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martes, 18 de septiembre de 2012

MERENDERA MONTANA

La merienda que no prueban las ovejas
Merendera montana
Merendera montana


Al acabar el verano, las merenderas florecen por los montes (montana), los bordes de los caminos o los faitíos del pueblo. Cuando los calores del estío remiten  y los días son más cortos, sus seis tépalos se abren  y dan color al otoño. 
Los pastores sabían que había llegado la hora de retornar por los caminos de la transhumancia a los abrigos de invierno: estaba en flor la aventapastores o despidegañanes, incluso espantavisitantes (Canfranc), pues con nombres de este tipo se la conoce también.




Merendera montana






Esta planta bulbosa es endémica de la península ibérica. El nombre botánico, merendera, (flor de la merienda, askari lorea) hace referencia a la comida de media tarde. Al parecer alude al hecho prescindir de la merienda  en el medio rural al acortarse el día: quitameriendas, escusameriendas. 
El botánco francés Louis Ramond de Carbonières (1755-1827) la conoció en sus excursiones por el Monte Perdido y fue quien le aplicó este nombre, que se le daba en el Alto Aragón, y con él distinguirla del azafrán de otoño.



No se puede emplear en alimentación y los rebaños la evitan: es tóxica (mataperros). Entre sus componentes se encuentra un alcaloide, la colchicina, que interfiere en el desarrollo cromosómico celular. Con todo, en el S.XVIII Anton von Störck ya la empleó en el tratamiento de la gota, pero, ¡cuidado!. Actualmente tiene múltiples usos farmacológicos, además de emplearse como antiinflamatorio.

Merendera montana