Una planta de ambiente bucólico, que se ha enredado con la historia
Vinca difformis |
Vinca difformis |
En la margen izquierda del Irati, a día de hoy, frondosos chopos protegen una zona umbrosa junto al puente de hormigón armado, que durante décadas soportó el rodar vacilante del tren y que mostraba entonces un aspecto desolado. Una vez bajada la soleada calle Chocarrera, uno se acerca a la sombra de la orilla, animada por el correr del agua una fuente, el sonido del río, la intrincada vegetación de ribera y el colorido verdiblanco de las vincas que ocultan el sendero. El actual aspecto bucólico del lugar, ahora me entero, es un indicador del cambio climático ocasionado por el aumento de CO2, que hace que la Tierra sea más verde que cuando el tren cruzaba el puente, según un estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
Vinca difformis |
Las vincas (amitzak, en euskera) tienen un nombre con resonancias latinas (vincular, unir: al parecer de algunos, servían para entrelazar coronas). Aparece citada por Plinio en su Historia Naturalis como vinca pervinca; si bien sólo la menciona de pasada, señalando que se emplea para hacer labores y figuras o suplir la falta de otras en los jardines. Carlos Linneo recogió este nombre en su clasificación de las plantas Species Plantarum. Luego, avanzado el S.XVIII, fue el botánico narbonense P.A. Pourret quien describió las características de la especie difformis.
Vinca difformis |
Pues bien, Pourret fue un abate que no se plegó a las condiciones impuestas en materia religiosa por los revolucionarios franceses y se exilió en España con su bagaje científico y religioso, en dirección opuesta a la que se viajaría desde estos pagos en los dos siglos posteriores. Fue nombrado profesor y director del Jardín Botánico de la Universidad de Barcelona, subdirector del de Madrid. Pasó a ser canónigo de la catedral de Orense y, luego, canónigo-tesorero de la de Santiago de Compostela, donde enseñó y murió. Legó su estimado herbario a la Facultad de Farmacia y hoy día se conserva en la Complutense. ¡Hurra por Pourret!, un francés que en aquella época convulsa nos dejó algo bien distinto de pólvora y teas, con las que otros incendiaron San Sebastián.
Vinca difformis |
Durante muchos años no hizo falta la descripción de los detalles de esta vinca para que los boticarios y curanderos la identificaran y la emplearan en tratamientos curativos de los más diversos achaques. Son numerosas las webs que enumeran las múltiples aplicaciones; sirva como ejemplo la de Buena Salud, en la que se mencionan doce, si no me he dejado alguna. Efectos tan dispares, por necesidad han de tener resultados contradictorios.
Por fortuna, en más de una web se advierte de que puede tener efectos secundarios, que se deben tener en cuenta antes de usarla en forma de extracto líquido, polvo, tintura o infusión. De esta manera, se advierte de que pueden ocurrir alteraciones linfáticas y hematológicas graves.
No sé, con todo, si estos efectos nocivos se darán también cuando se toma bajo la forma de vino aperitivo.
Vinca difformis |
Una vez más, la pista de los usos tradicionales ha llevado a investigar los componentes bioquímicos de las plantas y a averiguar los efectos constatables sobre los más variados aspectos de la salud alterada o por alterar. De esta manera se ha encontrado que esta vinca tiene un alcaloide que se le ha puesto el nombre de vincamina (para qué andar a vueltas con el nombre), que tiene efectos vasodilatadores. Además de efectos adrenolíticos sobre el sistema simpático y efectos espasmolíticos para calmar los impulsos involuntarios de ciertas dolencias neurológicas.
¡Vamos! que las vincas han resultado ser una mina para la farmacopea moderna y la calidad de vida de muchos de forma segura.
Habrá que convenir
que no hay mal cambio climático que por bien no venga
Vinca difformis |