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viernes, 2 de mayo de 2025

ANEMONE CORONARIA

Anemone coronaria

 El viento se siente en el nombre de las anémonas
    
Anemone coronaria

    Era mediodía y la esplanada del Castillo de Javier estaba esplendida de luz. Los novios salieron de la iglesia y descendían sonrientes por la escalinata, cogidos de la mano, hacia los familiares, amigas y amigos que los esperaban. La novia, de blanco, cuidando de no tropezar, llevaba un ramo de anémonas azules en la mano. Le faltaba completar el rito de volverse y lanzar las anémonas a las amigas. Al hacerlo, una ráfaga de viento (anemoi) se autoinvitó a la fiesta y dispersó las flores. Entre risas, comentaba los invitados que la ráfaga había provocado que hubiera más de una afortunada por recoger alguna flor, según promete el ritual. 
   
Anemone coronaria
    Pero, el viento, para reservarse alguna de las anémonas, las sopló hacia el sur, al talud herboso más allá de la esplanada. Ahí debieron fructificar y asentarse: habían encontrado dónde multiplicarse sin temor de que la tijera del jardinero las reuniera en otro ramo de boda. Y floridas las encontró José Manuel Marcos, agudo observador y dadivoso horticultor, en la javierada de este año, rozagantes y asilvestradas, y me lo hizo saber. Hasta ahora no había noticia de tenerlas registradas como asilvestradas en Navarra.

Anemone coronaria

    El valor ornamental, debido a su vistosidad, ha debido de ser causa de los múltiples estudios publicados sobre sus cualidades biológicas y condiciones de cultivo, desde que Carlos Linneo ya la tuviera localizada en Constantinopla. Por eso mismo, la jardinería, ocupada en la reproducción, se ha interesado por sus sistemas de polinización, que fomentan la obtención de mejores semillas. Al parecer, no son plantas que se autopolinizan, sino que son el viento y los insectos quienes se realizan el intercambio de polen entre las flores: abejas melíferas o solitarias y moscas. 
Eso es, nada de lugares cerrados.

Anemone coronaria

    Y no sólo esto, sino que también se reproducen con más abundancia en praderas frecuentadas por ganado que se alimenta básicamente de plantas herbáceas. La siega natural de las hierbas hace que la radiación solar sea mayor a nivel del suelo y se favorezca el desarrollo de otras plantas, como son estas anémonas silvestres. 
Pero, también hay un pero; el aire libre tiene el inconveniente de la difusión de las esporas de los hongos. Las esporas encuentran acomodo en las hojas de las anémonas y producen botritis, roya, mildiu, oídium, la mancha negra, etc. Como para quejarme de un catarro.

Anemone coronaria

    La especie coronaria, a diferencia de otras especies de anémonas monocoloras, tiene varias coloraciones: roja, blanca, azulada o púrpura, y gran número de variedades, resultado en ciertos casos de hibridaciones obtenidas por los jardineros franceses del siglo XVIII. En el siglo anterior, el jardinero Bachelier viajó a Constantinopla y volvió con semillas de esta especie. Las cultivó en su jardín sin permitir su difusión, orgulloso de sus vistosas flores. Pero estas hijas del viento (ανεμώνη) vieron en un visitante la oportunidad de escaparse en su capa, para deleite general, conocimiento de Linneo y sorpresa nuestra. 

Anemone coronaria

El viento nos ha devuelto al espacio abierto anémonas domesticadas 

Anemone coronaria

viernes, 28 de febrero de 2025

MINUARTIA ROSTRATA

Minuartia rostrata
    “Ya es tiempo de que la piedra se avenga a florecer”
   
Minuartia rostrata
    En este invierno de temperaturas suaves, nos puede parecer que los acordes de La Consagración de la Primavera han resonado con unos días de adelanto para llamar a florecer. La frase entrecomillada es del poema Corona de Paul Celan, que abre el comentario de Lidia Jorge a la película “Aún estoy aquí”. (El País, 2025-02-23). Si ya es tiempo de que las atrocidades de las tiranías se pongan de manifiesto, es tiempo, un año más, de que las piedras de Las Leras de la sierra de Leyre llamen a asomarse por sus grietas a estas minuartias, que dirán también: aún estamos aquí.

Minuartia rostrata
    No parece que esta planta tenga un nombre popular, así que la llamaré minuartia, el nombre que le puso el botánico sueco Pehr Löfling, discípulo de Linneo. Este botánico anduvo a mediados del S.XVIII por la España ilustrada de Carlos III y recolectó mil cuatrocientas plantas de flora matritense. Löfling fue quien dio nombre a este género de plantas con el apellido del botánico Joan Minuart. Este ilustrado catalán fue boticario militar y tomó parte en la creación del Jardín Botánico de Madrid en 1755, coincidiendo por esos años con el sueco en la capital del reino. Y así, cuando Linneo tuvo noticia de esta planta, la incluyó con ese nombre en el primer tomo de su Species plantarum, reconociendo que “Habitat in Hispania”.


Minuartia rostrata 
    Entre las tres especies que describe Linneo no figura la rostrata. Löfling le pasaría a su maestro información de las tres especies que distinguió en los alrededores de Madrid, pero entre ellas no estaba la rostrata. Esta especie se encuentra en la cordillera Cantábrica oriental y en el Pirineo y poco más en la Península; si bien, es frecuente en los montes del sur de Francia, norte de Italia y Suiza.
    Lo de rostrata parece deberse a que los sépalos tienen forma puntiaguda o de rostro; pues, en este caso, rostro no es la cara, sino el pico, el hocico o la proa de una nave, según algunos de significados que da la RAE.  

Minuartia rostrata 
    El hábitat de esta especie generalmente son las rocas calizas o suelos básicos y raramente crece en suelos ácidos de areniscas silíceas. Pues bien, este es el caso de la sierra de Leyre en su parte este o su cara norte y es en esos espacios donde tomé estas fotos. No sabría decir si L.Reichembach, a quien se atribuye la primera descripción de los caracteres de esta especie, la habría visto por Suiza sobre uno u otro tipo de roca. No menciona este detalle cuando la publica en Icones florae Germanicae et Helveticae (pág.28). Pensaría: a ver, soy botánico, no geólogo.

Minuartia rostrata 
Que por mayo era, por mayo… cuando la vi florida en Leyre 

jueves, 19 de diciembre de 2024

PILOSELLA LACTUCELLA

Pilosella lactucella
Paseos en invierno con colorido primaveral
    
Pilosella lactucella
    El miércoles un grupo de amigos fuimos de monte y aparcamos junto a la turbera del Belate (¿dónde localizaría el abate Lacoisqueta la Rhagadiolus edulis en este paraje?) Anduvimos por las cimas de la divisoria de aguas hasta el Garmedi. Pero, llegados a Putzuetako Gaina, desistí de seguir y propuse esperarlos visitando el crómlech y el dolmen del collado, situado a mil metros. A esa altitud y en esta época creí que esa mañana sólo vería argomas en flor; pero no, como escondidos y protegidos por la hierba, florecían también potentillas, crepis, botones de oro y alguna pelosilla de una especie menos frecuente, pero fácil de identificar, esta lactucella.
    
Pilosella lactucella
    Entendámonos, lo de fácil de identificar no es por su aparente parecido con algún tipo de lechuga o lechuguilla (lactucella), sino por la pelambrera que aparece, sobre todo, en la base de las hojas, verdes tanto por el haz como por el envés. En las demás pilosellas, esto del verde de las hojas es raro porque, la mayoría tienen el envés blanqueado por multitud de pelos claritos y enmarañados, como las encinas por ejemplo. 
    
Pilosella lactucella
    Así, pues, espero ver de nuevo, más abundante en mayo, esta planta pirenaica, y particularmente de la Europa continental, mostrando sus flores amarillas por las praderas de Grúmalo en la sierra o por los faitíos herbosos de Laiaceta de Liédena. De momento, y esta es otra particularidad de las lactucella, aguantarán las heladas invernales sin congelarse con las hojas pegadas al suelo, arropadas y entremezclándose con hierbas variadas.
    
Pilosella lactucella
    Además, como más vale prevenir, las lactucella desarrollan rizomas con yemas que, con el calor de la primavera, darán lugar a nuevos tallos con flores clónicas respecto de la planta de original. Pero, para asegurar la progenie, también echarán estolones sobre la superficie para que arraiguen y tenga más oportunidad de pervivir, por si se da la circunstancia de que los rizomas se hayan quedado durmientes y sin despertador.
    
Capítulos            Pilosella lactucella
    Con todo, no hay que pensar que toda lactucella que se vea sea clónica. Si de algo huye la vida vegetal es de la uniformidad y, en esto, esta especie no es una excepción. La multitud de flores que forman cada capítulo tienen fecundación cruzada y transmiten nueve pares de cromosomas, 2n = 18. De este modo, con la dispersión de semillas, que cuentan con vilano persistente, está asegurada la diversificación de caracteres, que afortunadamente rige el desarrollo vegetal. 
    
Pilosella lactucella
Estrellas en el cielo, luminarias por las calles y resplandor en la hierba, que ya es Navidad
     
Pilosella lactucella

lunes, 2 de diciembre de 2024

RHAGADIOLUS EDULIS

    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
Las estrellas se hacen comestibles

Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
     Son varios los años que he tenido ocasión de pasear por la foz en primavera y tomar fotos de estas plantas con flores compuestas amarillas que se abren junto a la pared rocosa, justo antes del primer túnel viniendo de Lumbier por la vía verde del Irati. Soy uno más de los cientos de personas que se detienen en ese punto a mirar la profunda brecha trazada por el río, aunque sólo después de detenerme junto al corte calizo junto al que crecen estas plantas llamadas: ¡uñas del diablo! No es de extrañar, pues, que en el otro extremo de la foz se halle el arruinado Puente del Diablo. 
Todo muy romántico.
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
       Me resultó curiosa la forma palmeada de la disposición de las semillas y por eso me pareció una planta fácilmente identificable. Esa forma radial o estrellada, similar a las estrellitas que cuelgan por las calles árboles en estas fechas prenavideñas, le sugirió al médico y botánico Joseph Gärtner (1732-1791) el nombre de la especie: Rh. stellatum. Esta especie es la única que figura en las Claves Ilustradas de Aranzadi y el IAN o el Catálogo florístico de Navarra como presente en esta zona de Península y con este nombre la registré en años sucesivos.
  
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Pero ahora, al buscar información sobre el género Rhagadiolus, vi que J. Gartner había constatado y detallado otra especie: Rh. edulis y que son las dos las reconocidas internacionalmente en el Índice Internacional de Plantas, IPNI, de este género. Además, en Flora Ibérica se incluía sorprendentemente a Navarra en el listado de provincias con presencia de la especie Rh.edulis. Leyendo ahí las descripciones me enteré de que la diferencia entre las dos especies está en el número menor de semillas en forma uña, cinco o seis y una interior, y en la forma lirada de las hojas inferiores, caracteres repetidos en las fotos que tengo. 
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Me desconcertó que esta especie, junto a la que desfila tal número de personas cualquier fin de semana, no hubiera sido reconocida. Me quedaba recurrir a M. Lorda, autor del Catálogo Florístico, quien amablemente me explicó que no figuraba en el catálogo porque hacía muchos años que nadie había confirmado su presencia en el territorio. Me advirtió que hay constancia de que el gran botánico navarro J.M. Lacoizqueta (1831-1889) la tenía referenciada en Velate, como expresó en la comunicación que en 1883 publicó en los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural (T.13. pág. 131-225) con el nº404 del Catálogo de las plantas del valle de Vertizarana, avistada en junio. 
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Tras la confirmación, tuve que cambiar el nombre a todas las fotos, y pasar de las uñas del diablo estrelladas a las uñas del diablo comestibles. Espero que las canciones a las estrellitas navideñas hagan que esta información sea poco escuchada y pronto olvidada, no sea que en primavera se ponga de moda aderezar las ensaladas con sus hojas y haya quien se dedique a pelar las plantas en vez de mirar correr el río por la foz.  
   
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
    Y no estaría de más que los cuidados de esta Reserva Natural  incluyeran, además de los cielos y las rapaces, el suelo y sus plantas, porque puede haber joyas botánicas que no son estimadas por pasar desapercibidas.  
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo
Llega el invierno con sus luces y uno se encuentra con plantas que no distinguió en primavera
    
Rhagadiolus edulis            Uñas del diablo

domingo, 24 de noviembre de 2024

FRAXINUS ANGUSTIFOLIA

     
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

Un árbol mágico en más de un sentido

 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    Van pasando los días templados del otoño y los cambiantes colores de las hojas llegan al suelo y leo en mi ejemplar de La vida secreta de los árboles una observación que es más que una dedicatoria: “Tú observas a ras de tierra, a mí los ojos me suben a las copas de los árboles… pero, todo es parte de la misma maravillosa Naturaleza que nos une”. Es que Teresa es fotógrafa y este otoño ha vuelto a ver con admiración el cielo a través de las copas de las hayas. Uno, además, ha preferido sentarse en verano bajo los fresnos grandiosos y solitarios, diseminados por El Saso, y verlos cambiar de aspecto, ahora que llegan los fríos.
   
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    Estos fresnos de hoja estrecha (angustifolia) florecerán de nuevo en primavera por las riberas del Irati y del Aragón, junto al camino de Aspra, por los arroyos del Sasillo o junto a las casas, dándoles sombra. Dentro de unos meses, las yemas parduzcas se abrirán para dejar paso, primero a las flores y luego a las hojas. 
  
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
         Advierto que para esta especie de fresnos las estrecheces se limitan a las hojas: son fresnos polígamos, con dos tipos de flores bien diferenciadas, como es práctica generalizada en la familia de las oleáceas, que en tiempo de sequía producen sobre todo flores masculinas; con lo cual nos quedamos sin olivas y suben los precios, que no veas. 
   
flores femeninas
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
Fores masculinas
 
    La primavera será, además, el momento de recordar el carácter mágico de nuestra relación con el fresno, porque, según la mitología germánica, Adán no fue modelado con barro del Edén, sino con madera de fresno. Con este precedente, tiene sentido colocar una rama nueva sobre la puerta de la casa en la noche de san Juan con función protectora y de pervivencia. Por aquí, sin embargo, deben de considerar con escepticismo este tipo de creencias, aunque sí se ve exponer en los balcones el laurel bendecido el Domingo de Ramos.
       
 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

    Por fortuna, no toda mitología es sagrada y los usos de la madera de fresno han sido variados. Ya en época romana, y según el gaditano Lucius Columela en De arboribus, las hojas eran alimento de ovejas y cabras. La madera de estos fresnos se tiene por resistente y flexible y por ello empleada en la fabricación de varales y ruedas de carros, además de mangos de herramientas y de azadas. Por su color y veteado, la he visto empleada en cabezales de camas, cuando la ebanistería era artesanía y no estaba dominada por los pinos de la carpintería sueca. 

 Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    En estas fechas, los fresnos ya han perdido las hojas, pero mantienen por un tiempo los ramilletes de semillas, las sámaras. Parecería que con las sámaras quieren proteger a las semillas de un golpe fatal al llegar al suelo, ralentizando la caída por medio de un ala envolvente. Este artilugio, quizá, pudo inspirar a Juan de la Cierva la creación del autogiro, pero lo cierto es que el movimiento rotatorio de las sámaras ha intrigado a los físicos, que lo han analizado y descrito con fórmulas complejas, dignas de una aguda inteligencia natural
¿Y quién conoce cómo los fresnos han llegado a ese grado de inteligencia?
      
Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

    Esa misma inteligencia la aplican los fresnos para defenderse, sin necesidad de misiles balísticos, sino con agallas, en su doble sentido. Las agallas tienen forma de coliflor y con ellas se defienden de ácaros (Aceria fraxinivora), y de orugas, cochinillas y pulgones, con compuestos fenólicos variados. Estos vienen bien a nuestra salud, acreditados por la práctica médica tradicional y moderna

Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
    En justa reciprocidad, la plaga de hongos (Chalara fraxinea), que recientemente está diezmando las fresnedas del norte de Europa, está siendo investigada y combatida. Ojalá contengan a los hongos intrusos y sigan disfrutando por esos lares de semejantes maravillas arbóreas.   
   
Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra
Seguiré el consejo dedicado: levantaré la mirada y quizá algo escuche
    
Fresno             Fraxinus angustifolia                Lizarra

martes, 29 de octubre de 2024

CAREX BREVICOLLIS

Carex brevicollis

Esto va del valor de la variabilidad de las plantas

Carex brevicollis
    En Gran Bretaña era posible comer una manzana diariamente durante cuatro años sin probar dos veces la misma variedad, explicaba Dan Saladino, periodista de la BBC Radio en una entrevista en enero. Esto ya no es posible por que el interés por variedades vegetales más productivas ha reducido la diversidad de cultivos y la biodiversidad, imprescindible ésta para la supervivencia humana, según advierte Guillermo Altares en el artículo de 2024/10/20 titulado: “Un cesto de manzanas contra el fin del mundo”. 
   
Carex brevicollis
    A esto hay que añadir que las concentraciones parcelarias han hecho desaparecer lindes y caminos, en los que florecían multitud de plantas silvestres que hacían visible y daban espacio a la diversidad vegetal. Recuerdo, pero a la inversa, aquello de que “no hay bien que por mal no venga”. Por todo esto, las alturas están resultando el refugio de plantas singulares, como esta cárex, que tiene la característica de ser, al parecer, la única especie tóxica, entre las de su género, para la ganadería que pasta por nuestros montes. 
   
Carex brevicollis
    El carácter tóxico de las cárices de cuello breve (brevicollis) se considera una estrategia de defensa contra los herbívoros. Tras su ingesta sufren trastornos que, durante la gestación, resultan mortales para las crías, particularmente a principios de verano. La toxicidad se debe a dos alcaloides que se encuentran en estas cárices: la brevicarina en las flores y la brevicolina en las hojas.
      
Carex brevicollis
         Pero ¡cuidado!, que esta toxicidad protectora quizá no la produce esta cárex, sino los hongos microscópicos que invaden sus flores y hojas, imperceptibles a simple vista. Estos hongos han sido estudiados por investigadores del CSIC y de la UPNA con plantas de la sierra de Urbasa, encontrando 14 especies de hongos, nada menos. Entre estos hongos el Biscogniauxia nummularia infecta también a las hayas desfavorablemente y puede ser el origen de la toxicidad de esta cárex. ¡Los nombres que han debido inventarse para tanta diversidad natural! 
    
Carex brevicollis
       Pero no acaba aquí la cosa. Se preguntan los investigadores si los alcaloides tóxicos los producen los hongos invasores o si los generan las cárices mismas, estimuladas por los hongos. En las conclusiones de otra comunicación, dan mayor verosimilitud a esta segunda hipótesis, sin que por el momento den por zanjado el asunto. Y de esta manera, la alarma provocada por la toxicidad de la Carex brevicollis ha llevado a descubrir unos alcaloides que la farmacopea moderna emplea como antitumorales, antivirales y antibacteriales (Cao et al., 2007), nada menos. 
Y ahora sí: no hay mal que por bien no venga.
   
Carex brevicollis

Una vez más se confirma que de la variabilidad saltan las sorpresas