Para empezar
un año memorable,
una leguminosa nada comestible y con doble nombre de juguete
Colutea arborescens |
Colutea arborescens |
Con el
nuevo año y silenciosamente, los autén-ticos Magos de Oriente han peregrinado a
lo-mos de celestiales camellos, bien alejados de las coloristas cabalgatas de
las ciudades, bus-cando a niños y familias con pocos motivos de fiesta. Por lo
que he sabido, llevaban pesados sacos de boca ancha con etiquetas que decían: lentejas,
frijoles, arvejas y garbanzos. Sus Ma-jestades querían que todos esos niños y
familias tuvieran el mejor juguete: un estómago que cante alegre y que no llore
de hambre. Así es cómo los Magos han respondido a la carta de la Asamblea
General de la ONU, que les pedía que éste fuera el Año
de las Legumbres.
Colutea arborescens |
Las legumbres son las semillas que se engordan en-vueltas en una vaina, como fruto seco de flores que tienen dos pares de pétalos simétricos y otro pétalo que los cubre como las alas de las mariposas (papilio en latín). Las plantas que tienen este tipo de flores y frutos forman la familia de las leguminosas o papi-lionáceas, y una de ellas es la sonaja. A este arbusto (arborescens) con flores amarillas y vainas infladas, el filósofo y botánico griego apodado Teofrasto (di-vina frase) llamaba koloitéa, ahuecada, putz-hostoa, como se le llama en euskera. Es cierto que por esta zona no es abundante, pero sí se encuentra dispersa aquí y allá.
Colutea arborescens |
Saliendo del túnel de la foz, una vez superado el susto de la curva ciega, tenemos a la derecha del paseo varios arbustos, que en abril están floridos y que, con los vientos de septiembre, sacuden sus vainas a modo de sonajas: es esta especie de colutea. Como el grueso de los visi-tantes de la foz, la recorre en sentido inverso, para cuando llegan a este punto están ahítos de maravillas y son pocos los que reparan en la originalidad de las corolas de estas flores ama-rillas o en la transparencia de las vainas secas. Pero, ¡cuidado con este sonajero!, que no es de uso infantil.
Colutea arborescens |
Es claro que las sonajas no figuran en la lista de le-gumbres ilustres del Codex Alimentarius de la FAO y la OMS. Y esta ausencia está muy puesta en razón, dado que les conviene el dicho de las lentejas, pero alterado: no, no son comida ni de viejas; no las quie-ras, déjalas. A ver: en medicina popular se ha em-pleado como emético (como vomitivo para que se entienda), como antifúngico (los hongos no se llevan bien con la colutequinone de la corteza).
Quizá estos componentes expliquen que sean esca-sas las
sonajas que, a diferencia de otras legumino-sas, fijan el nitrógeno
a través de las bacterias de los nódulos de la raíz. Con todo, otra sustancia
tóxica para los mamíferos, la canavanina
de las semillas, es fuente del nitrógeno que favorece el crecimiento del
embrión de esta legumbre.
Colutea arborescens |
Vuelvo a los regalos de reyes y veo que la so-naja también se llama espantalobos, ikara-otsoa en euskera y baguenaudier en francés.
Pero, ¿el baguenaudier no es un entretenimien-to (baguenauder:
entretenerse) que se ofrece en los puestos de artesanía navideños para tentar-nos
con hacer regalos estrafalarios por reyes? ¡Vaya coincidencia polisémica!
Este ancestral
juego de desenredar anillas (ba-gue) está enredado al norte de los
Pirineos con el nombre de esta planta y más me vale que no me enrede con él y
pase las horas muertas
tra-tando de deseanillarlo.
El año mundial de las legumbres,
¡ojalá sea el año de la nueva
cocina de las legumbres según preparaciones seculares!
Colutea arborescens |
No hay comentarios:
Publicar un comentario