Plantas valiosas que desaparecen de nuestra vista sin
motivo aparente
Nigella damascena |
- ¿Y me dice, usted, que en este espacio hubo varias
matas de neguillas de Damasco?
- Aquí mismo, con flores blancas; junto al trasformador de
La Chocarrera; y no hace tanto, no señor.
- Pues, se ha quedado este trozo como un pedregal
inculto. ¿No serían un peligro para el tendido eléctrico?
- ¡Qué va! Que vino el empleado y les dio con la azada; no
tendría otro quehacer aquella mañana.
- Es una pena quedarse sin adornos florales naturales, atractivos
y baratos.
- ¡Eso, y tan baratos! Como que salían cada año con las
semillas que desprendían y sin necesidad de regarlas, ni sembrarlas, ni nada.
Lo mismo les pasó a las alceas de ese otro lado. ¡Y mira que eran
espectaculares!
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Así, tontamente, hemos dejado de ver estas flores por las
calles y los alrededores; flores, que por ser silvestres, se consideran malezas
y malas hierbas; pero que, cuando las ves en un vivero,
compruebas que tu monedero no está demasiado prieto.
Estas neguillas, son plantas origen circunmediterráneo, que, por la vistosidad de
las flores y por lo tupido del ramaje, es frecuente verlas en jardines de Europa
y de otras zonas templadas.
Las hubo también, azules, en el talud de la era de Barrio Alto; antes de que se
ensañaran con las silvestres, segándolas aún verdes.
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Las neguillas, o arañuelas, tienen en la Península multitud
de nombres
(no tan poéticos como en inglés: love-in-a-mist, amor en la niebla). Tan
larga nomenclatura da idea de la extensión de su popularidad desde antiguo; no tanto
por sus valores estéticos, sino por los prácticos: por su variado empleo
medicinal. Según una reciente revisión etnobotánica
se han empleado para regular la menstruación; para afecciones catarrales y
amenorrea; como diurético y esternutatorio; como analgésico, antiedematoso y
antipirético; como vermífugo y desinfectante. El manual “Plantas medicinales de
la Península” añade otras cualidades:
antiinflamatorias, antialérgicas, antiestamínicas, y … para qué seguir con la
lista si no dispongo de plantas para hacer preparados...y más me vale.
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Si los listados anteriores eran para aburrir, la interminable
nómina de publicaciones científicas acerca de las arañuelas sigue creciendo cada año. El listado de Scispace da
acceso a 121 publicaciones, siendo la más antigua de 1912, sobre el alcaloide damascenina,
que da toxicidad a la planta y que la hace figurar entre las plantas cuya venta
no controlada está prohibida
desde 2004. Según el listado del National Center of Biotechnology
Information son más de mil las investigaciones
que tienen a la arañuela como objeto de estudio. La especialización es tal como
puedo uno suponer leyendo títulos como: Identificación de los genes reguladores
clave, involucrados en el desarrollo de pétalos elaborados y la formación de
caracteres especializados en Nigella damascena (Ranunculaceae).
Entendido, buen
trabajo de chinos.
¡Vale!
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A los pétalos les ocurre que ocultan, a saber por qué, los
nectarios que atraerían a los polinizadores. Así que, una vez hecha la pifia,
las arañuelas han tenido que crear unos falsos nectarios coloristas, que sirvan
de cebo a los insectos. De esta forma, para la visión de los insectos, los
pseudonectarios resultan brillantes y reflectantes, de color verde esmeralda,
mientras que el resto del pétalo es oscuro y así los redirigen a los verdaderos
nectarios. Esos falsos nectarios, para desgracia de las arañuelas, no se
desarrollan cuando son infectadas por el virus TRV2, haciendo
más difícil la polinización. Esto debió ocurrir con las neguillas del pueblo: en
ninguna de las fotos se pueden observar los falsos nectarios. Una pena, que explican
minuciosamente otro grupo de investigadores…chinos, ¡cómo,
no!
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Dijo Jesús a sus discípulos: Ni Salomón, con todo su
lujo, se vestía como una de ellas (Mt 6, 24)
De las flores más bonitas y "barrocas" que podemos ver. Lástima que algunos se ensañen con lo silvestre
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