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martes, 11 de diciembre de 2018

PARENTUCELLIA LATIFOLIA

Nombre navideño de humanista para flores primaverales
      
Parentucellia latifolia
Parentucellia latifolia




Estos días de estrellas luminosas, copos de nieve rutilantes, San Nicolás o Santa Claus o Papá Noel exhibidos por las calles, saco a colación una pequeña planta, de las primeras en florecer por abril y que tiene por su nombre, parentucellia, cierta relación con ese mítico y entrañable personaje navideño. Es una planta que, escondida entre las hierbas, se deja ver gracias a su inflorescencia compacta de flores purpúreas y con puntos amarillos, y que atrae mi atención cuando trato de cuidar dónde pongo el pie.




Parentucellia latifolia






Por aquí tengo localizada la especie latifolia (de hojas anchas) en dos lugares distantes y de características diferentes. Uno es arenoso, a ambas orillas del Aragón, en el paraje de Liédena llamado Arenas en la margen derecha y en la margen izquierda, a la altura de Ogaste por el lado de Sangüesa. El otro es calizo y son suelo somero, llamado Biezcas, y que forma la margen izquierda del Irati en la foz de Lumbier. 
Esta diversidad debe de corresponder también a su distribución mundial, porque florece en lugares tan diversos como son la orilla atlántica de la Bretaña francesa, el interior de la Península Ibérica, la cuenca mediterránea hasta Irán, para luego aparecer en California y saltar al sur de Australia y Tasmania.



Parentucellia latifolia




El nombre parentucellia fue ideado y aplicado a este género de plantas por el botánico italiano Domenico Viviani (Viv.) en memoria del humanista y diplomático Tommaso Parentucelli. Cuando Tommaso llegó a ser papa con el nombre de Nicolás, era el quinto papa que tomaba el nombre de ese santo griego, amigo de los niños y repartidor de regalos, y cuyas reliquias se guardan en la ciudad italiana de Bari. En su pontificado de ocho años fue el creador de los primeros jardines vaticanos y la biblioteca vaticana, hizo traducir obras griegas y latinas, como el Dioscórides, además de la concepción urbanística romana desarrollada en las décadas siguientes. 





Parentucellia latifolia


Si Viviani ideó el nombre, el eximio profesor de botánica y conservador de los jardines de Pisa y Florencia, Théodore Caruel, fue quien hizo la descripción de esta especie en el tratado sobre Flora italiana (1883) tomo VI, pág. 480 sig
Alude Caruel al carácter peloso-glanduloso de la parantucellia, y que, bien puedo suponer, es el detalle que ha llevado a estudiar su composición bioquímica, pese a no ser considerada como planta medicinal. Así es como se ha comprobado que además del fitol y sitosterol, la Parentucellia latifolia dispone de siete ésteres de alcoholes diterpénicos. Estos componentes terpénicos tienen amplias funciones básicas en las plantas: producción de clorofila, pigmentos, hormonas y ácidos o la fijación de proteínas celulares.


Parentucellia latifolia


En la minuciosa descripción de Caruel, sin embargo, no he leído alusión alguna al carácter parasitario de esta planta. En las últimas décadas se ha conocido que, como muchas plantas de la familia de las escrofularias, es hemiparásita: se asienta en el xilema de otras plantas, extrayendo las savia que asciende y sin que afecte a la savia descendente portadora de los azúcares producidos por la fotosíntesis. El hecho de que en nuestra zona esta planta se desarrolle en las primeras semanas de la primavera, normalmente húmedas, facilita la simbiosis entre las plantas sobre las que crece, se cree que sin dañarlas.


Por los pelos, me he pasado de la navidad al renacimiento sin salir del laboratorio

Parentucellia latifolia

domingo, 4 de noviembre de 2018

ERICA VAGANS


Siempre nos quedará… caminar entre brezos en flor
  
Erica vagans
Erica vagans



“A la manera que, el que paseando por un deliciosísimo jardín, pasó divertido por sus calles, sin reparar en lo artificioso de sus plantas ni en lo vario de sus flores, vuelve atrás cuando lo advierte y comienza a gozar otra vez poco a poco y de una en una cada planta y cada flor, así nos acontece a nosotros que vamos pasando desde el nacer al morir sin reparar en la hermosura y perfección de este universo.”  El Criticón (parte1ª, crisi 2ª), Baltasar Gracián.





Erica vagans


Así es como me ha ocurrido andar por la sierra a la búsqueda plantas llamativas y haber descuidado detenerme a examinar y admirar lo que tenía a los pies, por ser parte del paisaje habitual de los senderos de Leyre. 
Una las plantas que tapizan los calveros de los pinares es esta especie de brezo, que pasa desapercibida por su abundancia. Sólo ahora, cuando casi no florecen otras plantas, es cuando “vuelvo atrás para advertirlas y reparo en su hermosura” en palabras de Gracián.





Erica vagans





Es claro que, para Carlos Linneo, sin embargo, los brezos no pasaron desapercibidos, puesto que los trató específicamente en su “De erica”, estudio monográfico fechado en 1770 y dedicado a este género de plantas. 
Así mismo, los brezos tampoco pasan desapercibidos a los miembros de la Heather Society, sociedad inglesa dedicada al estudio de las variedades de brezos, incluidos los de la especie Erica vagans (brezo de Cornualles), con variedades entre el blanco y los matices rosáceos. 







Erica vagans

Eso de que la especie vagans sea de Cornualles es cosa de ingleses; ya que esta especie se extiende por el occidente europeo, traspasando los Pirineos, como puede hacer cualquier vagabundo (vagans) que no entiende de fronteras
También es de ingleses, de Emily Brontë concretamente, ponerle el nombre de señor Monte de brezo, Mr. Heathcliff, al protagonista de Cumbres borrascosas. Quizá entendía la señora Brontë que había relación entre las penalidades que hizo soportar al protagonista de su relato con las que deben de sufrir las Erica vagans para florecer en estas frías fechas.


Erica vagans


Aunque para penalidades, las que sufre el ganado que se atreve a pastar esta atrayente especie de brezo. La ganadería extensiva tiene entre sus inconvenientes alimentarse con esta especie rica en proteínas sí, pero también en taninos, que interfieren en el proceso digestivo y provocan el timpanismo. Esta dolencia impide al ganado vacuno la expulsión del metro cúbico diario de gases originados en la digestión. Y las inmediaciones del Gorbea han sido el lugar escogido para experimentar y medir la producción gases subsiguientes a la ingesta de esta planta por el ganado de nuestra zona. 




Para otro momento queda ver si el efecto invernadero, que también se atribuye a estos gases, 
es o no una exagerada leyenda urbana

Erica vagans

martes, 9 de octubre de 2018

SILYBUM MARIANUM

Espinas punzantes, guardianas de semillas saludables
    
Silybum marianum
Silybum marianum
No es frecuente que las plantas, si no son alimenticias, aparezcan mencionadas en la prensa. Y cuánto menos las silvestres, que entran en el término genérico de naturaleza, referido generalmente a bosques y animales. Por eso me sorprendió que un vulgar cardo, el cardo mariano precisamente, ocupara toda una página dominical de El País, incluida una pequeña foto de su aspecto en la esquina inferior
Bien es cierto que, para que el cardo mariano no pasara desapercibido, una buena parte de la plana la ocupaba la foto de una joven investigadora de rasgos orientales, la valenciana Lucía Zhu, que miraba de frente al lector y que obligaba a dejar para leer más tarde la privilegiada plana derecha con un mareante reportaje ¡ja, ja! sobre “La vida bajo presión del 'dj'”. 


Silybum marianum

Pues bien, tamaño honor se debe a que el cardo mariano, según se ha estudiado, posee en sus semillas volanderas multitud de componentes, entre los que figura uno cuyo nombre se ha tomado del nombre botánico (silybum), la silibinina, y cuya sola formulación química sí que es mareante. Y he aquí que la silibinina es en este momento objeto de interés farmacológico a raíz de comprobarse que tiene efectos favorables en el tratamiento de tumores diversos, especialmente cerebrales, rebeldes a tratamientos de quimioterapia convencional.




Silybum marianum

No es que las semillas del cardo mariano sean una novedad en los tratados de plantas medicinales, no. 
En un documentado tratado de Plantas medicinales, los profesores Peris, Stübing y Romo se extienden sobre los componentes de las semillas agrupados en el producto complejo llamado silimarina y que tiene efectos protectores sobre el hígado (pág. 211). Estos efectos, conocidos desde antiguo, se refieren tanto a hepatitis crónicas o cirrosis, como a intoxicaciones por setas de los géneros amanitas o lepiotas.




FRUCTIBU S E T SEMINIBUS PLANTARUM  Joseph Gärtner
Y hablando de semillas, tengo que apuntar que esta especie fue descrita Joseph Gärtner en 1791 en el tratado sobre frutos y semillas (pág. 378), que le ha valido para que, junto al nombre de esta planta, aparezca también el suyo y que se le considere el iniciador de la carpología, estudio de las semillas, por su descripción y la minuciosidad de los dibujos que figuran al final de tratado. 
En cuanto al nombre del género, silybum, Gärtner prefiere escoger uno distinto al de los cardos, contra lo hecho por Linneo. Recurre, pues, al empleado por Sebastien Vaillant en la  enumeración de plantas de su Botanicon Parisiense (pág.28), y que ya aparecía en textos romanos (Teofrasto, Historia de las plantas (VI-4-607) y que siguen utilizando los botánicos.
  


Silybum marianum

El nombre de la especie, mariano o de Nuestra Señora, quizá se debe a alguna leyenda medieval relacionada con la lactancia virginal, porque se administraba para el aumento de la secreción de leche tras el parto. O quizá se debe a los trazos blancos de sus hojas, presentes ya en invierno, semejante a regueros de leche derramada.
Y, por último, bien pudiera ser que los variados usos medicinales del cardo mariano, legendarios o ciertos, hayan contribuido a sacar esta planta de su ámbito originario a orillas del Mediterráneo y a difundirla por amplias zonas templadas del planeta.



Tras una apariencia espinosa, se esconden virtualidades no apreciables al tacto

Silybum marianum

jueves, 2 de agosto de 2018

NIGELLA GALLICA

Abiertas al sol canicular como unas turistas más, pero en rastrojeras alejadas de las playas

Nigella gallica 
Nigella gallica 
Las cosechadoras, que han estado unos días animando el paisaje y obstruyendo los caminos, han dado paso a las empacadoras. Y con éstas, sobre los campos han aparecido prismas de paja que, en buena parte, irán a la vistosa Planta de Biomasa de Sangüesa para producción eléctrica. 
Por estos mismos campos, ahora rastrojeras, en los que a lo largo del año han dejado sus huellas tractores, cosechadoras y empacadoras, han empezado a florecer variedad de plantas en plena canícula veraniega, cual turistas que se tuestan al sol. Y entre ellas, sin que llegue a explicarme de dónde consiguen el agua que necesitan para su desarrollo, estas sorprendentes neguillas.
   
Nigella gallica 



Y digo sorprendentes, porque las flores me parecen que se salen del formato que imagino habitualmente en una flor: con su cáliz verde y su corola de otros colores. Estas neguillas, al contrario, tienen unos grandes sépalos que forman un cáliz abierto de color entre azul pálido y blanco y una doble corola de pétalos con aspecto de corona circular. Sobre este fondo se destacan multitud de estambres y cinco carpelos que, una vez fecundados y maduros, guardarán las semillas en bolsas abiertas para dejarlas caer fácilmente.









Nigella gallica 

Y así es cómo las semillas, que no hayan servido de alimento a insectos diversos, estarán hasta el otoñó a la espera de los tractores. Volverán entonces los brabanes a roturarán los campos, quedando las semillas de las neguillas debidamente enterradas y preparadas para una nueva floración en la siguiente temporada. 
No ha faltado quien ha  estudiado las condiciones de oscuridad y temperatura para la eficaz germinación de esta especie de neguillas y, una vez más, hay que reconocer que, como otras plantas, las neguillas se lo tienen bien montado.



Nigella gallica




Y han sido las semillas, por su color negro (o la falta de color, según se mire), quienes han dado pie al nombre de la planta. Niguella, en el latín tardío, era la manera de decir negrilla (escrito sin u) y que en algunos lugares de la península se dice neguilla, cambiando el orden de las vocales. 
Por aquí, que yo sepa, no tiene nombre, salvo que llamarla mala hierba lo sea y, una vez cosechado, ¡que me quiten lo bailao, que ya les pasaré la rastra!, deben de pensar cuando se las deja florecer en época estival. 





Nigella gallica

Estas neguillas tienen una distribución mundial reducida, limitándose a florecer al este de la península Ibérica y al norte de los Pirineos, como planta endémica de
esta zona
Sin embargo, el género Nigella se debió diferenciar en el Pleistoceno en la  zona del Egeo, encontrando esta especie refugio en nuestros sembrados. Como les ocurre a otras refugiadas últimamente, su presencia se ha visto amenazada por los tratamientos agrícolas intensivos, aunque ha vuelto a florecer donde en el país de los galos se daba por desaparecida.
No es este nuestro caso, donde su abundancia nos permite disfrutar cada año del exotismo de su forma.



Tan de nuestros campos y venidas del otro lado del Mediterráneo. ¡Quién lo diría!
   
Nigella gallica

miércoles, 27 de junio de 2018

SCLERANTHUS PERENNIS


Carmín a precio de oro entre las grietas de las areniscas de la sierra
  
Scleranthus perennis

Scleranthus perennis
Pues sí, para ver de cerca las pequeñas flores de los esclerantos he de sudar subiendo a la sierra y doblar el espinazo; o no hay tu tía. Me esperan los esclerantos entre las areniscas del cordal, hacia el Paso del Oso, y parecen dar razón de su nombre (flores esclerotizadas, endurecidas) al aflorar entre grietas de espacios ásperos y despejados. Con suelo en estas condiciones, ahorrar energía y nutrientes debe de ser lo adecuado, por lo que han optado por ser flores sin pétalos coloristas. Protegen lo esencial de la flor, estambres y pistilo, solo con cinco sépalos verdosos, enmarcados por una franja blanca, gracias a la cual me di cuenta que debían de ser flores; si no, de qué.

Scleranthus perennis



Mi alto punto de vista, pese a mi baja estatura, es bien distinto del que deben tener las hormigas que los polinizan. Este entramado de hojas y flores les tiene que parecer una intrincada selva por la que deben deambular para transportar el polen y fecundar los pistilos, en los que se formarán las semillas que almacenarán en su hormiguero. 
Está visto que los sistemas de previsión ya estaban inventados y programados en los genes de estos pequeños insectos, no así en las cigarras, ni aún en las del ahorrador Disney. ¿Será por eso que hasta se ha investigado los procesos de transferencia de polen que llevan a cabo las hormigas?






Scleranthus perennis
Pero,  no son las hormigas los únicos insectos que se aprovechan de los esclerantos. Hay una especie de chinches que desarrollan  su ciclo vital alrededor de los esclerantos: la cochinilla polaca (Porphyrophora polonica). Son las raíces y las hojas bajo tierra las que alojan y sirven de alimento a las cochinillas en sus fases de desarrollo. Extraña que siendo las cochinillas insectos propios de sitios húmedos, aniden en las raíces de los esclerantos, que se desarrollan entre areniscas, que no se caracterizan por su humedad. ¿No será al revés, que sean las mismas cochinillas las que proporcionen humedad a las raíces durante verano? Si no de qué se iban a dejar colonizar gratis et amore.

Scleranthus perennis
Sea lo que fuere, la simbiosis entre los esclerantos y la cochinilla polaca ha tenido, más que interés naturalístico, interés mercantil. La cochinilla polaca fue empleada para obtener el ácido carmínico empleado como colorante rojo para tejidos y pinturas. Durante el S.XVI llegó a tener precios disparatados y el comercio del color carmesí llevó a la difusión de esta planta en amplios campos de cultivo para obtener las dichosas cochinillas, sobre todo en la Polonia y alrededores; de ahí su nombre
El precio se moderó cuando Hernán Cortés difundió la tintura carmesí que empleaban los aztecas y que obtenían de otra cochinilla en simbiosis con los cactus mexicanos.

Scleranthus perennis

Este colorante, el ácido carmínico, es empleado aún en productos alimenticios con la signatura E-120. ¡Hala! para que luego se diga que los colorantes alimentarios no son naturales ni alimenticios, siempre ¡claro está! que a uno no le impresionen los insectos y menos aún las cochinas cochinillas. 
De aquél fervor por el cultivo de los esclerantos nos queda que en la actualidad prácticamente esta especia de planta sólo florece en Europa (en Navarra es una planta rara) y ha quedado bien alejada de su origen oriental, en australasia


Flora, fauna, cría de insectos, colorantes, cultivos y economía, escondidas en las raíces

Scleranthus perennis

martes, 5 de junio de 2018

AJUGA CHAMAEPITYS


Lo habitual es la caprichosa multitud de formas florales

Ajuga chamaepitys
Ajuga chamaepitys




Si hay flores de belleza indiscutida, tengo que reconocer que hay flores que exhiben una curiosa belleza monstruosa. Me ha parecido que el  aspecto de esta ajuga mecería figurar en películas de monstruos divertidos, sin necesidad de las deconstrucciones de Picasso. 
Un caso más en que se aprecia que un único punto de vista resulta reduccionista para percibir la totalidad de la realidad, polifacética y amable.




Ajuga chamaepitys






Se admite que ya Plinio trató de esta planta en su tratado de Historia Natural, cuando escribió sobre la abiga chamaepytis: una planta con aspecto y fragancia de pino rastrero (pitys – chamae) y con uso abortivo (a-juga). Bien es cierto que en asunto de etimologías, las propuestas son variadas y peregrinas, y no sé cómo llegan a unirlas al olor del incienso, una preparación de resinas vegetales. Es seguro que al acercarme a fotografiarla y humedecerme las rodillas en Biezcas no percibí ninguna fragancia que me recordara ceremonias religiosas.



Ajuga chamaepitys


De los romanos pasamos a los alemanes y encontramos que a final del S.XVIII un médico, teólogo e Historiador Natural,  Johann Christian Daniel von Schreber, describió con pelos y señales esta especie de ajuga. La planta que J.P.Tournefort llamaba bugula, en la edición de de 1791 de Genera Plantarum, Schreber la adscribió al género ajuga y se ganó que su apellido se adjuntara al nombre de la planta en las taxonomías botánicas hasta hoy en día.



Ajuga chamaepitys






Esta ajuga era bien conocida en todo el occidente y mediterráneo europeo, donde pervive pese a cambios ambientales. Con todo en algunos puntos periféricos hay señales de alarma por el descenso de ejemplares estimados por Ingleses, Holandeses o checos. Tendrían así un motivo más para visitarnos, siempre que no vengan a llevárselas con eso de que es planta de antiguo uso medicinal.




Ajuga chamaepitys



Pues sí, según que página consulte uno, el pinillo rastrero con su olor a trementina puede aliviar la gota y el reuma (nota de la pág 216 de Antonio Blanco a los Elementos de Historia Natural de Salacroux de 1843). Además, Mi Herbolaria me ofrece dos opciones para servirme de sus virtudes: tomarlo como infusión o como jarabe, mezclado con vino. Si bien es en Alicante donde me dan el listado de más de veinte males que alivia con sus recetas. Con todo, de tener alguno de esos males, la consulta médica me resultará más segura.




Escondidas entre el ramaje, unas bocas abiertas a la secular sabiduría popular 

Ajuga chamaepitys

jueves, 17 de mayo de 2018

SPIRAEA HYPERICIFOLIA


Jardinería silvestre con floridos colgantes blancos 
    
Spiraea hypericifolia
Spiraea hypericifolia

He dado hoy, ya mediada la primavera, una vuelta por Morquillón para disfrutar del bullir de la flora. Y bajando por el cortafuegos hacia el corral de Miguelón, he encontrado floridas y con hojas a las espireas (kapiestras en euskera). 
Mientras tanto al otro lado del mundo, en China, los profesores Liu, Zhang, Su, Liu, Che de la Facultad de Horticultura de la Universidad Agrícola del Nordeste investigaban cómo hacen las jóvenes espireas para resistir el frío invierno  y mostrarnos ramilletes de flores en primavera. 
Trabajo de chinos.


Spiraea hypericifolia
Andando entre los bojes del pinar hacia Las Revueltas, es frecuente ver las ramas resplandecientes de las espireas mojadas por las  gotas de rocío. En el frescor de cualquier mañana, me parece lejana la contaminación del tráfico de la autovía. 
Y mucho más lejanas, sin comparación, me resultan las investigaciones sobre los efectos de la contaminación radioactiva en la estructura de estas preciosas plantas realizadas por Ajdosova y compañía en la Universidad de Kazastán  y publicado a través de la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). 
Trabajo de kazajos.

Spiraea hypericifolia
Aprovechando un mañana fresquita he subido a la sierra y en El Carasol me he vuelto a encontrar con más espireas floridas. 
Pero más alto y alejado en el tiempo debería ir para ver cuál ha sido la evolución filogenética desde la época del Mioceno hace trece millones de años de de estas guirnaldas, como lo han hecho Gulzar y otros en la meseta Qinghai-Tibetana. Los cambios orogénicos del Tíbet han alterado la estructura de esta planta, que ahora admiramos por aquí con hojas no sé si similares a los hipéricos (hypericifolia).
Trabajo de tibetanos.

Spiraea hypericifolia
Ver cómo verdean los sembrados de Aspra tiene el aliciente añadido de pasar por viñas baldías, hoy cubiertas con flora diversa y sus ribazos con espireas. Por ahí, además,  no es raro sorprender agachado a algún que otro recolector de trigueros. 
Y bien sorprendido me he quedado yo mismo al enterarme de que en la lejana Universidad Estatal de Altai, en la industrial (y desconocida para mí) ciudad siberiana de Bernaúl han estudiado los flavonoides de los compuestos fenólicos que se contienen en las hojas de esta especie de espireas.
Trabajo de rusos.


Spiraea hypericifolia

Me llama la atención que la distribución mundial de esta especie de espireas se reduzca al extremo oeste europeo y a localizaciones puntuales alrededor del Mar Negro  y que, sin embargo, los estudios publicados se han efectuado en lugares alejados de estas zonas. Así mismo, que en Texas, USA, se alarmen por la previsible naturalización de estas espireas, cuando tienen constancia de la presencia de esta especie antes de que Texas fuera USA. 
Recelos de estadounidenses.



Brillantes plantas jardineras, consideradas y estudiadas a lo largo del mundo

Spiraea hypericifolia