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martes, 18 de febrero de 2014

ADONIS VERNALIS

EN UNA FLOR DIVINA, UN REMEDIO TÓXICO

Adonis vernalis
Adonis vernalis



Los adonis de primavera (vernalis) son estas plantas con flores resplandecientes que aparecen  al final del invierno entre la hierba. Tienen este nombre divino asociado a la belleza y hay que reconocer  que Linneo acertó al aplicárselo en su clasificación de las plantas
Es frecuente avistarla hacia Yesa o La Foz en lugares soleados y herbosos .
Adonis vernalis








Esta especie de adonis tiene una distribución desigual en Europa: desde Hungría salta hasta nuestra zona. Por esto son muchos los países que la protegen reglamentariamente para evitar su recolección abusiva y con ella su desaparición.  





Adonis vernalis





Esto ya ha ocurrido en Holanda o Italia y se considera planta rara en otros. Su comercialización dentro de Europa está sometida a medidas de control. En Cataluña está protegida en algunas zonas; en Murcia figura entre la flora vulnerable; por aquí, afortunadamente, no he visto recolectores compulsivos que amenacen su supervivencia. 
Adonis vernalis



La recolección intensiva de los adonis se debe a sus aplicaciones medicinales para el tratamiento de varias dolencias. Se han estudiado sus componentes químicos, que explican las aplicaciones en medicina tradicional y homeopatía para tratamientos tan diversos como alteraciones coronarias o convulsiones. 
Repetidamente se advierte de su toxicidad por lo activo de su acción sobre el organismo humano.

Adonis vernalis







El interés farmacológico, sin embargo, no ha llevado por ahora a su cultivo, sino que persiste la recolección en su estado silvestre. La falta de cultivos intensivos, al parecer, tiene que ver con su carácter vivaz y con la conformación de sus raíces, que carecen de pilosidad para absorción de nutrientes.



Adonis vernalis








La absorción de minerales y agua se hace a través de micorrizas, por simbiosis con hifas de hongos en época de humedad, quedando latentes con suelos secos. Esto explica su corto ciclo vital entorno al inicio de la primavera en nuestra zona. 





¡Ojalá no haya que protegerla y la admiremos muchas primaveras!

Adonis vernalis

jueves, 6 de febrero de 2014

BUGLOSSOIDES ARVENSIS

La delicadeza, la dureza y la supervivencia… desde la prehistoria

Buglosoides arvensis
Buglosoides arvensis


Las lluvias de estos días les están viniendo bien a los sembrados y de paso a las plantas silvestres de los campos. Una de las muchas plantas arvenses, que espero ver floridas en primavera, es esta planta, de diminutas flores blancas. Entonces, sorteando los cascajos del terreno, tratará de abrirse a la luz del día bajo los olivos o entre las cebadas de Aspra.


Buglosoides arvensis


El nombre, buglosoides, (de aspecto de lengua de buey) parece referirse a la apariencia áspera de las hojas. Aunque más que ásperas, parecen disponer de largos pelos y es discutible que la lengua de los bueyes sea peluda. Se sabe que el nombre en latín se lo inventó el botánico alemán August Bachman en 1690. Este Augusto estaba tan a gusto con sus conocimientos de latín que se tradujo su mismo apellido: de Bachman pasó a Rivinus, es decir, Del Río, en castizo


Buglosoides arvensis




Estas florecitas de aspecto delicado producen unas semillas duras como piedras, lithospermum, nombre con el que también se han designado a estas plantas. 
Y dureza van a necesitar para sobrevivir a la acción fulminante de los herbicidas. Es lo que tiene la porfía de las plantas anuales por sobrevivir, que aparecen cada año a beneficio de la Bayer y demás empresas del sector.







Buglosoides arvensis


Pero también, esto de la anualidad resulta ventajoso: para cuando las fumigan, ya han se han sembrado las semillas de la próxima temporada. Su ciclo vital no sigue el destructivo lema: “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”, de la película de Nicholas Ray
Para nuestro disfrute, volveremos a ver las florecitas en la próxima primavera. También puede ocurrir que se queden ocultas, pero para sorpresa de los arqueólogos que las encuentran en Armenia, o que advierten que con ellas en la prehistoria se hacían collares en Lorca.


Buglosoides arvensis




Aparte de este uso estético, y del diurético de la medicina casera, no parecía tener el bublosoides otra utilidad. Pero últimamente se ha visto que, por su relación con el omega 3es de interés dietético. Así que no es de extrañar que las empresas del sector hayan ampliado el negocio al aceite extraído de sus semillas




   

Si no hay mal que por bien no venga, a algunos les sale doblado

Buglosoides arvensis

martes, 28 de enero de 2014

RUSCUS ACULEATUS

No parecen flores y lo son; parecen hojas y no lo son

Ruscus aculeatus
Ruscus aculeatus


Al entrar al piso vi el jarrón con el ramo de rusco con bayas rojas. Nos juntábamos para celebrar la Navidad y Maite había cuidado también ese detalle en la decoración de la casa.
- ¿Has visto que las bolitas salen de las hojas?
-¿De las hojas? ¡Ah, pues sí! ¡Qué curioso!



Ruscus aculeatus






En el sotobosque de los pinares del pueblo, entre los bojes, los ruscos brotan en matas dispersas aquí y allá. Bajo el talud de la Mansio Romana también hay varias matas que mantienen el verdor del barranco. Y desde la ventana de la cocina veo el vigor de dos matas que pugnan por crecer a la sombra de los enebros. 
En Navarra no ha parecido necesario protegerlos, como ocurre en Euskadi.




Ruscus aculeatus



Ahora, en estos días a punto de nevar, les están brotando en los tallos-hojas las florecitas que serán bayas rojas en otoño. Dar a los tallos forma de hoja, debe de ser la manera que han encontrado estas plantas de pasar de los fríos a los calores del verano. Para defensa de los herbívoros, los tallos-hoja terminan en punta punzante (aculeatus). Estoy por suponer que fueron los romanos quienes nos dejaron la palabra y nos enseñaron a usar el akuilu para azuzar a los cansinos bueyes que transitaban por la calzada y El Vado.


Ruscus aculeatus


Sin embargo, no todas las flores se harán bayas. Aunque se parecen todas las flores, unas tienen sólo estambres y otras sólo el pistilo: unas tienen un borde amarrillo y otras el borde húmedo. Los insectos serán las celestinas que llevarán el polen de unas a otras. Pero, cuando vea aparecer los frutos rojos, tendré que recordar que el rojo es señal de peligro; peligro de vómitos, diarreas y convulsiones, ¡bufffff!.


Ruscus aculeatus


Y como no hay mal que por bien no venga, a los ruscos les han encontrado usos variados. 
El rusco, variedad de acebo para los romanosse empleaba por sus punzantes ramas-hojas como cepillo en la limpieza de toneles de vino. 
En varias lenguas, al rusco se le conoce por su empleo en la defensa de las fresqueras frente a los ratones
El empleo medicinal de los componentes de la planta ya lo explicaba Dioscórides; así que no es de extrañar que medicina moderna los emplee para el tratamiento de varias dolencias.




Bien, un ramo de ruscos por Navidad y que no sea el médico quien me los recuerde; 
que ya me cuidaré de no pincharme con ellos.

Ruscus aculeatus

martes, 7 de enero de 2014

MORICANDIA ARVENSIS

La evolución atmosférica en color violeta

Moricandia arvensis
Moricandia arvensis


La moricandia saluda florecida el cambio de calendario mostrándonos sus flores violáceas. En tiempo frío, sorprende verla estos días coloreando el borde de la carretera, al otro lado de la gasolinera. 
Aunque lleva el nombre específico de arvense (que crece en los sembrados), por aquí prefiere la animación de las cunetas y les deja a los trigos la tranquilidad de los campos. 


Moricandia arvensis



Se consideraba que la moricandia era otra especie de berza (brassica), como la colza o las coles, y así la consignó Linneo en su clasificación de las plantas. 
Y fue el botánico suizo Augustin Pyrame De Candolle (1778-1841) quien estudió los caracteres específicos de sus vainas, semillas y flores y la distinguió en un nuevo género de plantas, al que dio el nombre de moricandia. Este nombre es una adaptación del apellido de otro suizo aficionado a la botánica: el vendedor de relojes Etienne Moricand (1780-1854), estudioso de la flora del Véneto italiano.


Moricandia arvensis
Además de marcar ese pequeño hito en la historia de la botánica, la moricandia es un testigo relevante de la evolución adaptativa de la plantas. Desarrollando su ciclo reproductivo durante la época fría evita el riesgo de deshidratación, ¡que ya se sabe cómo son de secos los veranos por aquí! En tiempo frío, como la transpiración es reducida, la cantidad de agua necesaria para llevar a cabo la fotosíntesis del carbono está asegurada. Y es que por la fotosíntesis las plantas son lo que son: el CO2 del aire se transforma en los compuestos carbónicos complejos que constituyen la estructura de las plantas: tallos, hojas, flores, frutos o semillas. 

Moricandia arvensis



Puede parecer que es otra planta vistosa más, pero ¡qué va!: la moricandia es nada menos que una planta C3-C4 Y esto ya son palabras mayores en la explicación del progreso evolutivo mediante saltos novedosos. Esto del C3-C4 no es una referencia al modelo de mi citroen, sino al número de carbonos de las moléculas que se produce en la fotosíntesis. La mayoría de las plantas son plantas C3: producen los azúcares o la madera a partir de moléculas de tres carbonos. Pero la moricandia es de la minoría de plantas que tienen un sistema “híbrido”, en el que se utilizan además compuestos de cuatro carbonos.




Moricandia arvensis



La aparición del sistema C4 es indicador del cambio sustancial de la composición de nuestra atmósfera. Ahora el CO2 nos resulta un gas contaminante, pero para las plantas es su medio de vida. Las plantas llevaban 2.700 millones de años comiéndose el CO2 del aire y contaminando la atmósfera con oxígeno, cuando algunas dijeron que no podían más y crearon un nuevo sistema para sobrevivir con bajos niveles de CO2. Esto debió ocurrir hace poco (7 millones de años tan solo) y la moricandia fue una de las plantas que se apuntó al progreso. Las berzas, ¡pobres!, se quedaron como plantas C3 y aquí estamos nosotros comiéndolas y respirando oxígeno. 



¡La contaminación nos ha terminado por devorar!, deberían pensar las plantas cada vez que se vean en un plato de verduras.

Moricandia arvensis

lunes, 16 de diciembre de 2013

BRASSICA NAPUS

La col, la colza y el biodiesel

Brassica napus
Brassica napus


Volvíamos de Peñas de Azanza hacia Abárzuza, cuando Javier nos preguntó qué plantas eran las que veíamos brotar en los campos junto a los que andábamos.
- Por las hojas, puede ser colza.
- Pero, la colza ¿no tiene flores amarillas?
- Tienen aspecto de berza - dijo Arantza.
- O quizá, son brócolis que están brotando -dije.
-Oiga, usted, -le preguntó Javier a uno que salía de un almacén- ¿qué plantas son las de ese campo? .
- ¿Eso?, pues colza.
Aclarado. 
Y seguimos andando y comentando que aún no habían crecido como para verlas en flor y que las berzas también echan flores si se las deja subirse. 


Brassica napus

En el pueblo también hay algún que otro campo de colza y además ha florecido con profusión por los taludes de la nueva autovía. Con sus cuatro pétalos amarillos, la colza es una Brassica, el nombre que los griegos les daban a las berzas. 
O sea, ¡que no andábamos tan descaminados volviendo a Abárzuza!. 
La coliflor, el repollo, la lombarda, el brócoli, el romanescu también son Brassica, como los nabos o la colza, aunque estos dos últimos son dos variedades de la misma especie: Brassica napus. De los nabos aprovechamos su raíz engrosada y de la colza, el contenido graso de sus semillas. 

Brassica napus


La diferencia de aspecto y el contrastado parecido botánico entre coles, nabos y colzas impulsó la investigación de las relaciones de las especies de Brassica, cuyo uso alimentario está extendido por todo el mundo. Estas relaciones las estudió y divulgó en 1935 el botánico coreano-japonés U Nagaharu y se conoce desde entonces como el Triángulo de U. Con este triángulo se explican las hibridaciones que se han producido y se da razón de las diferencias de aspecto y similitudes constitucionales. 


Brassica napus



La colza, el nabo de raíz delgada, ha tenido un limitado uso alimentario debido a lo tóxico de los ácidos y carbohidratos  de su composición
En Canadá se han conseguido variedades con bajos niveles en esos componentes, la canola,  y así ha pasado de ser un lubricante para el tratamiento del acero a emplearse en la elaboración de margarinas y aceites para el consumo humano (siempre que no se desnaturalice con anilinas). 


Brassica napus



El empleo del aceite de colza para la producción de biodiesel ha ampliado el cultivo de la colza por el mundo. Por aquí, la creación de una planta industrial en Caparroso para la producción de este carburante ha incrementado las plantaciones de variedades de colza por todo Navarra y ahora es habitual ver extensos campos amarillos antes verdes. 
Toda moneda tiene su reverso: la difusión de la colza con fines industriales ha ocasionado la tala de bosques, la modificación rápida de ecosistemas y la alteración de la vida de comunidades indígenas. 



Mejor, las flores a su aire, según no te comas el mundo.org

Brassica napus

martes, 3 de diciembre de 2013

CONVOLVULUS ARVENSIS

Las campanillas que ni son de bronce ni son lo que parecen

Convolvulus arvensis
Convolvulus arvensis

Ahora que ya no vemos campanillas blancas por los campos, las tendremos durante unos días en los adornos luminosos de las calles y las oiremos en las melodías navideñas. Estas campanillas (para nosotros, gorretillas) en épocas más cálidas se extienden a ras de suelo por los sembrados, bajo los almendros, en los márgenes de las huertas: casi cualquier sitio les parece adecuado para abrirse y enseñarnos su estigma bífido. Como no se las oye tañer, será difícil no pisarlas, aun poniendo cuidado, al andar por el camino de Aspra.





Convolvulus arvensis
Las gorretillas son un primor de sencillez y ritualidad: se van cerrando al atardecer y se abren cuando el sol les puede enjugar las gotas de rocío que han recogido por la noche. Su encanto, con todo, no encandila a los agricultores ni las libra de ser una mala hierba perseguida por los hortelanos. Se ensayan herbicidas y la azada las secciona, pero bajo tierra queda algún rizoma que no tarda en brotar y florecer de nuevo para regocijo de los paseantes



Convolvulus arvensis

Y es que las gorretillas, pese a su aspecto acampanado, no son consideradas como campanillas por los botánicos: son ¡convólvulos!, palabra rotunda, grave, esdrújula, redonda y nada tintineante; vamos, que resuena como la imponente Campana María de la Catedral de Pamplona
Esto de convólvulos les viene de tener tallos volubles, envolventes, enredadores: ¡en fin! de ser unos liantes.



Convolvulus arvensis

El carácter de liante se ve hasta en la interminable retahíla de nombres que le atribuyen en Wikipedia
¡Y falta el nuestro, gorretilla! 
(En euskera, ezkerte o ziurda).
Así no es de extrañar que hasta Plinio y Avicena se liaran al tratar sobre las gorretillas y apareciera su nombre entre los errores botánicos advertidos por Nicolo Leoniceno en el S.XV al comparar textos antiguos.  (J.M.Valderas)





Convolvulus arvensis


Bien es verdad que a los conejos estos asuntos les trae sin cuidado, mientras para ellos sea un alimento apetecible, según tengo oído en casa. Sin embargo, se suele emplear como purgante y no es un plato de gusto ni para el ganado (produce lesiones en el hígado). 
Estas contradicciones afloran también en publicaciones de carácter técnico donde, por ejemplo, tras enumerar nueve aplicaciones medicinales, se concluye que no tiene uso farmacéutico. ¡Pues vaya!




Al margen de polémicas, las gorretillas seguirán a lo suyo y las tendremos floridas en verano, ¡puntuales!

Convolvulus arvensis

sábado, 16 de noviembre de 2013

AGAVE AMERICANA

La admirable:  la vida y la muerte en amarillo

Agave americana
Agave americana






Fue a mediados de septiembre cuando Ana Carmen me preguntó si había sacado fotos a las plantas que habían crecido varios metros durante el verano junto a su casa. 
- ¿Varios metros? 
Me faltó tiempo para coger la cámara e ir a ver qué plantas podían crecer de forma tan desmesurada. Había pasado varias veces cerca de su casa tomando fotos de la variada vegetación de las eras: orquídeas, papilionáceas, geranios o cardos; pero no había reparado en que se estaba desarrollando algo tan extraordinario al otro lado de su casa.
Agave americana
En efecto, era algo sorprendente y además, memorable. Su padre, Leonardo, me recordó que hacía diez y seis años en ese lugar habían florecido esas plantas de grandes hojas gruesas y punzantes, precediendo al nacimiento de su nieta. ¡Cómo él no iba a recordarlo! Así he sabido que los agaves tardan más de diez años en florecer y que la planta muere tras haber cumplido su ciclo reproductor y diseminado cantidad de semillas (monocarpismo). 
Por mi parte, recordé que en la excursión por la costa de Almería mi amigo Javi se entusiasmó viendo unos palos secos y nos hizo fotografiarle junto a ellos; son agaves, aseguraba.












Agave americana
Cristóbal Colón describió los agaves americanos y los confundió con los aloes mediterráneos por el parecido de las hojas. Y aloes se los llamó durante años. Fue el botánico Rudolf Jakob Camerer quien a finales del S.XVII dejó constancia de que en 1583 había florecido en Europa el primer “aloe americano” en el Jardín Botánico de Pisa. Este Camerer no era un tuercebotas que pasaba por allí. Fue quien explicó en 1694 la función del polen en la fecundación de las plantas con flores dioicas; vamos, que las plantas tienen sexo
En 1737, el botánico Johann Wilhelm Weinmann incluyó el agave entre los mil grabados de plantas coloreados a mano en su Phytanthoza Iconographia.


Agave americana

Agave ( ἀγαυή, "admirable" en griego) es el nombre que le dieron los europeos admirados de lo llamativo de la inflorescencia o de los efectos del aguamiel de su savia. ¡Vete a ver! 
La savia del tallo es un aguamiel que fermentado produce el pulque y destilado, el mezcal o el tequila, según las especies empleadas. En América el agave tiene varios nombres: pita y sisal, entre otros. No se importaron estas palabras para aplicarlas a la planta, como en otros casos, sino a las fibras que se obtienen de las hojas y con las que se hacen cuerdas y redes.



Agave americana






Sin llegar a los apuntados derivados insanos, se sabe que el agave, como la achicoria, la alcachofa, la cebolla o el puerro, tienen unos carbohidratos peculiares, los fructanos, muy aprovechables en una alimentación sana. Son peculiares porque no se digieren en el estómago. No, casi sin alteración llegan al intestino grueso, donde los fructanos son metabolizados por la flora y las bacterias presentes y así resultan un saludable prebiótico. ¡Vaya cartera de valores para una planta tenida por invasora!




Nos queda por ver florecer los otros agaves del pueblo: los del huerto de Juan Mari

Agave americana