Una familiar planta medicinal con reparos favorables
Verbena offiicinalis |
Verbena offiicinalis |
Nuestra recordada y hacendosa tía Marta, tenía dos devociones: el cíngulo de San Francisco que se lo ceñía con frecuencia, creo que,
para flagelar sus exabruptos verbales, y las verbenas, para remedio de todo
mal.
- Son mano de santo y ¡ranca de una puñetera vez, Matías!
-le increpaba a su marido-. A ver si no, cuándo, ¡cojona!, me vas a traer las putas
verbenas -y
chapaba las manos como platillos de banda musical-.
El tío Matías, rezongaba cualquier excusa, tomaba la
puerta y ¡ale! a recoger verbenas por los alrededores.
La entrañable tía Marta falleció bien cumplidos los
ochenta, edad longeva para lo habitual en la familia; ninguno de sus cinco
hermanos llegaría a cumplir sus años.
Verbena offiicinalis |
A mí, que era un mocoso, se me hacía que las verbenas eran
unas plantas, más que milagreras, trapaceras; pues mi adorable amoña María,
era partidaria de las pasmobelarras (anagallis arvensis), como remedio
infalible.
Ahora que distingo ambas plantas, me parece que la tía Marta estaba
más en lo cierto: las verbenas llevan en el nombre específico su carácter
curativo, officinalis (en referencia a las reboticas, las oficinas de la farmacopea).
Este carácter medicinal de las verbenas ha sido reconocido desde muy antiguo a
lo largo y ancho de todo el continente euroasiático, desde el Atlántico al
Pacífico, desde Navarra hasta China, nada menos.
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Son tantas la afecciones en las que se emplean las verbenas que le hacen
dudar también al botánico L.M. García
Bona de “si realmente es una planta medicinal o es simple consecuencia de
la fe que en ella se ha depositado desde siempre”, según leo en su detallada publicación:
Navarra.
Plantas medicinales. Y es que en la página de las verbenas enumera estos
usos: diurético, en afecciones de la piel, reuma, trastornos hepáticos, del bazo, del riñón,
astringente, febrífugo, para lavar heridas y llagas, en gargarismos contra las
afecciones de boca y garganta, contra la gripe y procesos infecciosos y, así
mismo, se preparan cataplasmas calmantes para aliviar los dolores de la
artritis, neuralgias, ciática, lumbago y dolores localizados.
¡Ah! Y con vino,
para la anemia, ¡qué menos!
Verbena offiicinalis |
Si se dice que cuando el río suena, agua lleva y si son
tantos quienes dicen que las verbenas les alivian de tan variadas dolencias, no
me queda sino admitir que “algo” tendrán para merecer tan amplio
reconocimiento. Ese “algo”, pues, es el que trata de dilucidar hoy día la
investigación farmacológica, algunos de cuyos numerosos resultados (3260) me
brinda san
Google.
Ya en el primero que abro y solo en el abstract
aparecen estos componentes: β-sitosterol, ácido ursólico, ácido
oleanólico, ácido 3-epiursólico, ácido 3-epioleanólico y triterpenoides menores
de derivados de ácido ursólico y ácidos oleanólicos; dos glucósidos iridoides,
verbenalina y hastatosida, un glucósido fenilpropanoide, verbascosido y
β-sitosterol- D -glucósido.
Necesitaría tres vidas para tener una ligera idea
de semejante berenjenal.
Verbena offiicinalis |
En ese galimatías bioquímico aparece la verbenalina, que por su
nombre debe de ser producto específico de las verbenas. Por ella o por vete a
saber cuáles de ellos, las verbenas pueden resultar tóxicas en
determinadas situaciones. Sabiéndolo, la industria agro-alimentaria se vale de
este efecto tóxico para el control del gorgojo del maíz y en
general de otros gorgojos que destruyen el grano almacenado e inducen la
conocida como enfermedad
del molinero. Según este estudio sobre la acción insecticida de las
verbenas, no parece que las concentraciones en forma de polvo o purín difieran
significativamente, resultando decisivas para la conservación saneada de los graneros.
Así es que de momento prefiero un talo de maíz a una
tortilla de gorgojos
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