El otoño también tiene color malva
Malva sylvestris |
Malva sylvestris |
Iba a
cruzar el puente del Irati el viernes pasado, cuando el color de las malvas del
rinconcito junto al trujal de Nagore hizo que me detuviera a contemplarlas y
retener su gracia en la cámara. Era una tarde soleada de finales de octubre y
las malvas silvestres lucían su coloración sin necesitar los cuidados de ningún
jardinero.
Malva sylvestris |
Con todo, verlas en estas fechas me produjo cierta melancolía por recordarme la certeza de que terminaré criando malvas.
No he conseguido saber el origen este eufemismo y lo mismo me ocurre con expresiones tales como: ser como una malva o haber nacido en las malvas. La asociación con la muerte, la bondad y la humildad de nacimiento pueden parecer peregrinas, aunque ya las emplearon Cervantes en el Quijote (2ª, IV) y Quevedo en la curiosa Homilía de la Santísima Trinidad con su conocida retranca.
Malva sylvestris |
Bondadosas, sí que deben de ser las malvas a juzgar por la variedad de situaciones en las que se utilizan. Además de los usos culinarios en sopas y ensaladas, la medicina popular las emplea como remedio laxante, antiinflamatorio, expectorante o calmante de la tos. Sin embargo, el alguacil no les debe reconocer sus benéficas cualidades, pues de tiempo en tiempo les pasa el cortacésped.
Malva sylvestris |
Pero… ¡cuidado! ¡Un respeto con lo de popular!, que el Dioscórides ha sido durante siglos el manual de la medicina oficial hasta el siglo XVIII; vamos, hasta ayer. En la edición del erasmista Andrés Laguna, médico de Carlos V, además de todas las aplicaciones populares referidas, se recoge que también puede servir de “relox en tiempo nubiloso”. En la edición del Doctor Suarez de Ribera, Médico de Cámara de Felipe V, se da fe de que “toda malva consta de partículas oleosas, aquosas, crassas, con las cuales ablanda, laxa el vientre y mitiga la acrimonia de los humores coléricos y la flema salada”.
¡La mar salada!
Coccinella septempunctata y Malva sylvestris |
Ahora, la farmacia moderna ha analizado esas
“partículas” y ha encontrado que son mucílagos (hidrocoloides polisacáridos),
antocianinas (glucóxidos pigmentarios que dan el color malva), taninos (ácidos
fenólicos) y vitaminas varias. La coloración malva, tonalidad del violeta,
parece tener doble función: proteger de las radiaciones ultravioletas y atraer a
insectos polinizadores. Los mucílagos y demás compuestos explican las
cualidades saludables atribuidas por la medicina tradicional a los ungüentos y
bebedizos confeccionados por sanadoras y boticarios.
Y así, el malva se añade a los ocres y amarillos de las
hojas de los chopos que enmarcan
el puente sobre el Irati.
Malva sylvestris |
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