Chaerophyllum aureum |
Hay flores que te llevan a
ver en ellas imagines poco recurrentes, idealizadas, sin duda olvidadas, y
recogidas en el estuche de los recuerdos. No he llegado a saber el porqué, pero
estos ramilletes de florecillas blancas en forma de sombrilla, me hacen ver encajes
y cenefas caladas, de las que no se ven ahora, sino es en comercios con labores
de puntillas primorosas; puntillas, quizá, sacadas de las casi novecientas
páginas de la Enciclopedia de labores de señora, de Thérèse de Dillmont; señora que mostraba, según los grabados, dedos
finísimos, bien distintos de los dedos de las encajeras que en verdad las
realizaban.
Chaerophyllum aureum |
Así pues, estas sombrillas
de florecillas de pétalos blancos desiguales, me traen el recuerdo de las sombrillas
con festones calados de la Belle Époque donostiarra, que aún se exhiben
en mascaradas y que, quién sabe, si la necesidad de evitar el sol de verano,
las vuelva a poner de moda por el paseo de La Concha.
Mientras tanto, me calzaré las botas, subiré a la sierra, llegaré al Paso Ancho, veré floridos estos perifollos al borde de la pista de la Fuenfría y me sentaré mirando hacia el “mar de los Pirineos”, que pronto será océano, por subir de nivel veinte metros, como anunciando de la subida de nivel de los océanos.
Mientras tanto, me calzaré las botas, subiré a la sierra, llegaré al Paso Ancho, veré floridos estos perifollos al borde de la pista de la Fuenfría y me sentaré mirando hacia el “mar de los Pirineos”, que pronto será océano, por subir de nivel veinte metros, como anunciando de la subida de nivel de los océanos.
Chaerophyllum aureum Graphosoma lineatum A este gozo de la vista,
se añade el gozo por la fragancia de las hojas, si atiendo al significado del
nombre: chaero-phyllum, detalle que me suele pasar desapercibido. No tienen
este descuido, ciertamente, los insectos que encuentro sobre ellas libando su
polen: los chinches listados de negro y rojo (Graphosoma lineatum) o las
moscas-sierra (Macrophya montana), que están a lo suyo cuando me acerco con la cámara. |
Chaerophyllum aureum Macrophya montana |
No es de extrañar esta
afición de los insectos, misteriosamente adelantados a la investigación
bioquímica, por surtirse de los variados componentes
de estos perifollos. Unos son los lignanos,
que evitan la degeneración celular; otros, los compuestos fenólicos,
atractivos para esos insectos polinizadores; y unos terceros, los
poliacetilenos, ya empleados con éxito en el tratamiento de varias dolencias graves. Una vez
más, la ironía de llamar sapiens a la especie que con tanto esfuerzo llega a resultados
que insectos insignificantes llegan a disponer por vete a saber qué caminos.
Chaerophyllum aureum |
Estos perifollos, de tan
alto interés científico, parecen, sin embargo, estar en recesión, pese a que es
una planta que crece aún en amplios territorios del centro y sur de Europa, el
Cáucaso y los Urales, según datos constatados por el GBIF. Se están
ensayando, pues, varias formas de conservarla en su ámbito natural, bien sea mediante
el estudio de las semillas más preparadas para subsistir en climas extremos
o el uso menos intensivo de prados de
siega, para favorecer así el desarrollo de los genotipos mejor adaptados.
Contradicciones de los sapiens, que diría J.J. Millás.
Chaerophyllum aureum |
Un salto de lo irreal a lo
palpable, a través del espejo de una florida sombrilla