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lunes, 20 de noviembre de 2023

LACTUCA VIMINEA

Lactuca viminea      Lechuga mimbrera           
Una lechuga, alejada de la imagen de la planta para ensaldas
           
Lactuca viminea      Lechuga mimbrera
    Estos últimos días he tenido en las manos el Diccionario del asombro que acaba de publicar Antonio Martínez Ron. Después de exclamar asombrados “oh” o “eureka”, los científicos tuvieron que inventar palabras para denominar sus descubrimientos y es el listado de esas palabras las que componen este diccionario. 
También el asombro, o sombra sorprendente, te alcanza en otoño cuando adviertes las admirables tonalidades que ves por las orillas del Irati y los bosques de la sierra. 
No serán precisas palabras nuevas de asombro, pero ¡qué menos que detenerte a tomar unas fotos con el móvil!

Por la sierra
    Y no me hace falta esperar al otoño, porque en cualquier época del año puedo admirar la multitud de colores y formas de las flores silvestre del pueblo. Un ejemplo son estas matas veraniegas de Lactuca (lechugas), que, por su apariencia, en nada recuerdan a las cultivadas para ensaladas. Perdón, “en nada” es mucho decir, puesto que las flores son similares. Los horticultores, personas prácticas donde las haya, no esperan a que “se suban” y florezcan para venderlas; así que no podermos comprobar su similitud.

Lactuca viminea      Lechuga mimbrera
    Me encuentro estas matas entre los arbustos del borde del camino de La Olivona o en los cascajares del Barranco de La Padul o del Aragón. El aspecto de matorral se debe a que las ramas son largas e intrincadas, como mimbres (viminea), con hojas estrechas, que se prolongan sobre los tallos y que con los calores del estío se reducen a la mínima expresión. Esta manera de reducción de las hojas puede ser similar a la de los árboles de hoja caduca, preparándose para un segundo año de lucimiento. Mientras el sol aprieta, ¿para qué poner las hojas a sudar la gota gorda?
    
Lactuca viminea      Lechuga mimbrera
    Quizá, esta manera de defenderse es porque viniera del lejano Himalaya a catorce mil pies, el Punjab indio o Afganistán, pues la presencia de esta Lactuca por esas regiones en 1876 la registraba C.B. Clarke, Prefecto del jardín botánico de Calcuta. Cierto es que, en describir la Lactuca virosa, se le habían adelantado bastantes años los hermanos Presl, quienes la incluyeron en su tratado sobre Flora Čechica en 1819. Entiendo que trata de la flora de lo que actualmente es la República Checa; pero como Bohemia en lengua checa es Čechy, lo dejo en que esta especie se extiende por el Mediterráneo, Centro Europa y parte de Asia, sin entrar en líos lingüísticos.
    
Lactuca viminea      Lechuga mimbrera
    Bien se puede suponer que, con este trajín por territorios tan dispares, esta especie de lechuga haya tenido que recurrir para sobrevivir, no solo a la reducción de sus necesidades de humedad, sino, tanto a la autopolinización como a la xenogamia, polinización que realizan insectos. Y aquí me encuentro el tema de cómo perciben los colores los insectos y cómo han escogido las plantas los colores de sus flores para resultarles más atrayentes. 
Si el tema de los colores se las trae, el de los insectos… mejor, no meneallo.
   
Lactuca viminea      Lechuga mimbrera
    Y mientras escribo esto, no puedo dejar de recordar a mi amigo Ángel. Hemos hecho, con el grupo de excursionistas de la Sociedad de Ciencias Naturales Gorosti, incontables de salidas por Navarra. Hemos disfrutando juntos de los paisajes, de las flores y de tu compañía amistosa. Eras, Ángel, sosiego para el grupo con tu palabra amable y tu mirada afectuosa.

Lactuca viminea      Lechuga mimbrera
Ángel, en persona, la imagen ideal de bonhomía 
   
Lactuca viminea      Lechuga mimbrera

jueves, 9 de noviembre de 2023

CROCUS NUDIFLORUS

 
Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus

El azafrán silvestre de otoño de nuestros montes, como muestra evolutiva
     

Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus
    Esta mañana he tenido la compañía de un chucho mientras paseaba por la sierra de Leyre. Al llegar al paso de la Cerrada se ha puesto a mi lado y me adelantaba, volvía o se paraba, pero seguía a mi alrededor. Así hemos andado por la zona de las fuentes; en la del Fraile he sacado alguna de estas fotos a los azafranes silvestres de otoño. A esa hora de la mañana ya estaban abriéndose, después de haberse cerrado ayer al atardecer, como cada día. Quizá también cada día este chucho montaraz acompaña a algún excursionista que ande por la sierra, por lo que he dejado de interesarle al empezar a bajar hacia el monasterio.

Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus
    En otoño es frecuente ver esta especie de azafranes silvestres en la sierra. En esta estación del año, es una de las pocas flores habituales, junto a las Merendera montana, que se despliegan en ambas vertientes del Pirineo y de la cordillera Cantábrica. Y si bien el origen de los azafranes pudo ser el Oriente Medio, ahora es en nuestro entorno montañero donde la especie nudiflorus (de flores desnudas) está bien asentada y es más rara su presencia a medida que uno se aleja de estas cordilleras, con alguna excepción, como se verá.

Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus
    Así es cómo estos azafranes venidos de fuera han desarrollado una curiosa estrategia para subsistir por nuestros montes: extienden su desarrollo durante varias estaciones del año (histerantia). Empiezan en otoño por desplegar, desde un bulbo subterráneo, las flores con largo tubo terminado en varios tépalos de color de color entre lila y púrpura. En invierno conservan las semillas a ras de suelo. En primavera, se despliegan las hojas verdes, que desaparecen con los calores del verano. Este proceso varía según las especies, y sugiere que el género Crocus sigue en evolución.
   
Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus
    En las zonas llanas y herbosas de la sierra, cuántas veces hemos comentado la labor de labrado de los jabalíes. Por supuesto que no lo hacen por entretener la espera mientras llegan los cazadores, sino que escarban en busca de tubérculos como los que hacen aflorar los azafranes por aquí, en la sierra de Guara o donde puedan distinguirlos. Esta labor de escarda facilita el desarrollo del azafrán al esponjar el terreno e incrementar los nutrientes (N, P, K,C) para la germinación de semillas y favorecer la extensión de estolones, que darán lugar a nuevas plantas.
   
Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus
    Además de alimento de jabalíes, el azafrán silvestre ha sido difundido como planta ornamental para jardines. Puede ser la afición a la jardinería en los cottage garden ingleses la explicación de su presencia en amplias zonas de Inglaterra. 
Y si bien el género Crocus ya fue establecido por J.P. Tourneforte y C. Linneo, sería el inglés J.E. Smith quien, a finales del S-XVIII, lo incluyera y describiera en el séptimo volumen de su “Botánica inglesa con figuras coloreadas”. Aseguraba en 1798 que la mayor profusión de la especie nudiflorus se daba entre el castillo de Nottingham y el río Trent. Sorprende que esta zona esté a menos de cien metros sobre el nivel del mar, cuando por aquí lo normal es que crezca en los montes a partir de seiscientos metros. Cosas de la evolución adaptativa.
   
Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus
Una especie de azafrán que habla de evolución con colores y sin palabras

Azafrán silvestre        Crocus nudiflorus

jueves, 2 de noviembre de 2023

DITTRICHIA VISCOSA

Olivarda        Dittrichia viscosa
Una mala hierba de carretera, también útil para la agricultura

Olivarda        Dittrichia viscosa
    “Era una de esas mañanas templadas de otoño en las que la niebla temprana se había convertido en una fina lluvia y todo goteaba. Todavía no había llegado el invierno de verdad; sólo era una suave pausa entre dos estaciones que traía lo mejor de ambas. Ni demasiado calor, como había estado haciendo, ni demasiado frío, como haría más adelante.” 
Así empieza la deliciosa y delicada narración de Reginald Arkel Recuerdos de un jardinero inglés y así ha sido esta mañana cuando, andando por la carretera, se han mojado mis deportivas al contacto con las olivardas florecidas a lo largo del arcén de la N-240.

Olivarda        Dittrichia viscosa
    Me sorprende ver cómo en otoño los arcenes de la carretera a Yesa o del camino a Biezcas disponen de un adorno floral tan tupido, radiante y único para satisfacción del caminante o de los peregrinos santiagueños rezagados. Este regalo otoñal, parece ser que se lo debo a un herbicida controvertido: el glifosato (no hay mal que por bien no venga). Este herbicida se empleó hace unos años para erradicar en primavera las plantas de los márgenes de carreteras y los paseos de las ciudades. Con esta actuación, las plantas de desarrollo otoñal se vieron libres de competidores y coparon el espacio dejado por las plantas erradicadas. Hoy día brotan con tanta fuerza que las veo crecer entre los intersticios del mismo asfalto.

Olivarda        Dittrichia viscosa
    Las olivardas, endémicas del Mediterráneo, son un buen agente nutricio de gran variedad de insectos, justamente en la época en que disminuyen las plantas en flor. Estos insectos, retenidos por la viscosidad de las olivardas, son útiles en la fecundación la flor de los olivos, planta a la que el nombre de olivarda hace alusión. Además, algunos de estos insectos, avispas y chinches, son parásitos de la mosca del olivo (Bractocera oleae) y controlan su desarrollo, por lo que se recomienda acercar las olivardas a los olivares.

Olivarda        Dittrichia viscosa
    El gran número de nombres con que se conoce esta planta en la península ibérica, da idea de lo extendido que es su conocimiento y puede ser indicativo de la multitud de aplicaciones medicinales que ha tenido: cicatrizante, antihemorrágica, antiinflamatoria, entre otras. Actualmente se ha estudiado por su interés como antibacteriana y antifúngica, y se ha comprobado su efectividad en el tratamiento de la malaria y la candidiasis. En el tratado de Plantas Medicinales (pg. 185), Peris & co. indican que el carvacrol y varios ésteres de su composición bioquímica hacen posible su acción antiséptica, insectífuga, antihelmíntica y antiespasmódica. 
¡Vamos, que tenemos una farmacia al borde de la carretera! 
   
Olivarda        Dittrichia viscosa
    Pese a ser una planta tan conocida y empleada, ha llevado largo tiempo encontrarle el nombre genérico actualmente convenido. Carlos Linneo en su Species plantarum de 1753 creyó adecuado situarla entre las Erigeron, pese a que ya en la antigüedad Teofrasto y Dioscorides la llamaban Conyza. Años después, el botánico escocés William Aiton la sitúa entre las Inula en el quinto tomo de su obra Hortus Kewensis publicada en 1789. Con este nombre siguió muchos años hasta que en 1973 W.R.Greuter propuso el nombre genérico actual Dittrichia, en honor de M. Dittrich, que fue director del Herbarium del Jardín Botánico de Berlín. Está visto que entre botánicos anda el juego.

Olivarda        Dittrichia viscosa
Hasta en el asfalto de la cuneta hay color, salud, historia y lucha por la vida

Olivarda        Dittrichia viscosa