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martes, 9 de septiembre de 2014

RUBIA PEREGRINA

Sorpresas peregrinas de un verano con más flora y viejos conocidos

Rubia peregrina
Rubia peregrina



La afición a la flora me ha deparado este verano varias sorpresas agradables. Una, y bien peregrina, ha sido recibir un cascanueces de madera de boj. Me lo ha tallado Sebastián de Casa Etxeberri por lo mucho que le satisfacía, a él que vive en Bilbao, poder ver la sorprendente variedad de flores de Liédena y recordar su vida de chaval en el pueblo.
- Es el 99º que entrego y es para ti –me dice mientras lo desenvuelve.



Rubia peregrina





Sebastián, que anda por los ochenta y sigue vital y entusiasta, saca la cartera y me pregunta:
- ¿Conoces una planta que… -consulta una pequeña ficha que guarda en ella- …que se llama Rubia peregrina?
- Pues, sí  - le contesto-. La he visto enredada en las cepas de las viñas, también en la cara húmeda del pinar, e incluso, creo que entre las ollagas del Raso de la Mata.


Rubia peregrina







- La llamábamos répol  -dice leyendo la ficha-. Lo tengo apuntado para que no se olvide.
- No me suena de nada ese nombre -le contesto-.
- ¿Sabes para qué la empleábamos?  Para los catarros –me explica-. Cuando teníamos catarro, tomábamos una infusión que se hacía con répol.
Lo apunto a mi vez para no olvidarlo y ya sé qué planta será la próxima que pondré en el blog.


Rubia peregrina





¿¡Répol!?  A quienes he preguntado no les sonaba la palabra y no sabían darle un nombre concreto a la planta. Tampoco figura entre los 34 nombres castellanos, recogidos por los botánicos de CSIC por la península y las islas; ni se parece al nombre que se le da en euskera: otxara. Será, pues, otro de los numerosos nombres locales.
Rubia peregrina







Aquí tengo que recordar el acierto y el éxito que tuvo Caspar Bahuin  (1560 – 1624) que difundió el criterio de denominar a la plantas, y a los demás seres vivos, con dos palabras latinas, evitando la multiplicidad de lenguas y denominaciones locales: una palabra para el género , en este caso Rubia (roja, por el color de la raíz y de los tintes que proporciona) y otra para la especie, peregrina (andante, por difundirse agarrada a pantalón –dicen algunos- mediante acúleos, espinitas de los tallos y las hojas), en este caso concreto.

Rubia peregrina





Entre los variados empleos medicinales populares que he leído, no he visto que se haya usado para los catarros. El empleo anticatarral, por tanto, debió de ser también local, como la palabra répol.
Hay concurrencia, sin embargo, en señalar que las raíces se han empleado para obtener tintes rojos o amarillos y purpurinas. El análisis químico señala la presencia de notables concentraciones de varias antraquinonas, alguna con su nombre: rubiadina, con alta presencia en esta especie.





La rubia se me ha colado este verano con sus anécdotas, sin tener que acercarme a las viñas para verla
    
Rubia peregrina

2 comentarios:

  1. Preciosa entrada del répol, tanto en la forma como en el contenido. Desconocía la historia de Bauhin, pero ya me parecía que el de Upsala...

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  2. A mi tambien me ha encantado, muy entrañable la entrada, pero la planta.... tiene bonito el nombre, pero qué molesta resulta a veces!

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