porqué.



Thesium humifusum











No discuto que Teseo no tuviera su lado divinamente atractivo, no; puesto que entre dioses anda el juego. Así como que, la estampa rastrera (humifusum) de estos thesium, no consiga ocultar el aspecto encantador de sus flores. Pero hay que agacharse y acercarse mucho, pero que mucho, para apreciar que, hasta los más capullos, tienen como los thesium unas flores divinamente atractivas





Thesium humifusum








Este thesium, buen gorrón también como Teseo, es una planta hemiparásita y polífaga, esto es, de buen ver exterior, pero que sus raíces se nutren de hospedantes diversos, sin hacer ascos de quién se ponga a tiro de sus raíces. 
No resulta, por fortuna, especialmente dañino, al entender de los autores del artículo de Flora Ibérica, tal como le ocurrió a Ariadna, cuyo mal de amores le duró poco.



Thesium humifusum







Por lo demás, parece que se siente cómodo en nuestro ambiente y que no ha tratado de gorronear más allá del extremo occidental de Europa, a un lado y a otro de los Pirineos, lejos de la mayoría de sus congéneres, radicados en Sudáfrica o China. La presencia en Gran Bretaña pudiera, incluso, ser anterior al primer Brexit, cuando se aisló del continente por la subida del nivel del mar al final del último período glaciar, hace solo unos diez milenios.





    
Un vividor tranquilo, que no se toma muchas molestias de lucimiento

Thesium humifusum