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lunes, 23 de septiembre de 2019

SIMETHIS MATTIAZZI

Disculpas con flores recónditas de estos lares

Simethis mattiazzi
Simethis mattiazzi
Se acaba el verano y veo que no he atendido, una vez más, a las redes sociales. No se debe, según me amonesta alguien, a que sea sólo un rasgo de mi natural asocial (que también), sino que llegué al email trabajando y que el facebook fue ocurrencia sobrevenida, con escaso seguimiento por mi parte. Siento no haber respondido a quien me preguntaba si las potentillas se podía poner en jardín (seguramente), o por dónde habría hipéricos (el perforado, por cualquier ribazo) y otros asuntos que culpablemente no recuerdo. Eso sí, todos los días consulto el email, como trabajando, y de tiempo en tiempo, el blog. Uno tiene sus limitaciones y pido disculpas por no llegar a mucho más.
  
Simethis mattiazzi

Para blanquear mi mala conciencia me entretengo con esta planta de flores blancas y puras, que este verano volví a ver con Xabi en el lado norte de la sierra de Leyre, por Grúmalo. 
Es sorprendente el aspecto lanoso de los filamentos que sostienen los estambres, lana de finos pelos blanquecinos sobre seis tépalos blanquísimos. Tanta finura y delicadeza se refleja en su apelativo, simethis, nombre de una ninfa que se ocultaba en las agua del río Simeto de Sicilia y calificada de hermosa por Góngora en su Fábula de Polifemo y Galatea (la de tez como la leche).




Simethis mattiazzi
Ponerle un nombre mitológico a esta plantita se le ocurrió al botánico alemán C. S. Kunth, quien en 1843 publicó una enumeración de plantas entre las que figura el género Simethis en la página 619. Por aquellos años el latín era la lengua de comunicación científica y la cultura greco-romana, poblada por dioses y arrapiezos más sugerentes que los Batman y compañía de hoy día, era obligado conocer.
Lo que no cambió Kunth fue el nombre de la especie, matiazzi, apellido de uno de los sucesivos jardineros jefes del Jardín Botánico de Padua en la centuria anterior. El de Padua, iniciado en 1545, es el primero de los jardines asociados a una universidad, creado con carácter naturalista y científico.    


Simethis mattiazzi
Giulius Matteazzi (con e) estaría hoy día tan olvidado, como los incontables nombres de botánicos italianos de la Storia della botánica italiana de P. A. Saccardo (pág. 482), de no haber sido por Domenico Vandelli, quien le asoció a esta planta por acompañarle en sus expediciones botánicas. 
Desconocidas serían también las simethis más acá del frente atlántico (donde son habituales) de no ser por el voraz incendio de Guadalajara del 2005, que dejó verlas florecer en un terreno arenoso, como el de Leyre. Así mismo está localizada en la depresión de La Selva, en Gerona, y considerada su presencia como una reliquia de las épocas postglaciales cuaternarias.



Simethis mattiazzi
Algo de reliquia también debe de tener su presencia en Leyre por encontrarse en uno de los hábitat de interés prioritario de conservación de Navarra. Estos hábitats están amenazados de desaparición y cuya conservación supone una especial responsabilidad para la Unión Europea, según se recoge en la Directiva de hábitats de J. Peralta (pág. 41). 
Esto sería suficiente para que las admire sobre el terreno sin arrancarlas y deje las propiedades medicinales de las oximetilantraquinonas, ¡ja, ja!, de sus raíces para los laboratorios farmacéuticos, que ya disponen de variados laxantes para los constipados intestinales.
   


Primores albos de la sierra con resonancias mitológicas y del cambio climático inexorable

Simethis mattiazzi