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domingo, 28 de noviembre de 2021

CLEMATIS VITALBA

Clematis vitalba  
Gruesas lianas colgantes, con larga historia sanitaria
    
Clematis vitalba  
        Al acercarme esta vez a la fuente del liscar, ahora convertida en pedregal sin liscas, he creído oír, horrorizado, un lejano alarido  reflejado en la roca caliza. Pero, pensándolo bien… no, no; ¡qué va! Ha debido de ser que se llamaban los colgados en la pared o, más bien, el eco imaginado del remoto grito de Tarzán al lanzarse asido a una liana. 
Sí, sí; eso ha debido de ser: me he acordado de Tarzán al ver la mata de clemátides que crecen allí mismo, en el arranque del Camino de la Piedra. 

Clematis vitalba  
        Estas plantas, que forman matas espesas en El Liscar o en Entrambasaguas, son trepadoras (clematis en griego) que se valen de los troncos y ramas de chopos, alisos, arces o sauces y demás arbolado de la ribera del Irati para alargar varios metros sus tallos. Estas lianas tienen con frecuencia un grosor considerable y pueden servir para colgarse de ellas a imitación de Tarzán. Bien es cierto, que desestimo ser yo mismo su imitador por sospechar que terminaría o mojado o dolorido, al romperse, no la liana, sino la rama de la que pende. 

Clematis vitalba
        Sí, me sorprende ver lianas de este calibre junto al Irati o colgando en las hayas de la cara norte de la sierra de Leyre. Pero, no menos me sorprende que en euskera se hayan nombrado con hasta ocho términos en sus variantes dialectales (aihen zuria, autina, metu, ayen-bedarra, ezkerrayen, aixeneskerra, hurukagei, biribaza), varios de ellos relacionados con la idea de sarmiento trepador, como los zarcillos de la vid (vit-alba/blanca). Quizá, este interés por identificar nominalmente a estas clemátides se deba al extendido uso medicinal que tenía desde muy antiguo.

Clematis vitalba
        Ya el médico griego Dioscórides dejó constancia de su empleo en su libro De Materia Medica, según se ha podido saber por las sucesivas traducciones: al árabe en tiempos de Abderramán en siglo X en Córdoba, al latín por Nebrija en siglo XVI y al castellano por Andrés Laguna. Durante diez y siete siglos este vademécum médico lo recomendaba porque: “ataja el flujo del vientre y la disentería, mitiga los dolores que afligen a la madre, quita el dolor de los dientes, socorre a los mordidos de la serpiente, su simiente majada y bebida con agua o aguamiel purga la flema y la cólera; sus hojas aplicadas en forma de emplasto adelgazan las asperezas del cuero; y échase en adobo con el lepidio para comer”. 
¡Vamos, que ni el bálsamo de fierabrás!
   
Clematis vitalba
        Más aún, en siglos posteriores, siglos de las luces, se ha seguido recomendando el empleo de tan milagroso remedio. Se aplicó, pues, para estimular la circulación sanguínea de la piel, así como para tratar pústulas y úlceras, afecciones reumáticas, para inflamaciones osteoarticulares y neuralgias o como febrífugo y calmante del dolor. Como ocurre con otras plantas consideradas medicinales, la multitud de sus componentes bioquímicos hace que tengan efectos tan diversos y contradictorios que han terminado por desaconsejar su empleo, incluso tópico, por los graves efectos tóxicos de algunos de ellos y el estudio de las propiedades efectivas de otros de estos elementos.

Clematis vitalba        Episyrphus balteatus  
        Todo esto les trae sin cuidado a los insectos que se acercan a las flores para surtirse del polen y contribuir a la fecundación de las clemátides que visitan. Los entomólogos de la S.C.N. Gorosti me indicaron que el insecto posado sobre la flor es una mosca con camuflaje de avispa, es decir, una sírfide, grupo de insectos que también ayudan a controlar plagas, ahorrando pesticidas.
 
 Clematis vitalba  
        Y, para terminar, no ha de faltar otro gran naturalista antiguo, Teofrasto, que refirió en su Historia de las plantas (libro V, 9.6 – pg. 321) otra utilidad de los tallos sarmentosos de las clemátides: servir de astillas para encender fuego. 
¡Y qué no sabíamos de esto de chavales!

Clematis vitalba
Orillas selváticas del Irati, aún intransitables.
¡Ojalá por muchos años guarden su encanto!

Clematis vitalba

2 comentarios:

  1. Enhorabuena! Muy enriquecedora está entrada del blog. Siempre me han llamado la atención las plumas de esta planta, que tras ver las fotos, comprendo que son parte de los frutos y no sus flores como erróneamente creía.
    No me veo yo sarmentando clematis. Más difícil me resulta evitar tocar sus suaves plumas al pasar a su lado. Esperemos poder seguir disfrutando de ese pequeño placer al pasar a su lado.

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  2. Eso es, es una prolongación de la semilla. que llega a ser plumosa en la madurez. Como otras ranunculáceas tiene un solo tipo de hojas petaloides formando el perianto, cuatro en este caso. El placer de tocarlas puede producir ampollas, según dicen; así que ¡cuidadito! ja, ja.

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