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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
El azafrán silvestre de
otoño de nuestros montes, como muestra evolutiva
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
Esta mañana he tenido la
compañía de un chucho mientras paseaba por la sierra de Leyre. Al llegar al
paso de la Cerrada se ha puesto a mi lado y me adelantaba, volvía o se paraba,
pero seguía a mi alrededor. Así hemos andado por la zona de las fuentes; en la
del Fraile he sacado alguna de estas fotos a los azafranes silvestres de otoño.
A esa hora de la mañana ya estaban abriéndose, después de haberse cerrado ayer
al atardecer, como cada día. Quizá también cada día este chucho montaraz acompaña
a algún excursionista que ande por la sierra, por lo que he dejado de
interesarle al empezar a bajar hacia el monasterio.
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
En otoño es frecuente ver esta especie de azafranes silvestres en la sierra. En esta estación del año, es una de las
pocas flores habituales, junto a las Merendera montana, que se despliegan en ambas vertientes del Pirineo y de la cordillera Cantábrica. Y si
bien el origen de los azafranes pudo ser el Oriente Medio, ahora es en nuestro
entorno montañero donde la especie nudiflorus (de flores desnudas) está bien
asentada y es más rara su presencia a medida que uno se aleja de estas cordilleras, con alguna excepción, como se verá.
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
Así es cómo estos
azafranes venidos de fuera han desarrollado una curiosa estrategia para
subsistir por nuestros montes: extienden su desarrollo durante varias
estaciones del año (histerantia).
Empiezan en otoño por desplegar, desde un bulbo subterráneo, las flores con
largo tubo terminado en varios tépalos de color de color entre lila y púrpura.
En invierno conservan las semillas a ras de suelo. En primavera, se despliegan
las hojas verdes, que desaparecen con los calores del verano. Este proceso
varía según las especies, y sugiere que el género Crocus sigue en evolución.
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
En las zonas llanas y
herbosas de la sierra, cuántas veces hemos comentado la labor de labrado de los
jabalíes. Por supuesto que no lo hacen por entretener la espera mientras llegan
los cazadores, sino que escarban en busca de tubérculos como los que hacen
aflorar los azafranes por aquí, en la sierra de Guara o
donde puedan distinguirlos. Esta labor de escarda facilita el desarrollo del
azafrán al esponjar el terreno e incrementar los nutrientes (N, P, K,C)
para la germinación de semillas y favorecer la extensión de estolones, que
darán lugar a nuevas plantas.
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
Además de alimento de
jabalíes, el azafrán silvestre ha sido difundido como planta ornamental para
jardines. Puede ser la afición a la jardinería en los cottage garden ingleses
la explicación de su presencia en amplias zonas de Inglaterra. Y si bien el
género Crocus
ya fue establecido por J.P. Tourneforte y C. Linneo, sería el inglés J.E. Smith
quien, a finales del S-XVIII, lo incluyera y describiera en el séptimo volumen
de su “Botánica inglesa con figuras coloreadas”. Aseguraba en 1798 que la mayor profusión de la
especie nudiflorus se daba entre el castillo de Nottingham y el río Trent. Sorprende que esta zona esté a menos
de cien metros sobre el nivel del mar, cuando por aquí lo normal es que crezca en
los montes a partir de seiscientos metros. Cosas de la evolución adaptativa.
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
Una especie de azafrán que
habla de evolución con colores y sin palabras
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Azafrán silvestre Crocus nudiflorus |
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