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domingo, 27 de enero de 2019

RANUNCULUS ARVENSIS


Ranitas vegetales, brillantes y amarillas
   
Ranunculus arvensis   Balsa de la Mueda
Ranunculus arvensis   Las Tejas


Hace frío y ha nevado estos días; pero, aun así, las sorpresas que te puede dar el campo son un aliciente para salir a pasear… ligerito, claro está. Y la sorpresa la he encontrado en la charca junto al corral de El Soro en Salobres. No, las ovejas estaban recogidas; sin embargo, los huevos de las ranas sí que estaban extendidos en la charca. No creo, no, que los renacuajos tengan prisa por salir ahora de las bolas de gelatina. Como tampoco tienen prisa por aparecer los renacuajos vegetales, los ranúnculos, en la cercana acequia de Las Tejas o en la más lejana balsa de La Mueda.


Ranunculus arvensis



Que unas flores con pétalos amarillos brillantes, tengan el nombre de ranúnculos es sorprendente por su falta de relación aparente con los renacuajos. 
Raro ya le debió de parecer al romano Plinio El Viejo, quien, en su Naturalis Historia (Lib.II 386-7), les llamó ranunculus” porque los griegos las llamaban “βατραχιον” (ranas); pero a él qué más le daba un nombre u otro, si su interés estaba en que servían para tratar la lepra y la alopecia. 
¡Hala, y yo con estos cuatro pelos!



Ranunculus arvensis

Pues, que se me han quedado los pelos como escarpias, de ver cómo ha perdurado un nombre incongruente, empleado por mentes preclaras, Linneo incluido. Pero para escarpias, las de sus frutos (aquenios). Estos frutos tienen forma de lenteja; pero, con tan pronunciados cuernos en ambas caras, que difícilmente uno se los imagina como cajitas que guarden cantidad de semillitas. Y en efecto, a estos ranúnculos les será necesario disponer de gran cantidad de semillas para que alguna acierte a crecer sobre el terreno margoso de Las Tejas, cubrir parte de la laguna de La Mueda o extenderse por amplias zonas del este europeo.



Ranunculus arvensis

Lo que no será necesario es creerse todo que se oye o escribe de los remedios caseros, pensará, ahora ya tarde, aunque lo diga el mismísimo Plinio, el turco que se hizo un apósito con esta planta para aliviar sus dolores de rodilla. Era un apósito cuidadosamente preparado que le produjo una preciosa quemadura de segundo grado y de la que necesitó ser tratado en el Departamento de Medicina de Emergencia de Universidad Dicle, en la ciudad turca de Diyarbakir; ciudad, que mira por donde, tiene casi un millón de habitantes, más de tres mil años de antigüedad y fue lugar de limpiezas étnico-religiosas. 

Ranunculus arvensis



Una vez más, no es oro todo botón que reluce, y me encuentro otra vez con una atractiva plantita… venenosa. Y desde luego, que con ella no me trataré la alopecia, ni a nadie le recomendaré que la emplee para aliviar reumatismos, el asma o la fiebre, porque la anemonina que contiene la hace especialmente repelente, hasta para plantas como las leguminosas. Y es que todavía no se conocen con exactitud los componentes bioquímicos de este ranúnculo, como para que la actividad antioxidante de sus flavonoides y fenoles se pueda considerar saludable y segura.




Con remedios tan oscuramente milagrosos, hasta los hechizos resultaban más saludables
   
Ranunculus arvensis

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