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lunes, 2 de diciembre de 2024

RHAGADIOLUS EDULIS

    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
Las estrellas se hacen comestibles

Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
     Son varios los años que he tenido ocasión de pasear por la foz en primavera y tomar fotos de estas plantas con flores compuestas amarillas que se abren junto a la pared rocosa, justo antes del primer túnel viniendo de Lumbier por la vía verde del Irati. Soy uno más de los cientos de personas que se detienen en ese punto a mirar la profunda brecha trazada por el río, aunque sólo después de detenerme junto al corte calizo junto al que crecen estas plantas llamadas: ¡uñas del diablo! No es de extrañar, pues, que en el otro extremo de la foz se halle el arruinado Puente del Diablo. 
Todo muy romántico.
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
       Me resultó curiosa la forma palmeada de la disposición de las semillas y por eso me pareció una planta fácilmente identificable. Esa forma radial o estrellada, similar a las estrellitas que cuelgan por las calles árboles en estas fechas prenavideñas, le sugirió al médico y botánico Joseph Gärtner (1732-1791) el nombre de la especie: Rh. stellatum. Esta especie es la única que figura en las Claves Ilustradas de Aranzadi y el IAN o el Catálogo florístico de Navarra como presente en esta zona de Península y con este nombre la registré en años sucesivos.
  
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Pero ahora, al buscar información sobre el género Rhagadiolus, vi que J. Gartner había constatado y detallado otra especie: Rh. edulis y que son las dos las reconocidas internacionalmente en el Índice Internacional de Plantas, IPNI, de este género. Además, en Flora Ibérica se incluía sorprendentemente a Navarra en el listado de provincias con presencia de la especie Rh.edulis. Leyendo ahí las descripciones me enteré de que la diferencia entre las dos especies está en el número menor de semillas en forma uña, cinco o seis y una interior, y en la forma lirada de las hojas inferiores, caracteres repetidos en las fotos que tengo. 
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Me desconcertó que esta especie, junto a la que desfila tal número de personas cualquier fin de semana, no hubiera sido reconocida. Me quedaba recurrir a M. Lorda, autor del Catálogo Florístico, quien amablemente me explicó que no figuraba en el catálogo porque hacía muchos años que nadie había confirmado su presencia en el territorio. Me advirtió que hay constancia de que el gran botánico navarro J.M. Lacoizqueta (1831-1889) la tenía referenciada en Velate, como expresó en la comunicación que en 1883 publicó en los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural (T.13. pág. 131-225) con el nº404 del Catálogo de las plantas del valle de Vertizarana, avistada en junio. 
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Tras la confirmación, tuve que cambiar el nombre a todas las fotos, y pasar de las uñas del diablo estrelladas a las uñas del diablo comestibles. Espero que las canciones a las estrellitas navideñas hagan que esta información sea poco escuchada y pronto olvidada, no sea que en primavera se ponga de moda aderezar las ensaladas con sus hojas y haya quien se dedique a pelar las plantas en vez de mirar correr el río por la foz.  
   
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Y no estaría de más que los cuidados de esta Reserva Natural  incluyeran, además de los cielos y las rapaces, el suelo y sus plantas, porque puede haber joyas botánicas que no son estimadas por pasar desapercibidas.  
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
Llega el invierno con sus luces y uno se encuentra con plantas que no distinguió en primavera
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo

domingo, 24 de noviembre de 2024

FRAXINUS ANGUSTIFOLIA

     
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

Un árbol mágico en más de un sentido

 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    Van pasando los días templados del otoño y los cambiantes colores de las hojas llegan al suelo y leo en mi ejemplar de La vida secreta de los árboles una observación que es más que una dedicatoria: “Tú observas a ras de tierra, a mí los ojos me suben a las copas de los árboles… pero, todo es parte de la misma maravillosa Naturaleza que nos une”. Es que Teresa es fotógrafa y este otoño ha vuelto a ver con admiración el cielo a través de las copas de las hayas. Uno, además, ha preferido sentarse en verano bajo los fresnos grandiosos y solitarios, diseminados por El Saso, y verlos cambiar de aspecto, ahora que llegan los fríos.
   
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    Estos fresnos de hoja estrecha (angustifolia) florecerán de nuevo en primavera por las riberas del Irati y del Aragón, junto al camino de Aspra, por los arroyos del Sasillo o junto a las casas, dándoles sombra. Dentro de unos meses, las yemas parduzcas se abrirán para dejar paso, primero a las flores y luego a las hojas. 
  
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
         Advierto que para esta especie de fresnos las estrecheces se limitan a las hojas: son fresnos polígamos, con dos tipos de flores bien diferenciadas, como es práctica generalizada en la familia de las oleáceas, que en tiempo de sequía producen sobre todo flores masculinas; con lo cual nos quedamos sin olivas y suben los precios, que no veas. 
   
flores femeninas
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
Fores masculinas
 
    La primavera será, además, el momento de recordar el carácter mágico de nuestra relación con el fresno, porque, según la mitología germánica, Adán no fue modelado con barro del Edén, sino con madera de fresno. Con este precedente, tiene sentido colocar una rama nueva sobre la puerta de la casa en la noche de san Juan con función protectora y de pervivencia. Por aquí, sin embargo, deben de considerar con escepticismo este tipo de creencias, aunque sí se ve exponer en los balcones el laurel bendecido el Domingo de Ramos.
       
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

    Por fortuna, no toda mitología es sagrada y los usos de la madera de fresno han sido variados. Ya en época romana, y según el gaditano Lucius Columela en De arboribus, las hojas eran alimento de ovejas y cabras. La madera de estos fresnos se tiene por resistente y flexible y por ello empleada en la fabricación de varales y ruedas de carros, además de mangos de herramientas y de azadas. Por su color y veteado, la he visto empleada en cabezales de camas, cuando la ebanistería era artesanía y no estaba dominada por los pinos de la carpintería sueca. 

 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    En estas fechas, los fresnos ya han perdido las hojas, pero mantienen por un tiempo los ramilletes de semillas, las sámaras. Parecería que con las sámaras quieren proteger a las semillas de un golpe fatal al llegar al suelo, ralentizando la caída por medio de un ala envolvente. Este artilugio, quizá, pudo inspirar a Juan de la Cierva la creación del autogiro, pero lo cierto es que el movimiento rotatorio de las sámaras ha intrigado a los físicos, que lo han analizado y descrito con fórmulas complejas, dignas de una aguda inteligencia natural
¿Y quién conoce cómo los fresnos han llegado a ese grado de inteligencia?
      
Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

    Esa misma inteligencia la aplican los fresnos para defenderse, sin necesidad de misiles balísticos, sino con agallas, en su doble sentido. Las agallas tienen forma de coliflor y con ellas se defienden de ácaros (Aceria fraxinivora), y de orugas, cochinillas y pulgones, con compuestos fenólicos variados. Estos vienen bien a nuestra salud, acreditados por la práctica médica tradicional y moderna

Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    En justa reciprocidad, la plaga de hongos (Chalara fraxinea), que recientemente está diezmando las fresnedas del norte de Europa, está siendo investigada y combatida. Ojalá contengan a los hongos intrusos y sigan disfrutando por esos lares de semejantes maravillas arbóreas.   
   
Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
Seguiré el consejo dedicado: levantaré la mirada y quizá algo escuche
    
Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

martes, 29 de octubre de 2024

CAREX BREVICOLLIS

Carex brevicollis

Esto va del valor de la variabilidad de las plantas

Carex brevicollis
    En Gran Bretaña era posible comer una manzana diariamente durante cuatro años sin probar dos veces la misma variedad, explicaba Dan Saladino, periodista de la BBC Radio en una entrevista en enero. Esto ya no es posible por que el interés por variedades vegetales más productivas ha reducido la diversidad de cultivos y la biodiversidad, imprescindible ésta para la supervivencia humana, según advierte Guillermo Altares en el artículo de 2024/10/20 titulado: “Un cesto de manzanas contra el fin del mundo”. 
   
Carex brevicollis
    A esto hay que añadir que las concentraciones parcelarias han hecho desaparecer lindes y caminos, en los que florecían multitud de plantas silvestres que hacían visible y daban espacio a la diversidad vegetal. Recuerdo, pero a la inversa, aquello de que “no hay bien que por mal no venga”. Por todo esto, las alturas están resultando el refugio de plantas singulares, como esta cárex, que tiene la característica de ser, al parecer, la única especie tóxica, entre las de su género, para la ganadería que pasta por nuestros montes. 
   
Carex brevicollis
    El carácter tóxico de las cárices de cuello breve (brevicollis) se considera una estrategia de defensa contra los herbívoros. Tras su ingesta sufren trastornos que, durante la gestación, resultan mortales para las crías, particularmente a principios de verano. La toxicidad se debe a dos alcaloides que se encuentran en estas cárices: la brevicarina en las flores y la brevicolina en las hojas.
      
Carex brevicollis
         Pero ¡cuidado!, que esta toxicidad protectora quizá no la produce esta cárex, sino los hongos microscópicos que invaden sus flores y hojas, imperceptibles a simple vista. Estos hongos han sido estudiados por investigadores del CSIC y de la UPNA con plantas de la sierra de Urbasa, encontrando 14 especies de hongos, nada menos. Entre estos hongos el Biscogniauxia nummularia infecta también a las hayas desfavorablemente y puede ser el origen de la toxicidad de esta cárex. ¡Los nombres que han debido inventarse para tanta diversidad natural! 
    
Carex brevicollis
       Pero no acaba aquí la cosa. Se preguntan los investigadores si los alcaloides tóxicos los producen los hongos invasores o si los generan las cárices mismas, estimuladas por los hongos. En las conclusiones de otra comunicación, dan mayor verosimilitud a esta segunda hipótesis, sin que por el momento den por zanjado el asunto. Y de esta manera, la alarma provocada por la toxicidad de la Carex brevicollis ha llevado a descubrir unos alcaloides que la farmacopea moderna emplea como antitumorales, antivirales y antibacteriales (Cao et al., 2007), nada menos. 
Y ahora sí: no hay mal que por bien no venga.
   
Carex brevicollis

Una vez más se confirma que de la variabilidad saltan las sorpresas

jueves, 24 de octubre de 2024

CHAENORHINUM ORIGANIFOLIUM

Chaenorhinum origanifolium
Es otoño, ¡¡respira!! 
    
Chaenorhinum origanifolium
    Es la invitación de la revista el viajero del domingo 20 de octubre: “Es otoño, respira”. Obedezco, qué remedio. Abro la ventana y vuelve a llover. ¡Ja! Respiro el aire húmedo que trae el viento y me digo que más me vale ponerme a revisar fotos que en su momento se quedaron sin nombre. Viéndolas, respiro recuerdos de las excursiones de este y otros veranos por la sierra de Leyre. Me veo respirando por el camino de la fuente de san Virila o en el mirador, bajo El Rallar, por donde me encontré con varias matas de Chaenorhinum origanifolium.
   
Chaenorhinum origanifolium
    He tenido que escribir el nombre botánico de la planta porque, según el estudio nominativo y descriptivo de Flora Ibérica, no tiene nombre reconocible ni en castellano ni en euskera. Florece por más de veinte provincias de la península sin que hayan encontrado pastores o excursionistas interesados en darle nombre. No me parece que a llamarla becerrilla pequeña sea para tenerlo en cuenta. Tampoco he encontrado publicaciones que traten de su valor medicinal, composición bioquímica o su interés ornamental, salvo que la busquemos entre los vendedores plantas.
   
Chaenorhinum origanifolium
    Y no es que fuera una planta descubierta recientemente, no. Ya mediados del S. XVIII la incluyó Linneo en su obra Species plantarum con el nombre de Antirrhinum y la sitúa en los Pirineos. En 1844 el médico y botánico bohemio V. F. Kosteletzky publicó el índice de las plantas del Real Jardín Botánico de Praga (Index Hort. Bot. Prag.) con ilustraciones y situó en la lista el nombre Chaenorhinum, que es el que perdura con una sola ‛r’. 
¡Lástima! no he conseguido ver alguna de esas ilustraciones; Google también tiene sus limitaciones.
    
Chaenorhinum origanifolium
    Este nuevo nombre, Chaenorhinum (boca abierta), se debe a la forma de la corola de la flor, que facilita la entrada de los insectos para contribuir a la fecundación. Al menos en una foto se ve un pequeño escarabajo que irá a lo suyo. Este nombre hecho con raíces de palabras griegas me suena estridente, como un chirrido; bien distinto, delicado y poético, el nombre en inglés: blue dream (lo urdin y sueño azul, en lenguas ibéricas). 
¡Ah! Y no confundirla con el híbrido también llamado blue dream, que ni color. ¡Por favor! 

Chaenorhinum origanifolium
    Colgadas por las paredes calizas de las sierras, como en Leyre, han quedado para ornamento silencioso de las sendas montañeras de la Península y del oeste mediterráneo. Su hábitat son los roquedos calcáreos que comparte con el culantrillo menor o el té de roca, sin compartir los efectos béquicos del primero y carminativos del segundo. 
Discreta que es una, ¡qué le vamos a hacer!

Chaenorhinum origanifolium
    Parece que la Chanorhinum, como todo viviente y pese a estar enraizada, tiende a buscar nuevos espacios… y del sur voló al norte. En 1990 se detectó por primera vez su presencia en Holanda y pasados veinte años ya se localizaba por las tapias en noventa lugares de los Países Bajos. Y ¡claro! ahí le pusieron el nombre de una planta ya conocida: la mejorana, una especie de orégano. Se debieron figurar que el parecido de las hojas con el orégano (origani-folia) era suficiente para asimilarlas. 
Chaenorhinum origanifolium
Respiro los colores templados de otoño entre sueños azules de verano

Chaenorhinum origanifolium

miércoles, 21 de agosto de 2024

EUPHRASIA STRICTA

Euphrasia stricta 
Una vuelta por la sierra es garantía de satisfacciones íntimas
 
Euphrasia stricta 
    Al otro lado de la sierra, mirando al norte, el calor del verano se soporta mejor bajo las hayas. Me acompaña Eduardo Galeano, que va en silencio, porque lo tortuoso del camino hace que Las palabras andantes no anden y sigan encerradas en el libro que leeré sentado a la sombra. Yo le hablo de las plantas que veo por la senda, de algunas recuerdo su nombre, en ocasiones las saludo con una foto y puntualmente me detengo a charlar con alguna. Eso es precisamente lo que hago con estas pequeñas eufrasias. ¡Vaya, una mosca de la hierba se me ha adelantado! 
   
Euphrasia stricta 
    Le digo a Eduardo que recuerdo que las palabras tenían casa en El libro de los abrazos. Me recita: “A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.”
 
Euphrasia stricta 
    Las plantas de la sierra no están encerradas en frascos, están al aire libre, ¡sólo faltaba! Y me parece que las flores, como las palabras enfrascadas, ruegan a los paseantes que las miren, las huelan, las toquen, sin que haga falta probarlas. Si los poetas del sueño iban buscando lo desconocido, uno se encuentra cada año con plantas ya conocidas, que renuevan su encanto y sus misteriosas virtudes. Y sí, un cierto deleite es lo que produce ver un año más estas pequeñas eufrasias, que en su nombre griego llevan el sabor de la alegría, del regocijo, del encanto.
    
Euphrasia stricta
    Regocijo es el que debían manifestar las personas con afecciones oculares al notar mejoría en sus dolencias tras los tratamientos que la farmacopea tradicional realizaba con las partes superiores de estas plantas. Y en este caso, algo de verdad debía de haber cuando las virtudes de los principios activos de estas eufrasias son numerosos y de efectos variadísimos, según los doctores Peris, Stübing y Romo de la facultad de farmacia de Valencia y de botánica de Barcelona en su tratado de Plantas medicinales

Euphrasia stricta
    Sólo apunto que sus misteriosas virtudes se deben a los iridioides terpénicos. que tienen efectos antimicrobianos; a los lignanos, que son antiinflamatorios; a la colina que, como nutriente de la vitamina B, regula la memoria y el estado de ánimo; o al ácido pirúvico, clave para el metabolismo de la glucosa. Volviendo a los ojos, el tratamiento de la conjuntivitis y de la blefaritis (inflamación de los bordes de los párpados) tiene un exitoso tratamiento con eufrasias, más aún si son de la especie “stricta”. Así que nada tiene de extraño que en euskera se la llame sendikusa (sanadora de ojos) o begi-belarra (hierba de los ojos).
     
Euphrasia stricta
     
    Otra de sus curiosidades consiste en ser planta hemiparásita, al menos las de por aquí. Es decir, que sólo viven a medias a cuenta gorra de las raíces de otras plantas, por si acaso o para que no se diga. Además, no son exclusivistas al escoger su hospedante. Visitan familias tan diversas como las leguminosas, los llantenes, las compuestas, las gramíneas, helechos, pinos y otras. Las de por aquí han encontrado alojo entre hierbas perennes (Brachipodium pinnatum), que forman macollas, para tener en su proximidad forma tranquila de subsistencia. 
     
Euphrasia stricta
Incisivos son los relatos de Eduardo Galeano que me abren los ojos al encanto floral de la sierra
     
Euphrasia stricta

martes, 21 de mayo de 2024

HELIANTHEMUM OELANDICUM

 Unos soles floridos muy de por aquí con referencias suecas 

Helianthemum oelandicum        Mirasoles 
    
    Tenemos un mes de mayo fresquito y con lluvias frecuentes, que han venido a tiempo para verdecer los sembrados y presentar unas viñas des-pampanantes. Esto no ha impedido que también se cumpla lo de mayo florido y hermoso, con abundante floración por doquier. A esta cita anual no han faltado los mirasoles de la sierra, Helianthemum oelandicum, que están preparados para florecer también en épocas cálidas y en zonas pedregosas con escaso suelo húmedo.
 
Helianthemum oelandicum        Mirasoles
       Estos mirasoles (helios – anthemun), sol florido, me permiten ver en ellos el sol y quedar encantado con su resplandor sin deslumbrarme. Me ilusiona suponer que algo parecido le debió ocurrir al naturalista sueco Karl Linnaeus, cuando admiró estas jarillas amarillas en el alvar de la isla Öland en su visita del año 1742. Esta planta, escasa en Suecia, pero muy abundante en esa isla (unida hoy al continente mediante un puente de seis kilómetros), llevó a Linnaeus a especificarla con el nombre de la isla: Cistus oelandicum.

Helianthemum oelandicum        Mirasoles

    El alvar de la isla Öland, calificado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, es el mayor de Europa. Esta isla se elevó sobre el nivel del mar al término de la última glaciación, hace doce mil años, ósea, hace dos telediarios geológicos, como quien dice. Por ello, ha resultado un lugar ideal para estudiar la variación genética que se ha producido en los mirasoles, precisamente, en tan corto período de tiempo, y su reflejo en el aspecto peloso de la planta.

Helianthemum oelandicum        Mirasoles
    Para rematar, a la evolución geológica y genética hay que añadir la nominal. A los años, el suizo Pyrame de Candolle presentó una descripción detallada de estos mirasoles en su taxonomía botánica Flore Française (año 1805) con el nombre Helianthemum, pero conservando el nombre de la isla sueca para denominar la especie. Estudios posteriores han seguido con la distinción de géneros, especies y subespecies, hasta distinguir cinco de estas con el nombre específico oelandicum. Los que veo por aquí son canosos en el envés de las hojas; aunque debe de haberlos no tan canos. Habrá que verlos.
   
Helianthemum oelandicum        Mirasoles
    Esta variabilidad de especies se debe en buena parte a que las flores no se fecundan con el polen de sus mismos estambres. Como tienen el bendito capricho de fecundarse con polen de otros mirasoles necesitan el concurso de avispas (Ceramius tuberculifer). Éstas colaboran tan ricamente alimentándose del polen y sirviéndolo a sus larvas. Es otro caso de sabiduría colaborativa insectos-plantas, cuyo lenguaje para entenderse no conozco que se haya llegado a descifrar.
    
Helianthemum oelandicum        Mirasoles
    Y no podría faltar una mención a los valores medicinales de los mirasoles. El mismo Pyrame de Candolle, doctor en medicina con una tesis sobre los valores medicinales de las plantas, hoy se felicitaría al ver cómo la farmacopea actual sigue sus pasos y estudia los componentes bioquímicos de las plantas que él describió. Entre otros muchos, el estudio publicado por investigadores de la Universidad de Ankara menciona valores antioxidantes, antiinflamatorios y antiglucémicos, que son prometedores para el control de la diabetes. Ya me basta; que no es para mí el listado de estudios al pie del artículo.

Helianthemum oelandicum        Mirasoles
Las vueltas que da la vida... y las que podrá dar mirando al sol
     
Helianthemum oelandicum        Mirasoles