Las palabras coloreadas amplían informacion mediante un clic. No se permite hacer uso de fotos o texto sin permiso explícito. ©

sábado, 31 de mayo de 2025

CAMPANULA ERINUS

Campanula erinus        Asperilla

Unas campanillas que escalan hasta las notas del dolor

Campanula erinus        Asperilla

    ¿Qué mejor, en esta mañana soleada, sino salir a pasear y ver la floración de este mayo cambiante? Paso por delante de la cantera y veo que, al lado de la fuente de El Liscar, dos parejas escalan encordadas la roca pelada. 
¡Cómo que pelada! De eso, nada. En los pequeños salientes, a los que se aferran con dedos empolvados, hay varias especies de plantas que deben sentirse sorprendidas por la ocupación de su limitado espacio por manos y pies, o algún que otro clavo. Una de estas pequeñas plantas, las asperillas, tiene aspecto peloso erizado (erinus) y unas diminutas florecillas blancas y azuladas de sólo unos milímetros en forma de campanilla. El espacio es reducido y no debería dar para más.

Campanula erinus        Asperilla
    Quienes escalan no lo saben, pero, mientras buscan al siguiente anclaje en la roca supuestamente pelada, junto a sus dedos respira una joya botánica ya descrita por Linneo en Species Plantarum en 1753. Y quizá no la vuelvan a ver, si impiden con sus manejos que las florecillas cumplan su función y produzcan semillas para que la próxima temporada florezcan nuevamente. 
    Esta es la inseguridad de ser en la vida fija/o discontinua/o, que es la situación de las plantas anuales, terófitas. Si no, a ver quien es la guapa que aguanta días y días de verano expuesta tal cual a los ardores y la sequedad en esa peña. Pues bien, las guapas son estas campanillas, pero en forma de semillitas de medio milímetro; si es que las dejasen en paz.

Campanula erinus        Asperilla

    Estas diminutas semillas encierran la sorpresa de tener los cromosomas no solo pareados, como tenemos los humanos, sino doblemente pareados. Este hecho, que no es raro en las plantas, es conocido como poliploidía y en algunos casos estas campanillas tienen los cromosomas cuatro veces pareados. Este fenómeno se entiende que es consecuencia de la hibridación de especies y de mantener los pares de cromosomas originales, por si acaso, que nunca se sabe. Y así, con estos datos, los botánicos van estudiando la evolución de estas plantas hasta las especies originales de hace millones de años. ¡Pues vaya, como para explicarles estos líos a las/los escalantes!

Campanula erinus        Asperilla
    Por fortuna, mientras he andado haciendo equilibrios sobre el borde de la fuente para sacar fotos a las campanillas, no he notado el bordoneo de abejas de la miel. Será que tienen ahora más a mano otras plantas melíferas, como los frutales que, sin heladas, este año han estado bien floridos. Pero, el polen de las asperillas se ha constatado en el análisis de mieles cordobesas y gallegas. Debe de ser que, pese a sus pequeñas dimensiones, estas campanillas tienen néctar que resulta atractivo para las Apis mellifera, según la investigación del profesor P.L.Ortiz de la Universidad de Sevilla. 

Campanula erinus        Asperilla
    Además, investigaciones sobre esta especie de campanillas se han publicado en puntos lejanos del Mediterráneo, en donde es endémica en los países que lo rodean. Y así es como en Palestina, que sufre hoy en día una violencia extrema incompatible con la vida humana, se ha investigado en la Universidad de Nablus la vida de estas campanillas por su valor farmacológico tradicional para tratar múltiples dolencias. Han hallado que los radicales libres, oxidativos, de las células se combaten con los flavonoides de las campanillas y resultan eficaces contra ciertas enfermedades cancerígenas. 
¡Nada menos... y en Palestina!

Campanula erinus        Asperilla
En una pared de escalada me encuentro con la mezcla dolorosa de muerte y vida
    
Campanula erinus        Asperilla

viernes, 2 de mayo de 2025

ANEMONE CORONARIA

Anemone coronaria

 El viento se siente en el nombre de las anémonas
    
Anemone coronaria

    Era mediodía y la esplanada del Castillo de Javier estaba esplendida de luz. Los novios salieron de la iglesia y descendían sonrientes por la escalinata, cogidos de la mano, hacia los familiares, amigas y amigos que los esperaban. La novia, de blanco, cuidando de no tropezar, llevaba un ramo de anémonas azules en la mano. Le faltaba completar el rito de volverse y lanzar las anémonas a las amigas. Al hacerlo, una ráfaga de viento (anemoi) se autoinvitó a la fiesta y dispersó las flores. Entre risas, comentaba los invitados que la ráfaga había provocado que hubiera más de una afortunada por recoger alguna flor, según promete el ritual. 
   
Anemone coronaria
    Pero, el viento, para reservarse alguna de las anémonas, las sopló hacia el sur, al talud herboso más allá de la esplanada. Ahí debieron fructificar y asentarse: habían encontrado dónde multiplicarse sin temor de que la tijera del jardinero las reuniera en otro ramo de boda. Y floridas las encontró José Manuel Marcos, agudo observador y dadivoso horticultor, en la javierada de este año, rozagantes y asilvestradas, y me lo hizo saber. Hasta ahora no había noticia de tenerlas registradas como asilvestradas en Navarra.

Anemone coronaria

    El valor ornamental, debido a su vistosidad, ha debido de ser causa de los múltiples estudios publicados sobre sus cualidades biológicas y condiciones de cultivo, desde que Carlos Linneo ya la tuviera localizada en Constantinopla. Por eso mismo, la jardinería, ocupada en la reproducción, se ha interesado por sus sistemas de polinización, que fomentan la obtención de mejores semillas. Al parecer, no son plantas que se autopolinizan, sino que son el viento y los insectos quienes se realizan el intercambio de polen entre las flores: abejas melíferas o solitarias y moscas. 
Eso es, nada de lugares cerrados.

Anemone coronaria

    Y no sólo esto, sino que también se reproducen con más abundancia en praderas frecuentadas por ganado que se alimenta básicamente de plantas herbáceas. La siega natural de las hierbas hace que la radiación solar sea mayor a nivel del suelo y se favorezca el desarrollo de otras plantas, como son estas anémonas silvestres. 
Pero, también hay un pero; el aire libre tiene el inconveniente de la difusión de las esporas de los hongos. Las esporas encuentran acomodo en las hojas de las anémonas y producen botritis, roya, mildiu, oídium, la mancha negra, etc. Como para quejarme de un catarro.

Anemone coronaria

    La especie coronaria, a diferencia de otras especies de anémonas monocoloras, tiene varias coloraciones: roja, blanca, azulada o púrpura, y gran número de variedades, resultado en ciertos casos de hibridaciones obtenidas por los jardineros franceses del siglo XVIII. En el siglo anterior, el jardinero Bachelier viajó a Constantinopla y volvió con semillas de esta especie. Las cultivó en su jardín sin permitir su difusión, orgulloso de sus vistosas flores. Pero estas hijas del viento (ανεμώνη) vieron en un visitante la oportunidad de escaparse en su capa, para deleite general, conocimiento de Linneo y sorpresa nuestra. 

Anemone coronaria

El viento nos ha devuelto al espacio abierto anémonas domesticadas 

Anemone coronaria

viernes, 28 de febrero de 2025

MINUARTIA ROSTRATA

Minuartia rostrata
    “Ya es tiempo de que la piedra se avenga a florecer”
   
Minuartia rostrata
    En este invierno de temperaturas suaves, nos puede parecer que los acordes de La Consagración de la Primavera han resonado con unos días de adelanto para llamar a florecer. La frase entrecomillada es del poema Corona de Paul Celan, que abre el comentario de Lidia Jorge a la película “Aún estoy aquí”. (El País, 2025-02-23). Si ya es tiempo de que las atrocidades de las tiranías se pongan de manifiesto, es tiempo, un año más, de que las piedras de Las Leras de la sierra de Leyre llamen a asomarse por sus grietas a estas minuartias, que dirán también: aún estamos aquí.

Minuartia rostrata
    No parece que esta planta tenga un nombre popular, así que la llamaré minuartia, el nombre que le puso el botánico sueco Pehr Löfling, discípulo de Linneo. Este botánico anduvo a mediados del S.XVIII por la España ilustrada de Carlos III y recolectó mil cuatrocientas plantas de flora matritense. Löfling fue quien dio nombre a este género de plantas con el apellido del botánico Joan Minuart. Este ilustrado catalán fue boticario militar y tomó parte en la creación del Jardín Botánico de Madrid en 1755, coincidiendo por esos años con el sueco en la capital del reino. Y así, cuando Linneo tuvo noticia de esta planta, la incluyó con ese nombre en el primer tomo de su Species plantarum, reconociendo que “Habitat in Hispania”.


Minuartia rostrata 
    Entre las tres especies que describe Linneo no figura la rostrata. Löfling le pasaría a su maestro información de las tres especies que distinguió en los alrededores de Madrid, pero entre ellas no estaba la rostrata. Esta especie se encuentra en la cordillera Cantábrica oriental y en el Pirineo y poco más en la Península; si bien, es frecuente en los montes del sur de Francia, norte de Italia y Suiza.
    Lo de rostrata parece deberse a que los sépalos tienen forma puntiaguda o de rostro; pues, en este caso, rostro no es la cara, sino el pico, el hocico o la proa de una nave, según algunos de significados que da la RAE.  

Minuartia rostrata 
    El hábitat de esta especie generalmente son las rocas calizas o suelos básicos y raramente crece en suelos ácidos de areniscas silíceas. Pues bien, este es el caso de la sierra de Leyre en su parte este o su cara norte y es en esos espacios donde tomé estas fotos. No sabría decir si L.Reichembach, a quien se atribuye la primera descripción de los caracteres de esta especie, la habría visto por Suiza sobre uno u otro tipo de roca. No menciona este detalle cuando la publica en Icones florae Germanicae et Helveticae (pág.28). Pensaría: a ver, soy botánico, no geólogo.

Minuartia rostrata 
Que por mayo era, por mayo… cuando la vi florida en Leyre