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martes, 29 de octubre de 2024

CAREX BREVICOLLIS

Carex brevicollis

Esto va del valor de la variabilidad de las plantas

Carex brevicollis
    En Gran Bretaña era posible comer una manzana diariamente durante cuatro años sin probar dos veces la misma variedad, explicaba Dan Saladino, periodista de la BBC Radio en una entrevista en enero. Esto ya no es posible por que el interés por variedades vegetales más productivas ha reducido la diversidad de cultivos y la biodiversidad, imprescindible ésta para la supervivencia humana, según advierte Guillermo Altares en el artículo de 2024/10/20 titulado: “Un cesto de manzanas contra el fin del mundo”. 
   
Carex brevicollis
    A esto hay que añadir que las concentraciones parcelarias han hecho desaparecer lindes y caminos, en los que florecían multitud de plantas silvestres que hacían visible y daban espacio a la diversidad vegetal. Recuerdo, pero a la inversa, aquello de que “no hay bien que por mal no venga”. Por todo esto, las alturas están resultando el refugio de plantas singulares, como esta cárex, que tiene la característica de ser, al parecer, la única especie tóxica, entre las de su género, para la ganadería que pasta por nuestros montes. 
   
Carex brevicollis
    El carácter tóxico de las cárices de cuello breve (brevicollis) se considera una estrategia de defensa contra los herbívoros. Tras su ingesta sufren trastornos que, durante la gestación, resultan mortales para las crías, particularmente a principios de verano. La toxicidad se debe a dos alcaloides que se encuentran en estas cárices: la brevicarina en las flores y la brevicolina en las hojas.
      
Carex brevicollis
         Pero ¡cuidado!, que esta toxicidad protectora quizá no la produce esta cárex, sino los hongos microscópicos que invaden sus flores y hojas, imperceptibles a simple vista. Estos hongos han sido estudiados por investigadores del CSIC y de la UPNA con plantas de la sierra de Urbasa, encontrando 14 especies de hongos, nada menos. Entre estos hongos el Biscogniauxia nummularia infecta también a las hayas desfavorablemente y puede ser el origen de la toxicidad de esta cárex. ¡Los nombres que han debido inventarse para tanta diversidad natural! 
    
Carex brevicollis
       Pero no acaba aquí la cosa. Se preguntan los investigadores si los alcaloides tóxicos los producen los hongos invasores o si los generan las cárices mismas, estimuladas por los hongos. En las conclusiones de otra comunicación, dan mayor verosimilitud a esta segunda hipótesis, sin que por el momento den por zanjado el asunto. Y de esta manera, la alarma provocada por la toxicidad de la Carex brevicollis ha llevado a descubrir unos alcaloides que la farmacopea moderna emplea como antitumorales, antivirales y antibacteriales (Cao et al., 2007), nada menos. 
Y ahora sí: no hay mal que por bien no venga.
   
Carex brevicollis

Una vez más se confirma que de la variabilidad saltan las sorpresas

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