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lunes, 17 de julio de 2017

GAGEA SOLEIROLII

Ecos de tambores de guerra en un paraje despejado de la sierra
     
Gagea solirolii
Gagea solirolii




Una mañana de mediados de abril salí con Enrique a dar una vuelta por la sierra de Leyre. Y puestos a andar por la Cañada de los Roncaleses nos llegamos a los rasos de Grúmalo. En estos rasos de rocas arenosas y suelo escaso se forman pequeños charcos con el agua de la nieve o la lluvia. Este año ya estaban secos, pero en uno de ellos nos encontramos, ¡qué suerte!, con estas plantas bulbosas de flores amarillas, las gageas. Era la primera vez que las encontraba florecidas.


Gagea solirolii












Dar con ellas fue una agradable casualidad. Es una planta rara por aquí: sólo se da en ese punto de Navarra. Para verla con más frecuencia habría que desplazarse a lugares del oeste peninsular, si bien también se da al norte de Andorra en el Pirineo o en puntos del Mediterráneo, como Córcega. 
Pero para qué ir tan lejos. Y puesto que al parecer el ganado de las inmediaciones no se interesa por ella, la podemos visitar en primavera dentro de este viejo reino en un paraje solitario y tranquilo.







Gagea solirolii


Lo de tranquilo, también le conviene a su nombre, pero solo en parte. Es una planta tan discreta que se ha investigado poco acerca de ella y que careció de nombre hasta hace dos cientos años. 
Por el contrario, el botánico que se lo puso en 1806, no fue considerado ni tranquilo ni discreto. Para su padre era Richard Markhan (1761-1829), pero para los botánicos era y es R.A. Salisbury, desde que, en una situación apurada, una señora le entregara 10.000£ con la condición de ese cambio de identidad. 
Los líos pecuniarios le acompañaron hasta en su boda y no fue bien visto por otros colegas, que le acusaron de plagio. De él dijo el botánico M.A.P. Decandolle: “Fue un hombre brillante y de una petulancia extraordinaria, que por su físico y su moral más parecía del Laguedoc que nglés”. 
¡Hala estereotipos!

Gagea solirolii




Claro está que la referencia al Languedoc solo se les ocurrió traerla en el prólogo a la edición de The genera of plants de Salisbury cuando éste llevaba más de treinta años criando malvas.
Así pues, es de suponer que Salisbury, para mejorar su reputación entre la comunidad botánica,  se acordara del prestigioso vizconde Sir Thomas Gage, infatigable recolector de plantas raras, para poner su apellido, gagea, a este género sin nombre.
Para completar sus andanzas añadir que fue Secretario de la Horticultural Societi durante un año en 1810 y a su cese las cuentas se hallaron “en desorden”.
Esto sí que me suena a reciente y eterno.




Gagea solirolii


La endogamia dentro del ambiente botánico es extensa en cuestión de nombres. Así es como el famacéutico y botánico F.W. Schultz, que registró 510 especies de plantas, puso nombre a esta especie de gagea con el apellido del francés J. F. Soleirol (1781-1863). 
A este monsieur tampoco le convenía lo de tranquilo y discreto por aquello de su carácter militar. Hay constancia de que se dedicó a pegarnos tiros a partir de 1808, habiendo participado además como ingeniero militar en los sitios de Rosas y Gerona durante la Guerra de la Independencia. Luego se tranquilizó y le dio por la música, la horticultura y las plantas de Córcega y Cerdeña. 
¡Buenas son mangas después de Pascua!





Hasta dónde puede llevarme un paseo, solo lo sé cuando termino de escribir

Gagea solirolii

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