De la orla de los sembrados al olvido
de los archivos
Silene muscipula Mosquera |
Silene muscipula Mosquera |
Me
suele ocurrir que a veces me pregunto qué habrá sido de tal o cual persona a la
que traté a menudo. Pasan los años, pierdes el contacto con ella y su voz, su cara
o sus gestos se desdibujan en el baúl de los recuerdos, que se abre, ¡oh
sorpresa!, con un wasap: la sensación de su presencia cobra vida.
En
el baúl de las fotos del ordenata llevaba años olvidada esta planta, cuando, expurgando
estos días los archivos, me sorprendió ver su forma y su delicado colorido
rosáceo. Eran fotos de hace nueve años, nada menos.
Silene muscipula Mosquera |
Por fortuna, desde el año anterior, ya detallaba el recorrido y los pormenores de la excursión con la ayuda del GPS. De esta manera he podido recordar que se encontraba, como también dos años antes, dentro del linde de un sembrado vallado junto, al derruido corral de Alzueta, subiendo por el Camino de la Piedra. Y sólo en ese punto.
Desde entonces, no he tenido noticias de ella; no la he vuelto a fotografiar. La primera vez fue a finales de mayo y la segunda, a primero de junio.
Luego, nada.
Silene muscipula Mosquera |
¡Ojalá los herbicidas no hayan acabado con ella! En Bélgica, por ejemplo, no la ven desde 1933, fecha en que fue avistada por última vez en las proximidades de Lieja. No es de extrañar que la recuerden como un alien. Así es que la tengo que tener en cuenta para hacerle una visita, si me es posible este junio. ¿O no? Y si bien, no es una planta que tenga una amplia difusión terrícola, está bien extendida por el occidente de la vertiente mediterránea, sin necesitar protección especial.
Silene muscipula Mosquera |
Tampoco
necesitaba protección el personaje mitológico que le da nombre, Sileno: se arreglaba
perfectamente, siendo ejemplo del buen vivir, con escándalo de chupacirios. Que
la mosquera comparta el nombre, silene, se puede deber a la similitud de la
forma ventruda de su cáliz con el barrigudo aspecto del bonachón Sileno. Quede
claro que el parecido no va más allá. El suave colorido y el primor de los
pétalos de la mosquera están en las antípodas estéticas del aspecto grotesco y
escandaloso del sátiro.
Silene muscipula Mosquera |
Ciertamente
tiene se ser una planta discreta, poca amiga de escándalos: no he encontrado
que se haya empleado en quehaceres curativos, alimentarios o en los
laboratorios de investigación. Sin embargo, hay algo en su nombre específico,
mus-cipula, (mos-quera, atrapa-moscas), que puede indicar una función retentiva
con el producto pegajoso que da aspecto brillante al cáliz y del que no he
llegado a saber su naturaleza. El empleo con esta función en dependencias
rurales, al menos de Albacete (pg. 186), era
mucho más estético, sin duda, que utilizar pringosos rollos colgantes, como no hace
tantos años veíamos en bares o ultramarinos.
Se
me cruzan los recuerdos y los olvidos; el color sepia y el rosita
No hay comentarios:
Publicar un comentario