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sábado, 26 de diciembre de 2020

ILEX AQUIFOLIUM

Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo

Melodía de los bosques y adorno en los envoltorios navideños  

Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo
El acebo fue, ya en época romana, la planta decorativa de las fiestas saturnales; las fiestas predecesoras de nuestras navidades, fiestas alegres, de encuentros familiares y regalos. El acebo perenne y lustroso, símbolo de Saturno, el Cronos griego, la idealización mitológica del tiempo que nos devora.
El acebo aparece en el folclore navideño inglés en el villancico "The Holly and the Ivy", el acebo y la hiedra (holly= acebo y fiesta), oído tantas veces como música ambiental. Claro está que las versiones son variadísimas, de la solemnidad orquestal de Cesarini a la animación del coro “Más que jazz” de Gijón, pasando por el ceremonioso canto coral del King's College de Cambridge. 
    
Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo
The Holly and the Ivy
El acebo y la hiedra, cuando ambos han crecido totalmente,
De todos los árboles en el bosque, el acebo lleva la corona
Me supongo que, la excelente consideración que en la cultura celta tiene el acebo, fue la razón que llevó a Joanne Rowling a determinar que la varita mágica de Harry Potter fuera de acebo. Y es que hay clases y clases, aún entre las varitas mágicas.
Los dos monumentales acebos de la sierra de Leyre están estos días cargados de frutos rojos sin que los oculte hiedra alguna, como se ve en las fotos; lo que no ocurre con otro próximo de la Cañada de los Roncaleses, sólo adornado con las bayas negras de su huésped.
Oh, la salida del sol y la carrera del ciervo; el tocar del órgano alegre y dulce cantar en el coro.
   
Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo
El acebo lleva una flor tan blanca como el lirio,
Y María parió al dulce Jesucristo para que sea nuestro dulce salvador
La flor del acebo, así es, tiene pétalos blancos. Pero, unas flores producirán frutos sin disponer de estambres con polen fecundante y otras, por el contrario, no dispondrán de pistilo fecundo, guardando ambas formas florales una apariencia similar. Disponer de dos tipos de flores es una manera de evitar la autofecundación en el reino vegetal.

Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo
El acebo lleva una baya tan roja como cualquier sangre,
Y María parió al dulce Jesucristo para que haga el bien a los pobres pecadores
Aunque puedan parecerlo, las bayas del acebo no están entre los frutos del bosque de las recetas culinarias. Muy al contrario, el color rojo de las bayas del acebo o de la sangre son signos de dolor y de peligro, como en las señales de tráfico. Los frutos son especialmente tóxicos: contienen glucósidos cianogénicos que dan lugar al ácido cianhídrico y a cianuros. La ingesta de esas atractivas bayas rojas puede ser funesta, o al menos producir vómitos y graves desarreglos intestinales. Estos efectos adversos, sin embargo, no van con las aves; son alimento invernal de tordos y mirlos.

Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo

El acebo lleva un pincho tan agudo como cualquier espina,
Y María parió al dulce Jesucristo en la mañana de Navidad
El hecho de tener hojas con bordes punzantes, el acebo lo lleva en su mismo nombre botánico: Ilex aquifolium. La referencia a lo punzante de las hojas es doble: Ilex es nombre de las encinas, ambas plantas con hojas de bordes similares y aquifolium, hojas agudas. Pero, tanto las encinas como los acebos dejan de tener hojas punzantes a medida que se alejan de la base. En la zona alta, donde no hay peligro de servir de alimento a las cabras de Leyre y demás herbívoros, las hojas tienen bordes lisos. 

Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo
El acebo lleva corteza tan amarga como cualquier hiel,
Y María parió al dulce Jesucristo para que nos redima a todos

El amargor de la corteza se debe a que sus variados componentes tienen sustancias percibidas como uno de los clásicos cuatro sabores que distinguimos los occidentales, el amargo. El sabor amargo, característico del cacao por ejemplo, se debe a la teobromina, presente también en las hojas y tallos del acebo. El sabor amargo de la ilicina, del colorante amarillo ilexantina y del ácido iléxico se cita en numerosas publicaciones sin que haya llegado a ver sus formulaciones químicas. 
Con la sustancia pegajosa de las bayas se elabora la liga, empleada por desgracia en la captura de pajaritos; liga que también se consigue con otra de las plantas navideñas, el muérdago.
   
Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo
La dulzura navideña de un villancico inglés, con el sabor acerbo del acebo
   
Ilex aquifolium   Gorostia   Acebo

domingo, 15 de noviembre de 2020

SCROPHULARIA CANINA

Scrophularia canina

Pequeñas flores oscuras con largo predicamento

Scrophularia canina
¡Perro sarnoso! -vociferaba El Sargento Furia, al tiempo que disparaba su pistola en las viñetas de Hazañas Bélicas. ¡Ay!… quizá fuera Roberto Alcázar, o El Jabato empuñando una espada; aunque no lo descartaría en boca de El Capitán Trueno. La memoria, que se hace confusa al cabo de tantos años, guarda ese dicterio, hoy en desuso: ¡perro sarnoso!
Perro, desde luego, suena mucho más explosivo que can, canino, canina (salvo que se junte con hambre). Incluso, canecillo suena gracioso, cuando miro los modillones románicos bajo la cornisa de los tejados de las iglesias. Y ahí en lo alto, fuera de lo sagrado, entre figuras grotescas y acrobáticas, no suelen faltar canes variopintos, rabiosos o sarnosos, sin duda.
Scrophularia canina
Me resultaba sorprendente constatar que son varios los géneros de plantas que aludían a los canes para identificar especies: Agropyron, Agrostis, Avena, Carex, Celtis, Elymus, Morus, Opuntia, Poa, Rosa, Viola, Vitis, Zea, entre otros.
Ahora he sabido que esta referencia a los canes se debía, al menos en el caso de las escrofularias, al uso que se daba a estas plantas para curar de la sarna a los perros, transmisores de esta plaga a los humanos. Quizás, el perro asustado que Goya pintara en la pared de la Quinta del Sordo, que sólo asoma la cabeza, estuviera afectado por la sarna. Creo que así lo debió entender Saura, viendo cómo lo plasmó en la serie dedicada al atento can.

Scrophularia canina

Hoy en día, que estas escrofularias sirvieran para combatir al ácaro arador de la sarna, se toma en consideración, sabiendo que entre sus numerosos componentes figuran terpenos iridoides con acreditada actividad antibacteriana. Incluso, la capacidad insecticida de los metabolitos de esta escrofularia se aplica con éxito a la extinción de gorgojos y de una variedad de los molestos mosquitos trompeteros (Culex pipiens molestus), desarrollada en la ardiente oscuridad de los túneles del metro de Londres

Scrophularia canina

Además de por Inglaterra, esta planta es conocida por buena parte de Europa, sobre todo la mediterránea. Por aquí, crece sobre todo en zonas húmedas con suelos variados, arcillosos, margosos y calizos, como son el cascajar del refugio de pescadores junto al Aragón, la fuente de Aspra o la fuente del Liscar (ojalá que el último arreglo no haya agravado el deterioro que supusieron desgraciadas intervenciones anteriores).

Scrophularia canina

La capacidad curativa de esta planta está en su mismo nombre de origen medieval: escrofularia. Se creía que servía para curar las escrófulas: nódulos cervicales, como los nódulos de sus raíces, que son indicativos de tuberculosis. Bien es cierto que, en el campo sanitario, había un remedio mucho más imponente, si no más eficaz: el Toque Real. Los reyes, franceses e ingleses particularmente, tenían la milagrosa cualidad de curar las escrófulas con el toque de sus manos, constatado hasta muy avanzada la edad moderna y ¡a ver quién lo ponía en duda!

Scrophularia canina

De improperios a milagros, de la enfermedad angustiosa al timo, antes como ahora

Scrophularia canina

miércoles, 4 de noviembre de 2020

VIBURNUM LANTANA

Viburnum lantana      Morrionera  - Andura

“Si miramos mucho tiempo, los objetos del mundo nos enamoran… 
Así que la belleza fue primero. En el hecho de mirar ya hay belleza.” 
(A. Gándara, en Dioses contra microbios, citado por R. Montero, en EPS 2301)

Viburnum lantana      Morrionera - Andura

Se ha pasado la temporada y este año he tenido menos ocasiones de andar mirando plantas en flor por los recodos habituales. El dichoso coronavirus me ha limitado las visitas a las orillas del Irati, tan frecuentadas por mí otros años. En años anteriores, bien por la foz, bien por el camino a la Villa Romana, es donde solía ver la evolución de las morrioneras: en primavera, extienden las hojas y abren los corimbos de flores; en verano los ramilletes de frutos se colorean de rojo; en otoño se oscurecen y en los meses fríos sirven de alimento a las aves, difusoras de sus semillas.
¡Ojalá la próxima temporada tenga más momentos para ir observando sin prisa estos cambios!

Viburnum lantana      Morrionera - Andura

Como digo, la orilla del Irati por la foz o el cascajar es uno de los espacios donde he visto morrioneras: es el hábitat 6.1.6 de alisedas submediterráneas. A la sombra de los alisos, estos arbustos despliegan sus flores blancas entre la maraña de clemátides, bojes o majuelos de ramas punzantes, como protegiéndose de la proximidad de mi cámara.  La otra zona donde las he visto es en el camino a la Villa Romana. Esta zona corresponde al hábitat de los espinares prepirenaicos 3.6.3.3, ocupados por carrascales, espireas, aligustres y madreselvas. En estos terrenos laborados a lo largo de tantos siglos, las ramificadas morrioneras quedan como uno de los vestigios de la antigua vegetación de este espacio abierto, con anuncio de desaparición.

Viburnum lantana      Morrionera - Andura
Me resulta curioso que en inglés a las morrioneras las llamen wayfaring tree, que suele traducirse como “árbol caminante”. Que los árboles caminen no nos resulta novedoso a los lectores de tebeos. Creía que esta movilidad se debía a la calenturienta imaginación de los guionistas, pero veo que la calentura estaba en habla habitual inglesa, que lo daba a entender con este nombre. Supongo que es más una advertencia para los caminantes de las islas y del continente, que los pueden ver florecer, pero no deben catar sus atractivas bayas rojas, venenosas y fatales más que las manzanas del paraíso. 

Viburnum lantana      Morrionera - Andura

Y una vez más, según la sabiduría popular, planta que no es comestible, tiene que ser de algún modo saludable…, pero, ¿no es venenosa? Tal es la cantidad de compuestos químicos reconocidos entre sus componentes que raro sería que alguno de ellos no sirviera para tratar la diarrea, afecciones respiratorias o alteraciones en la piel, como nos indican en más de una página de jardinería. Otros hablaban de las cualidades diuréticas y febrífugas de la viburnina, sin olvidar su capacidad purgante y sedante. Hay quien recuerda que puede tonificar el corazón, aunque según advierten los farmacéuticos mejor informados, de tan altamente tonificado como se siente el corazón, pasa a buscar una vida mejor en otra dimensión. 

Viburnum lantana      Morrionera - Andura

Uno creía que sólo los animales hacían de cobayas experimentales, pero ahora me desayuno con que a las morrioneras han sido tomada como plantas-cobaya en investigaciones sobre la presencia del ozono ambiental, que por su carácter reactivo daña las vías respiratorias. Veo que hay multitud de publicaciones en las que se dan los resultados de experimentos a los que han sido sometidas las morrioneras para conocer las alteraciones que sufren por la presencia del ozono atmosférico. Se han estudiado tanto las alteraciones visibles en las hojas como los cambios en la estructura genética, siendo unas cobayas muy válidas para detectar una atmósfera con exceso de ozono, resultado de las variadas formas de quemar hidrocarburos. 

Viburnum lantana      Morrionera - Andura

Con un clavo se saca con otro 
y con una espléndida planta venenosa se detecta un elemento ambiental nocivo
    
Viburnum lantana      Morrionera - Andura

lunes, 19 de octubre de 2020

HELICHRYSUM STOECHAS

 Siemprevivas asoleadas y aromáticas esparcidas por nuestras laderas  

Helichrysum stoechas   Siempreviva

Helichrysum stoechas   Siempreviva
¡Quién me lo iba de decir! Tener que ver estas luminosas siemprevivas sentadas en el banquillo de los acusados por contribuir a la contaminación atmosférica, nada menos que ¡por la difusión de sus componentes volátiles! Sin duda, estamos en tiempos confusos. ¡Pobres siemprevivas!, si no hacen sino respirar y protegerse, como cualquier bicho viviente. Y hablando de bichos…, recuerdo que antes se habían sentado ahí como acusadas las pacíficas vacas. Sospecho… que les debió de quedar estrecho el dichoso banquillo y que serían expulsadas por mugir desesperadamente. ¡Ay!, vuelvo a las siemprevivas Helychrisum (sol dorado) stoechas (alineado); esto último no sé muy bien a santo de qué, pues es una mata más amiga de círculos que de líneas.

Helichrysum stoechas   Siempreviva
De la incriminación por contaminación tuve noticia cuando mi amigo Bernardo me obsequió con un ejemplar monográfico de la revista Investigación y ciencia titulado: “La compleja vida de las plantas”. En el detallado y documentado artículo “Los terpenos de las plantas. Repercusiones en el ecosistema forestal y la atmósfera”, E. Ormeño y C. Fernández (dos investigadoras ecólogas, emigradas como tantas otras científicas) es donde salen a relucir, negro sobre blanco, estas siemprevivas por difundir terpenos. Los terpenos son las sustancias que hacen que las plantas sean fragantes y medicinales y que abundan en las hojas de las simprevivas, aunque no sólo. ¡Qué culpa tendrán por producir terpenos, que a los humanos nos vienen divinamente para perfumarnos, curarnos o alegrar los alimentos! 

Helichrysum stoechas   Siempreviva
¡Ay, los terpenos! Cierto; no se mencionaban en mis libros de química de bachiller, pese a que ya hacía más de medio siglo que a Otto Wallach le habían dado el nobel de química (1910) por identificar y separar los primeros terpenos. Por aquellas fechas, ahora hace más de un siglo, ya se habían identificado más de un centenar de los componentes de los llamados aceites esenciales y, a fecha de hoy, se contabilizan más de 15.000 compuestos. Con tal cantidad, es interminable el trabajo para saber sus aplicaciones en farmacia, perfumería y cocina. Esta multitud de componentes ha llevado a cambiar la dirección de las investigaciones farmacológicas: Se invierte el punto de partida: se parte de medir el efecto de los tratamientos tradicionales para conocer su efectividad poblacional, dada la diversidad de componentes de cualquier planta administrada.

Helichrysum stoechas   Siempreviva
Estas siemprevivas, abundantes en el occidente europeo y frecuentes en tomillares, romerales y aliagares de buena parte de la Navarra mediterránea, la tenemos por nuestras laderas de Laiaceta y el Castellón. Los aires saludables que soplan por esos terrenos me llevan a creer que todavía es una contaminación que nos podemos permitir, sabiendo que nos precedió siglos y siglos y no impidió la aparición del sapiens. De hecho, pasan tan desapercibidas que no tengo noticia de que los efectos medicinales de los terpenos de estas siemprevivas hayan interesado aún a mis convecinos para recolectarlas. No quisiera que dar a conocer la capacidad antimicrobiana de los aceites esenciales extraídos de estas siemprevivas llame la atención hacia ellas y así, sin pretenderlo, contribuya uno a que sean esquilmadas. 

Helichrysum stoechas   Siempreviva
La producción de aceites esenciales y elementos volátiles es costosa para las plantas y se explica por la necesidad de cumplir varias funciones asociadas a la supervivencia. Los aromas, que son más intensos en tiempo de floración, resultan atractivos para ciertos insectos que colaboran en la fecundación cruzada. Así mismo, mediante estos componentes se regula el exceso de luz o la sequedad ambiental. Y claro, estas siemprevivas ya se habían cuidado de no ser devoradas por los depredadores herbívoros, ovejas y cabras, mediante la toxicidad de los terpenos de sus hojas. ¿Cuánto tiempo les costará desarrollar algún mecanismo para defenderse de los humanos, de quienes nos las llevamos para hacer con ellas adornos florales?     

Helichrysum stoechas   Siempreviva

Fragancias y aceites naturales a nuestros pies, en un paseo entre flores y matas

Helichrysum stoechas   Siempreviva

viernes, 2 de octubre de 2020

CALLUNA VULGARIS

Floridas matas enmarañadas sobre suelo playero en lo alto de Leyre  

Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

Andar una tarde de septiembre por lo alto de la sierra de Leyre, es andar por los senderos de arenas finas del Arangoiti (valle alto, en castellano). El tiempo soleado del comienzo del otoño da para imaginar estar pisando una playa con arenas resplandecientes y un fondo de cocoteros de una isla del Pacífico. Bien es cierto que, por estas altas landas de arenas claras, no se divisan chiringuitos con daiquiris, sino majadas derruidas y que me muevo entre brezos floridos (callunas o brecinas) y no entre cocoteros. 
¡Bah, que no es para tanto! No son sino unas ligeras diferencias: me veo obligado a dar tientos frecuentes al agua de la cantimplora y me permito pasear durante horas sin cruzarme con nadie. 

Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

Así y todo, no me hubiera importado cruzarme con el inglés Richard Anthony Salisbury (1761-1829) para, sujetando con firmeza la cantimplora, preguntarle qué le llevó a inventar el nombre Calluna (limpiar, embellecer, a escobazos, pero dicho en griego) para esta especie de brezo, que Linneo había llamado Erica. Me hubiera respondido, quizá, que había observado que las corolas de estas flores no tienen aspecto de tulipa luminosa, como la generalidad de los brezos (erica). Además, lo que parecen pétalos son en realidad sépalos de color entre lila y rosado. Estos atractivos sépalos enmascaran la corola, también petaloide, sin forma de tulipa; por lo que era razonable distinguirlos con otro nombre genérico.  

Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

Tras oírle esta cabal explicación, me resultaría difícil creer que persona tan razonable hubiera pasado gran parte de su vida entre desfalcos, timos y demás delitos contra la propiedad ajena, bajo nombre ficticio, incluso; de ahí el cuidado que yo tendría con mi cantimplora. 
Otra inglesa, con vida no menos azarosa (reflejada también en su nombre), fue Agatha Christie, escritora de intrigantes narraciones. Christie ponía nombres significativos a sus personajes literarios, que nos pasan desapercibidos en las ediciones castellanas. En su relato “El espejo se rajó de parte a parte”, a la víctima occisa le puso por nombre Heather Badcock, que suena muy inglés, pero que traducido es… Brezo Malapolla.¡Buah! ¿No estaría bien que nos tradujesen también los nombres? En este caso, si el nombre hubiera sido traducido como Brecina Desventurada (Erica la Malafortunada), entenderíamos mejor el fino y corrosivo humor inglés.  

Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

Salisbury y Christie, que eran ingleses, conocerían el aprecio que sus vecinos escoceses tenían a este brezo. Para los escoceses es el símbolo floral del país y sus poetas se extasían viendo sus colinas coloreadas con el púrpura de sus flores. No faltará, ¡cómo no!, británico malicioso que suponga que unas jarras de cerveza aderezadas con estos brezos, pueden ayudar a quedar embelesado contemplando estos delicados colores. 
Para nosotros, este brezo común (brezina), que se extiende por todo el occidente europeo, puede servirnos para suavizar y endulzar estos tiempos conflictivos con la fragante miel de brezo, por ser planta especialmente atractiva para la abejas. Esta miel de tono rojizo se queda endurecida, gelificada, en los panales y los apicultores la licúan para su extracción mediante el movimiento producido por rodillos espinosos.

                                                     Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

Si además hacemos caso a los entusiastas de la medicina popular, las infusiones y decoctos de las flores de este brezo resultan ser antisépticas, diuréticas y sedativas. Los numerosos principios activos que la moderna farmacopea ha encontrado en la brezina son la explicación de esas propiedades curativas: taninos, hidroquinona, flavonoides (kemferol, taxifolina, quercitróxido, miricitróxido), el alcaloide ericodina, el triterpeno ácido ursólico, etc. ¡Lo que hubiera agradecido Ágata Christie a Peris & Co poder disponer de los nombres de todos estos elementos para incluirlos en sus relatos! Pues bien, han sido los veterinarios quienes han resuelto el misterioso caso de las cabras sin enfermedades intestinales al tener noticia del efecto destructivo que sobre los gusanos planos tienen los componentes bioquímicos de las brecinas consumidas por el ganado caprino.

   Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

   Desde la altura de las arenas de los caminos, 
las brecinas cumplen la función de limpieza por fuera y por dentro

Calluna vulgaris     Brezo común     Brezina

jueves, 9 de julio de 2020

GALIUM ROTUNDIFOLIUM


No más que puntitos blancos en la penumbra del bosque
    
Galium rotundifolium
Galium rotundifolium
La mañana del domingo pasado se anunciaba fresca y soleada; ideal para andar por la sierra con Ana y Javier. Y así nos resultó. 
El sendero, que se desdibujaba en el pinar entre el Paso de la Cerrada y el Paso Ancho, nos permitía también contemplar el “Mar del Pirineo” desde puntos despejados y asomarnos a los pasos, en otro tiempo practicables. Bajo los pinos royos (silvestres), el bojedal se presentaba intrincado y nos hacía andar zigzagueando. Este nos dio ocasión de fijarnos en estas plantitas difusas, que asomaban entre las piñas y las acículas de los pinos, la seroja, las zarzamoras y las violetas. 



Galium rotundifolium
Esta parte del cresterío es un hábitat umbrío, con suelo arenoso predominantemente, donde se mezclan hayas, robles y abundantes pinos silvestres. Este enmarañado boscaje consigue proteger de la erosión a las areniscas y nos obliga a andar guardando la distancia de seguridad para evitar las ramas. A ver si de esta forma el impresionante Paso del Oso queda como atractivo erosivo único para asombro de paseantes esforzados. En este sotobosque, notoriamente sombrío aún en julio, es donde aparecen estas galium. Se trata de un subtipo de hábitat vegetal de nombre Galio rotundifolii-fagetum facies de Pinus sylvestris y número 81E020a, según el Manual de hábitats, que da idea de la particularidad de esta plantita.

Galium rotundifolium


Las galium de hojas redondeadas (rotundifolium) tienen una amplia difusión por Europa , aunque se deja ver puntualmente en otras partes: India, Java, México o Arizona. No es de extrañar, pues, que Linneo incluyera esta planta en su obra Species plantarum, publicación de 1753 con la que estableció la nomenclatura botánica moderna. La describe diciendo que tienen cuatro hojas por verticilo, de forma ovalada, con cilios y semillas rojas pelosas y dobles. La cita como planta alpina, localizada entonces en los Alpes de Estiria. Linneo la incluyó entre las galium de frutos híspidos: los curiosos tricomas uncinados (pelos con forma de garfio) que aseguran la difusión de las semillas mediante el pelaje de los animales del bosque, mientras se extiende en el propio lugar mediante estolones.
Galium rotundifolium




Y hablando de nomenclatura, me entero de que palabra galium es de origen griego y que no se refiere a los galos de Asterix y Obelix, sino a la leche. Dioscórides ya daba este nombre a otras plantas de este género, porque se empleaban para cuajar la leche. Desconozco si los pastores de Leyre usaron esta planta en la elaboración de quesos; pero quién sabe si, pese a su pequeño tamaño, las emplearon, incluso, como alimento; dado el conocimiento que en el medio rural tenían de la riqueza nutritiva y medicinal de las plantas silvestres. 




Galium rotundifolium
Aún hoy en día, en el Alto Çoruh turco, se consumen en crudo tanto hojas como raíces. Según un estudio comparativo de la Universidad Atatürk de Erzurun, esta planta resulta mucho más nutritiva en proteínas vegetales y oligoelementos minerales que plantas comercializadas, como son las lechugas, espinacas, perejil o repollos.
¡Y qué puedo decir de sus aplicaciones medicinales! En el Diccionario mundial de plantas medicinales y venenosas (pág.1798), constatan su uso en India, Vietnam y Borneo, como diurético, antiséptico y sedativo para el tratamiento de enfermedades de la piel, erupciones cutáneas, histeria y epilepsia.
¡Buah, y por aquí sin saberlo ni las farmacéuticas! 

¡Cuidado con lo que piso, andando por la espesura de la sierra!
    
Galium rotundifolium

viernes, 22 de mayo de 2020

BUPLEURUM BALDENSE


Un trasluz de sorpresas vegetales
    
Bupleurum baldense 
Bupleurum baldense 
Ocurre, más bien en verano, que uno se encuentra a pleno sol con una planta esquelética, que extiende sus ramas como pidiendo alivio del calor ineludible, que crece en pleno camino descarnado y pedregoso, que parece esconder un ramillete de florecitas amarillas entre brácteas apergaminadas, que… En fin, que uno se ve obligado a dedicarle un rato, inclinarse para verla mejor al trasluz y, ya puesto, recordar otras de aspecto similar, avistadas en un baldío herboso de Yesa.
Me encontré, pues, con esta planta en un sendero agostado, andando por el alto de Javier. Era un día caluroso, sí, como otros de primeros de julio de cualquier año.
    

Bupleurum baldense 
Y así inclinado, discurría que, si los árboles no dejan ver el bosque, el bosque, a su vez, no deja ver el suelo. Pero, como aquí estaba en el claro de un camino, tenía ocasión de llegar a ver el suelo, con sus arcillas y gravas de arenisca, donde había brotado esta escuálida plantita. Esas areniscas eran las mismas de las murallas del castillo de Javier y que antes defendieron el castro que se anuncia en los mapas Michelin, situado en este alto. 
Se anuncia… aunque es inútil buscarlo: los madereros han arrasado el lugar para poner pinos, clarearlos y cortarlos. Quedan, pues, estas gravas arenosas como testigos de la impunidad de la civilización incivil que arranca las raíces de su historia. 

Bupleurum baldense 


- ¡Hala!, deja ese tema y vuelve al suelo, que enfadarse perjudica seriamente la salud, que la necesitas para lo que sigue.  
Este suelo, hostil a la vegetación en su aspecto actual, corresponde al tipo Bupleuro baldensis-Arienarietum ciliaris 6220* 52204D, o dicho de otro modo, son pastizales terofíticos de suelos crioturbados (uno de los tres subtipos de pastizales xerófilos anuales calcícolas) 4.1.1.1, (Manual de hábitats de Navarra, pág. 234).

- ¡¿Cómo?! Me lo repita, porfa.
- ...
- Así que, ¿semejante caminacho se explica con tan enigmática jerigonza en el argot botánico? ¡Vaya, vaya!





Bupleurum baldense
Veamos. Los ejemplares de Yesa sí que estaban en un herbazal (pastizal) soleado (xerófilo) en suelo calizo (calcícola). El de Javier, por su parte, ha crecido en suelo alterado (turbado) por la actividad humana desde tiempos antiguos y por el frío (crioturbado). Ambos lugares entran, por tanto, en la categoría de pastizales terofíticos, entendiendo que son terrenos privados de su vegetación natural para convertirlos en campos de cultivo o caminos, luego abandonados y ocupados por plantas anuales, como éstas bupleurum. 
Bien, así está más claro, y queda claro que estas plantas no hacen ascos a la acidez de suelo: cualquier tipo de suelocalizo o silíceo, les sirve


Bupleurum baldense


Esta diversidad de suelos y plantas les conviene, entre otros insectos, a las mariposas. En estos terrenos caldeados, es donde encuentran plantas, como el bupleurum, en las que libar el alimento que les de la energía que precisen para su reproducción durante la estación canicular. Es cierto, también, que otros seres vivos de mayor tamaño se benefician del alimento conseguido con las plantas de este tipo de hátitats y que, a su vez, terminarán siendo nuestro alimento en forma de quesos y chuletillas al sarmiento. 
Si a estos deleites unimos saber que el bupleurum posee el flavonoide rutina, con efectos antiinflamatorios y analgésicos, sólo me queda esperar un verano saludable y placentero, rodeado de mariposas.





Pastizales…, o cómo pasta y pasto son más que una diferencia de género

Bupleurum baldense