Buches abiertos que asoman entre las hojas de una benéfica mala hierba
Lamium purpureum |
Lamium purpureum |
Esa mañana soleada de marzo, el viento suave venía del sur. Desde esa zona del saso veía el sentido del humo de las chimeneas de la papelera de Rocaforte sin que, afortunadamente, no-tara su olor. La placidez del momento me llevó a figurarme que los destellos de las aguas del barranco de Bustos los producía el peine dorado de una lamia, que indolente ahuecaba su larga cabellera entre los juncos. Pues sí, que lamias haberlas haylas, según las mitología vasca o griega. Con este nombre de cariz mitológico, el naturalista romano Cayo Plinio se refirió a una planta de aspecto de ortiga suave, no urticante, como esta lamia de hojas algo purpúreas y flores con forma de boca abierta.
Lamium purpureum |
Luego, en el S.XVII vino J.P.Tournefort y fue como si el olor apestoso de la papelera hubiera borrado todas las imágenes poéticas de aquella mañana. Vino a decir que eso de las lamias era divertido y propio de cuentos para asustar a ni-ños; en fin, que era el ejemplo del poco caso que ha de hacerse de este tipo de etimologías (pág. 152). Bueno, ¡qué se la va a hacer! Nuestro gozo en un pozo, en el de las lamias, por supuesto. Al menos, me servirá como recurso nemotécnico para recordar su nombre cuando la vea en la cuneta de la carretera entre latas y plásticos.
Lamium purpureum |
Como recurso curativo, si no alimentario, debió emplearse esta ortiga púrpura desde muy antiguo. Al parecer se han encontrado restos de ella en yacimientos arqueológicos de la edad del bronce. Suele ocurrir que una afirmación como ésta (Evidence of the plant has been found in Bronze Age deposits) se copia y repite en incontables referencias sin que se dé noticia de la fuente de la información. En esta ocasión he te-nido suertecilla para dar con el informe del hallazgo, sin que haya hecho falta tanta como la que tuvieron quienes acometieron una canali-zación en Hillfarrance, en la región inglesa de Somerset y se encontraron con el yacimiento prehistórico.
Lamium purpureum |
Hallazgo, y no pequeño, fue advertir en épocas pretéritas los poderes curativos de este lamio para dolencias bien diversas: como astringente, diaforético, diurético, estíptico y purgante, se-gún se recoge en más de un lugar. Que se em-pleara para dolencias en apariencia contradictorias, ya fue advertido en 1784 en la Historia de las Plantas de España redactada por don Joseph Quer, Cirujano Consultor del Exército, Académico del Instituto de Bolonia, de la Real Academia Médica Matritense y Primer Profesor del Real Jardín Botánico de Madrid, que, como se ve, fue persona de reconocido presti-gio y pluriempleada, para serlo en tiempos de costosos desplazamientos con caballería de posta.
Lamium purpureum |
Este histórico interés farmacológico ha condu-cido a investigar con rigor sus componentes bioquímicos y sus posibles aplicaciones medi-cinales. Sus efectos bactericidas han llevado a comprobar que la presencia de este lamio pue-de ser de útil para la protección del desarrollo de otras plantas de interés alimentario, o a im-pedir el desarrollo de otros seres vivos que in-terfieren en el desarrollo productivo de algunos cultivos. Así mismo se han examinado qué componentes pueden tener efectos prebióticos, antioxidantes e inmunoestimulantes para su empleo en la salud vegetal y humana.
Plantas de apariencia irrelevante,
los lamios esconden mitos, historia y complejas investigaciones
Lamium purpureum |