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martes, 2 de junio de 2015

ALLIARIA PETIOLATA

Aromas antiguos a orillas del Aragón 

Alliaria petiolata

Alliaria petiolata



En los paseos hacia Sangüesa, frecuento un sendero sombreado, que corre próximo al Aragón y junto a las tapias de las huertas. Entre la tupida vegetación de ribera se ve discurrir el agua, pero es difícil acercarse a la orilla, ocupada por chopos,  hiedras y zarzas. En mayo, el sendero ha estado flanqueado por una larga fila de altas plantas con grandes hojas de borde serrado y que culminaban en un brillante ramillete de flores blancas: las alliarias.


Alliaria petiolata






Las alliarias son discretas en sus olores… mientras no las tocas. Al frotar las hojas, te acuerdas de que el olor a ajo está escrito en su nombre: allium = ajo. Así que es usual denominarla ajera o hierba del ajo y en euskera: baratxuri belarra, barakaiz bedarra, apo-baratxuri o sorgin-baratxuri (ajo de brujas). Esta variedad de nombres da idea de que en nuestro país ha sido planta bien conocida y utilizada en las cocinas.


Alliaria petiolata


Se considera a la alliaria como el condimento más antiguo del que se tiene noticia. Quizá, antes de la llegada del ajo a occidente, su sabor ya era conocido y las ajeras servían para aderezar cuencos de mejillones o filetes de ciervo en los lares daneses y alemanes, próximos al Báltico. A través los restos fosilizados de alliarias, encontrados en vasijas prehistóricas, se ha llegado a la conclusión de que, por ser una planta sin valor nutricional, debió de ser un condimento empleado como saborizante.


Alliaria petiolata






El sabor a ajo se aprecia en  plantas de varios géneros y ha sido objeto de estudios bioquímicos. Así se sabe que este olor se debe a la transformación de un glucósido sulfurado en alicina capaz de excitar las células linguales, y ya se sabe que el sulfuro huele a demonios. Es por esto que se estima que este olor es una defensa desarrollada por las plantas frente a los insectos y con efectos antibióticos en los humanos.
Alliaria petiolata






Este efecto repulsivo hace que en ocasiones algunos se lo tomen muy a pechos
Además, en ciertos lugares, como Connecticut o Washington en USA, es la misma alliaria la que no es bien recibida y la tienen por invasora. Ocurre que los componentes olorosos de la alliaria afectan a la composición vegetal del suelo, destruyendo las micorrizas, necesarias para el desarrollo de las plantas de la zona
Como no hay mal que por bien no venga, hay artistas que les han encontrado un papel a las invasoras y con ellas crean texturas y colores con los que singularizarse.





¿Serán las alliarias quienes me han dejado sin setas de chopo en los tocones del sendero?
  
Alliaria petiolata

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