El
color malva que anima los sotos en tardes de verano
Althaea cannabina |
Althaea cannabina |
“Nuestro mundo se
está desmoronando. La civilización humana ha reducido las plantas –una forma de
vida de 400 millones de años- a tres cosas: alimento, medicina y madera. En
nuestra implacable y cada vez más intensa obsesión por obtener más volumen,
potencia y variedad de esas tres cosas, hemos devastado los sistemas ecológicos
hasta un extremo que millones de años de desastres naturales no pudieron
alcanzar.” Fin de la cita.
Althaea cannabina |
Esta cita
es una reflexión en tono pesimista de la animosa Hope Jahren
(1969), geoquímica y geobióloga, una de las 100 personas más influyentes del
mundo, según la revista Times. Ese
párrafo es el segundo del epílogo de su autobiografía, publicada hace dos años titulada
“Lab Girl”
y que
traducido es: “La
memoria secreta de las hojas. Una historia de árboles, ciencia y amor.”
¡Vamos!,
traducción de tamaño y contenido similar a la referida en el monólogo del
violinista sin violín por Miguel Gila.
Althaea cannabina |
Por fortuna, todavía
podemos disfrutar por aquí de plantas que ni son alimenticias, ni medicinales,
ni madereras, y que de momento solo sirven para nuestro disfrute y para
provocar nuestra admiración, como me ocurre con este género de malvas, las alteas.
Entre la maraña de hierbas de las riveras del Irati o del Aragón, y entrado el
verano, espero volver a ver estas malváceas con hojas en forma palmeada, como
las del cáñamo (cannabina).
Althaea cannabina |
A Hope
Jahren la supongo demasiado ocupada en su laboratorio y en sus excavaciones en
busca de isótopos estables en los bosques fósiles no petrificados del eoceno,
época geológica de hace más de cincuenta millones de años, examinados en la
isla Axel Heiberg, dentro del círculo polar ártico. Tendría que venir a
esta parte del oeste europeo y tomarse unas vacaciones lejos de las Hawái, para
contemplar estas plantas que de momento no entraron en sus investigaciones en
esas islas y que elevarían su optimismo, animado con la contemplación de la
belleza de nuestras especies vegetales.
Althaea cannabina |
Tiene también el recurso de cultivarlas en su residencia actual en Oslo, siempre
que recurra a cualquiera de los múltiples jardineros que expenden las semillas a precios bien módicos y atienda a las
condiciones de temperatura, humedad y luminosidad que los mismos detallan.
Incluso creo que, para próximas temporadas, ella misma podrá conseguir
semillas, dada la variedad de insectos polinizadores, abejas, mariposas y moscas, que fecundarán las
flores y que no dudo proliferan incluso en esa norteña región europea.
Una gran investigadora
botánica, que me ha llevado a soñar con los colores del verano
Picris y Althaea cannabina |
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