Renacuajos que son flores o botones dorados para la piel de mendigos
Ranunculus bulbosus |
Ranunculus bulbosus |
Con la primavera avanzada, es frecuente ver por variados
lugares de los alrededores unas llamativas flores de un color amarillo intenso.
Si trato de seguir en Yesa el sendero que me dirige hacia el Puente de los
Roncales, me pararé a tomarles fotos. Cuando el Uno de Mayo vayamos en romería
a la ermita de San Juan en La Granja, podré verlos en la bajada al Aragón. En
otras fechas, avanzando el mes, estarán relucientes ante la Fuente de Liscar,
junto a la cantera o las veré en el borde de los campos de El Saso o en el
camino alto de La Sarda junto a enebros.
Ranunculus bulbosus |
Estos cinco pétalos de un amarillo luminoso forman una
flor que recibe un nombre refulgente: botón de oro, urrebotoia.
Este apelativo
resulta polisémico y por ello equívoco, puesto que se aplica a plantas bien
diferentes, pero que todas tienen flores de pétalos amarillos brillantes. Esta
ambigüedad trató de evitar Carl Linæus en su obra Species Plantarum, publicada
en 1753, en donde empleó con rigor la nomenclatura dicotómica, dos palabras
latinas, para designar cada planta.
Ranunculus bulbosus |
La nomenclatura dicotómica ya era usada con anterioridad,
como se aprecia en la versión del Dioscórides de Andrés Laguna de mediados del
S. XVI. Aunque con el ranunculus lo tuvo difícil, ya que a sus cinco especies
las distinguió poniéndoles números ordinales. Los nombres suelen ser palabras
latinas, aunque resulten con frecuencia ser traducción del griego, como ocurre
con el ranunculus, que viene a ser ranita o renacuajo, según los gustos. El porqué a esta planta de flores doradas los griegos llamaban βάτραχiοv, batracio
o rana, es algo que ni Iker Jiménez nos lo puede desvelar.
Dioscorides - Materia Médica - Andrés Laguna |
Ranunculus bulbosus |
Lo que sí nos desvela Andrés
Laguna es que es una planta corrosiva, sobre todo la quinta
especie, que tiene la raíz en forma de nuez, esa nuez que debe de ser el bulbo de el bulbosus.
Este poder corrosivo usado en emplastos tenía múltiples aplicaciones
curativas: “arrancan uñas corruptas, castran la sarna, derriban las verrugas,
sanan las alopecias, quitan el dolor de muelas”. Hoy se conoce que el elemento activo es el
glucósico ranunculina, que se hidroliza y se trasforma en un aceite altamente urticante.
Ranunculus bulbosus |
Esta propiedad urticante, según anotó Laguna de su
cosecha, era empleada por los mendigos de su época para “hazerse llagas, para
conmover mas los animos, y con esta industria coger mas limosna”.
Así es como El
callejón de los Milagros de El Cairo, con su especialista en el
oficio de producir heridas a mendicantes, debió de prolongarse en una amplia
avenida por el imperio
en el que no se ponía el sol y donde el oro brillaba en los botones y los retablos a
orillas del Tormes.
Pronto vuelveremos a ver estos botones dorados, pero por
senderos menos rutilantes que los imperiales
Ranunculus bulbosus |