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Mentha aquatica |
El recuerdo de la
fragancia de la menta no cae en el olvido
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Mentha aquatica |
El liscar del pueblo, como
quedó dicho,
ha dejado de ser un humedal para ser un desolado pedregal al costado de la cantera,
en beneficio, pudiera ser, de la escalada en roca. Este desastre ecológico,
además de liquidar las liscas que daban nombre al lugar, tiene otros daños
colaterales: la desaparición de varias especies de insectos de ambientes
húmedos, el silencio de los cantarines vertebrados anfibios y la eliminación de
otras especies vegetales: el té de roca, la escrofularia canina o la menta
acuática, verbigracia.
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Hay que agradecer, sin embargo,
que nuestros munícipes traten de velar por nuestra salud impidiendo que nos
mojemos los pies y ampliando la oferta deportiva: trepar por paredes rocosas o hacernos
recorrer más de cinco kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, para poder
disfrutar del aroma de las mentas, sitas a orillas del Aragón a la altura del
refugio de pescadores. Un recorrido diario, con subidas y bajadas pronunciadas
a lo largo de más de diez kilómetros, es un estupendo ejercicio para
mantenernos en forma y que tiene la añadida recompensa de poder recolectar
abundante menta, condimento de platos saludables.
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Mentha aquatica |
Quizá,
nuestros munícipes también desconozcan que la menta acuática disfrutaba de una
antiquísima protección imperial, que se remonta a los tiempos no tan bárbaros de
Carlomagno. Entre las normas con rango sancionador, capitulaciones, que impuso para el buen funcionamiento de las villas
de su imperio, se detalla la obligación del cultivo de 94 plantas, incluyendo
árboles frutales y plantas textiles. Entre estas plantas figura la menta
acuática con el nombre de sisimbrium, nombre que Linneo, siglos después, aplicaría
a un género distinto de plantas con flores de cuatro pétalos. Este singular listado
da noticia de los vegetales que servían ya de alimento en la Alta Edad Media.
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Pero, esta planta interesó,
mucho antes que a Carlomagno, a más de una decena de especies de insectos, cuyos
sofisticados nombres han registrado los naturalistas asturianos.
Y no deben de estar todos, porque sobre esta menta acuática suele andar por
aquí a otra pareja de escarabajos
de brillantes colores haciendo por la vida. Ahora, además, también interesa a
los laboratorios productores de artículos de limpieza del cabello: al parecer las cualidades
de los elementos bioquímicos de estas mentas
reducen los efectos adversos que sobre la piel produce la contaminación del
aire de las ciudades.
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Mentha aquatica |
Al uso tópico de esta
menta, hay que añadir las aplicaciones farmacológicas de sus compuestos
fenólicos por su propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, así como su
valor protector de las células hepáticas, según determinadas investigaciones.
Por si fuera poco, se ha constatado su interés para el tratamiento eficaz de algún
cáncer de piel. Estudios de otro tipo se han fijado en el valor antibacteriano de esta menta, para aplicar los resultados a la conservación de lácteos fermentados y con resultados
altamente satisfactorios. ¡Pues no tenía buen ojo el señor Carlomagno!
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Y ahora que se buscan puntos atractivos de encuentro,
¿para cuándo un huerto en el liscar con multitud de
plantas imperiales?
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Mentha aquatica |
Precioso! Me ha encantado! Muy acertada la puntualización del detalle del apareamiento de los escarabajos, porque a simple vista parece un solo insecto.
ResponderEliminarTal vez podría proponerse un plan de recuperación de la zona de liskar, o al menos de mejora, con un huerto comunitario, para la regeneración de la zona. Muy interesante, si señor!
Gracias por tu alentador comentario.
ResponderEliminarAdemás de la pareja de escarabajos rojizos, hay otro oscuro. Pero, vete a ver de qué especie pudiera ser.
¡Ojalá el liscar lo vuelva a ser!
Muy enriquecedora la multiplicidad de perspectivas: la histórica, la municipal, la alimenticia, la farmacológica, la botánica, la entomológica...
ResponderEliminarMuy agradable también el tono tranquilo pero incisivo, sabio e irónico.
Gracias Joserra