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jueves, 26 de octubre de 2023

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
       
Una muy bonita tapadera floral para agatha christie

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
    ¡No, no; por favor! No hay porqué suponer que debajo de la mata de falopias de la Chocarrera haya un cadáver. Tendría que ser una ocurrencia de Agatha Christie. ¡Mira que escoger un florido macizo de Polygonum baldschuanicum para encubrir un asesinato! Esto solo se le pudo ocurrir a la gran Agatha en su intrigante novela Némesis, cuyo capítulo 9 lleva por título el nombre de esta planta, y enredar, de paso, en el relato a la intrépida anciana miss Marple. Esos macabros sucesos pudieron ocurrir en la Inglaterra puritana y victoriana, pero no en nuestra cuesta de la Chocarrera, ni junto al puente de Sangüesa o cerca de Iriso, donde, hace unos días, vi unas espléndidas matas floridas.

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
    Agatha Christie, además de escritora y arqueóloga, debió de ser aficionada a la botánica por las muchas veces que alude a jardines y flores en sus novelas. Sin duda, llegó a tener un amplio conocimiento de las propiedades estéticas y maléficas de cantidad de plantas, como lo deja entrever en el último capítulo de Némesis. “Lo que había hecho fue… plantar una trepadora que se llama polygonum. Se utiliza mucho precisamente para ocultar algo desagradable o feo en un jardín. Es capaz de crecer en cualquier terreno y acaba con todas las demás plantas. A veces resulta siniestra, pero da unas flores blancas muy bonitas”.

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
    En 1971, ya cumplidos los ochenta años, Agatha Christie publicó Némesis y nos dio a conocer el interés ornamental que ya tenían las falopias en Inglaterra. Faltaban siete años para que en 1978 se notificara la presencia de estas plantas foráneas en la península Ibérica, en Asturias y Salamanca concretamente. Originaria del este de Asia, esta especia de falopia se ha extendido por amplios espacios de Europa, donde se colocaba, por su carácter trepador, junto a las paredes de los edificios para refrescarlas, disminuir la temperatura de las calles y contribuir así al bienestar de los vecinos y a las reticencias de quienes alertaban de su carácter invasor.
    
Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
    Su reciente presencia en la península hace que carezca de nombre popular, pese su rápida propagación por más de la mitad de las provincias, incluidas hoy las Islas Canarias. Sin embargo, ya en 1753 la registró Linneo en su Species plantarum, quien la situó dentro de la familia de las poligonáceas, por la forma poligonal de las semillas, dándole el nombre de Polygonum chinense, al tener noticia de hallarse en India y China. Supongo que advertir la gran diferencia con las otras flores del género polygonum llevó a J.F. Adams a crear un nuevo género de nombre fallopia, en memoria del botánico y anatomista Gabriele Falloppio (sí, sí, el de las “trompas de Falopio”).

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
    No quedó ahí el baile de nombres. Como parece que por China había otras especies de falopias, diferentes de las que llegaban a Europa, el botánico francés Louis Henry le dio el nombre específico Fallopia aubertii, en honor de un misionero y botánico francés que andaba por el ahora Tíbet chino: Georges Aubert. Tanto compadreo francés no debió gustar en el resto de la Europa de entreguerras. Así que, aprovechando que las plantas de la región de Baldschuan (Bol'dzhuan, sureste de Tayikistán) eran falopias del tipo europeo, debió de ser el checo J.L.Hulob quien le encasquetara nombre tan específico: Fallopia baldschuanica. 

Polygonum baldschuanicum = Fallopia aubertii = Fallopia baldschuanica
¡Vale ya! Otra vez ya seguiré con sus insectos polinizadores.¡Que vuelen ahora!
   

lunes, 16 de octubre de 2023

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)

Una vistosa planta espinosa para quitarme la pereza de escribir

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)

    “Es necesario ser ruso, y hasta emperador, para resistir el ajetreo de la vida de San Petersburgo en estos días: por las noches fiestas como no se ven más que en Rusia; por las mañanas, felicitaciones de corte, ceremonias, recepciones… He aquí lo que absorbe mis fuerzas y ocupa mi curiosidad. Con días tan completos, la correspondencia se hace imposible”. Cartas de Rusia, del Marqués de Custine, pág.149. Una excusa semejante debía valer para explicar no haberme ocupado de escribir durante todo el verano y hasta hoy.

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)
    Y, no es que haya renunciado a pasear por los campos y caminos donde ha florecido este cártamo silvestre, es que asuntillos varios, no los rimbombantes del marqués, han ocupado mi limitada atención. Nuevamente, sí, este verano han florecido cantidad de matas de cártamos silvestres por terraplenes, barbechos, cunetas y rastrojeras del pueblo. 
Nada es de extrañar que su presencia sea tan frecuente en esta zona de clima seco, como lo es por toda la cuenca mediterránea, sobre todo en su parte occidental, en la que estamos incluidos.

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)
    Actualmente, sin embargo, se extiende también por amplias regiones templadas de Sudamérica, Australia y Nueva Zelanda. En estas zonas, el cártamo silvestre está considerado como maleza que afecta a los cultivos. Se ha calculado que sólo en Australia origina gastos anuales que superan los cien millones. Por razones que desconozco, por aquellas tierras se llegan a contar entre ochocientas y dos mil trescientas semillas por metro cuadrado; mientras que por aquí solo entre nueve y sesenta, sin que este número, por tanto, afecte a los cultivos.

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)
    Con estos datos, no me sorprende que en las antípodas recurran a variados métodos para controlar su multiplicación con sistemas tan naturales como el pastoreo rotacional que alimenta al ganado con plantas jóvenes o esperar a que la glotonería de la mosca Botanophila túrcica redondee la tarea
Claro está que, hace sesenta años, los métodos del Departamento de Agricultura australiano eran más drásticos, aunque igualmente ineficaces: fumigar con herbicidas a diestro y siniestro.

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)
    La batalla no se dio por perdida y se propuso una nueva arma: el hongo Phomosis spp. (Diaporthe toxica), que había demostrado en las pruebas de invernadero ser eficaz en hacer enfermar a los cártamos silvestres. Pero esto habría sido destapar al genio de la lámpara: este hongo se difundiría y haría enfermar a cultivos de altramuces, vid, frutales varios e, incluso, al ganado lanar. Al fin se ha hecho la luz y han pensado: tomemos los elementos bioquímicos que inciden en la salud de esta maleza, apliquémoslos específicamente y seamos eficaces. Así han llegado a la fomentrioloxina y han comprobado una vez más que las soluciones eficientes no son fáciles ni en el nombre.

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)
    Lejos de las antípodas y su problemática, en el Mediterráneo ha sido una planta nombrada ya en la antigüedad y descrita por Linneo en su Species Plantarum (Pág. 851-2). Su largo interés botánico-medicinal se explicaba así en el Dioscórides: ‟Purga por arriba, y por abajo la flema, y los humores acuosos; es útil a las enfermedades frías, y antiguas: mundifica los pulmones, y el pecho, clarifica la voz: evacua las junturas…”. 
Por fortuna, la farmacopea actual ya ha encontrado múltiples y concretas aplicaciones a los componentes bioquímicos del perseguido cártamo silvestre; y cito solo una: el efecto mitogénico, que evita la proliferación celular de la médula ósea. ¡Qué contraste!

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)
“Las ciencias avanzan que es una barbaridad. ¡Es una brutalidad! ¡Es una bestialidad” 

CARTHAMUS LANATUS (Phonus lanatus)