Ecos
de tambores de guerra en un paraje despejado de la sierra
Gagea solirolii |
Gagea solirolii |
Una
mañana de mediados de abril salí con Enrique a dar una vuelta por la sierra de
Leyre. Y puestos a andar por la Cañada de los Roncaleses nos llegamos a los
rasos de Grúmalo. En estos rasos de rocas arenosas y suelo escaso se forman
pequeños charcos con el agua de la nieve o la lluvia. Este año ya estaban
secos, pero en uno de ellos nos encontramos, ¡qué suerte!, con estas plantas
bulbosas de flores amarillas, las gageas. Era la primera vez que las encontraba
florecidas.
Gagea solirolii |
Dar con ellas fue una agradable casualidad. Es una planta rara por aquí: sólo se da en ese punto de Navarra. Para verla con más frecuencia habría que desplazarse a lugares del oeste peninsular, si bien también se da al norte de Andorra en el Pirineo o en puntos del Mediterráneo, como Córcega.
Pero para qué ir tan lejos. Y puesto que al parecer el ganado de
las inmediaciones no se interesa por ella, la podemos visitar en primavera dentro
de este viejo reino en un paraje solitario y tranquilo.
Gagea solirolii |
Lo de tranquilo, también le conviene a su nombre, pero solo en parte. Es una planta tan discreta que se ha investigado poco acerca de ella y que careció de nombre hasta hace dos cientos años.
Por el contrario, el botánico que se lo puso en
1806, no fue considerado ni tranquilo ni discreto. Para su padre era
Richard Markhan (1761-1829), pero para los botánicos era y es R.A. Salisbury,
desde que, en una situación apurada, una señora le entregara 10.000£ con
la condición de ese cambio de identidad.
Los líos pecuniarios le acompañaron
hasta en su boda y no fue bien visto por otros colegas, que le acusaron de
plagio. De él dijo el botánico M.A.P. Decandolle: “Fue un hombre brillante y de
una petulancia extraordinaria, que por su físico y su moral más parecía del
Laguedoc que nglés”.
¡Hala estereotipos!
¡Hala estereotipos!
Gagea solirolii |
Claro está que la referencia al Languedoc solo se les ocurrió traerla en el prólogo a la edición de The genera of plants de Salisbury cuando éste llevaba más de treinta años criando malvas.
Así pues, es de suponer que Salisbury, para mejorar su
reputación entre la comunidad botánica,
se acordara del prestigioso vizconde Sir Thomas Gage,
infatigable recolector de plantas raras, para poner su apellido, gagea, a este
género sin nombre.
Para completar sus andanzas añadir que fue Secretario de
la Horticultural Societi durante un año en 1810 y a su cese las cuentas se
hallaron “en desorden”.
Esto sí que me suena a reciente y eterno.
Gagea solirolii |
La
endogamia dentro del ambiente botánico es extensa en cuestión de nombres. Así es
como el famacéutico y botánico F.W. Schultz, que registró 510
especies de plantas, puso nombre a esta especie de gagea con el apellido del
francés J. F. Soleirol (1781-1863).
A este
monsieur tampoco le convenía lo de tranquilo y discreto por aquello de su
carácter militar. Hay constancia de que se dedicó a pegarnos tiros a partir de
1808, habiendo participado además como ingeniero militar en los sitios de Rosas
y Gerona durante la Guerra de la Independencia. Luego se tranquilizó y le dio
por la música, la horticultura y las plantas de Córcega y Cerdeña.
¡Buenas son
mangas después de Pascua!
Hasta
dónde puede llevarme un paseo, solo lo sé cuando termino de escribir
Gagea solirolii |