Estrellas azules con nombre de botánico alemán
Aster willkommii |
Aster willkommii |
No recuerdo la fecha, pero sí el lugar en donde me fijé por
primera vez en esta especie de aster, una estrella azul. Fue subiendo hacia un arco
natural, el situado más al este de la sierra, sobre el camino abierto por los
cazadores.
Este verano ha florecido con profusión por las laderas de Laiazeta, por Bordeguilla o por el Barranco de la Plana, entre otros muchos lugares herbosos y bien soleados. Aunque ya se ve en julio, es sobre todo en agosto cuando por aquí lo puedo ver en multitud de lugares.
Este verano ha florecido con profusión por las laderas de Laiazeta, por Bordeguilla o por el Barranco de la Plana, entre otros muchos lugares herbosos y bien soleados. Aunque ya se ve en julio, es sobre todo en agosto cuando por aquí lo puedo ver en multitud de lugares.
Aster willkommii |
Quizás el verano de 1850, este áster azul también floreciera
con tanta abundancia, pero Heinrich
Moritz Willkomm no llegó a verlo cuando pasó por Liédena, porque aún no
había comenzado el verano; no tuvo ocasión de identificarlo entre las 28 plantas
que distinguió en esta zona y que anotó en su Sertum Florae Hispanicae.
A este eminente botánico alemán se debe que Liédena y Yesa figuren en una obra clave
en el estudio de la botánica
hispana. Y no la encontró hasta Teruel, cuando el verano estaba bien
avanzado y no podía saber que al poco tiempo esa planta perpetuaría su nombre
en los listados botánicos en reconocimiento a su labor científica.
Aster willkommii |
En su recorrido entre Pamplona y Jaca, el 17 de junio Willkomm anotó que durmió en Liédena: “un pequeño lugar situado sobre una colina de margas y
pendientes pronunciadas” (Botanische
Zeitung 08, pág 387).
Pero antes, al superar el puerto de Monreal (hoy, de
Loiti) se había sorprendido “a la vista repentina de los dentados picos nevados
del Pirineo Central”.
¡Vamos!, lo mismo
que nos ocurre hoy día, que al superar Loiti, aunque vamos en coche por la autovía, nos maravillamos
con la vista del Pirineo; como de postal.
¡Ah¡ Pero el viaje aún le deparaba más sorpresas: el Puente
del Diablo y la Foz abierta por el rio Irati. A su vista se presentó “una larga
y profunda brecha abierta en la roca caliza que forma un desfiladero pintoresco
e inaccesible”. A caso, viendo el puente
destruido por Espoz, recordara la semejanza con el Puente del Demonio pintado
por su compatriota Caspar
Wolf.
Y ya camino de Yesa, se paró a estudiar la vegetación de las margas grises donde encontró, como lo haría aún ahora, mirasoles, achicorias azules o la delicada hierba pincel. Por el fondo del valle, hoy ocupado por la autovía, encontró fresnos y robles; alguno se ve todavía por los terraplenes cercanos. Parece ser que se encontró por primera vez con el Senecio doria que ahora debe de ser escaso, pues todavía no lo he visto.
Junto al viejo itinerario romano, hoy autovía, se asienta Liédena,
el pueblo de la mansio de descanso en la calzada,
y donde hay estrellas azules que brillan durante el día.
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