Una planta con historia milenaria que prefiere el frío
Arabis alpina |
Arabis alpina |
Será
a mediados de abril y siendo los días más templados, cuando suba a la sierra
por la cañada de los roncaleses para contemplar el revivir de la flora alpina.
Al llegar al portillo de La Cerrada, giraré hacia el oeste para seguir por el cresterío hacia Castellar y el
Rallar. Andando por un desdibujado sendero, tendré ocasión de observar, entre
las rocas y un año más, los macizos florecidos de Arabis alpina, una vez
pasadas las nieves del invierno.
Arabis alpina |
Se da por averiguado que esta especie de arabis ha hecho un largo
recorrido hasta asentarse en nuestra sierra. Al parecer es una planta
originaria de Anatolia,
desde donde emigró a buena parte hemisferio norte. Esta odisea la debió de
iniciar hace nada menos que dos millones de años, al comienzo del Pleistoceno.
Y sí, se me figura que, tras llevar miles de años y kilómetros en sus
genes, ha hecho un alto por aquí cerca, al abrigo de los roquedos de Leyre.
Arabis alpina |
La Arabis alpina ha aguantado, pues, períodos glaciares e interglaciares,
los cuales no han sido obstáculo para su difusión, siempre que encontrara
sitios frescos, si no francamente fríos. En esto ha acompañado a los mamíferos,
y sobrevivido, como el género homo, el nuestro, a la última glaciación. De este
modo encuentra acomodo también a nivel del mar dentro del Círculo Polar Ártico
en el archipiélago de las Svalbard, al noreste de
Groenlandia.
A saber cómo llegó hasta ese aislado lugar del gélido Atlántico
Norte.
Arabis alpina |
El hecho de encontrarse esta arabis en lugares tan distintos y alejados,
ha llevado a investigar su composición genética. A través de los “marcadores
nucleares” de los cromosomas, analizados en plantas situadas en los
múltiples lugares donde actualmente se desarrolla, se ha rastreado su expansión
desde Anatolia hacia Etiopía, Arabia, norte de África, Europa y norte de América. De esta manera
el estudio de esta planta ha contribuido al desarrollo de la genética en su aspecto
evolutivo.
Arabis alpina |
Además, el hecho de desarrollarse en climas fríos, ha llevado a preguntarse
por los mecanismos celulares que permiten que la Arabis alpina sea una planta
perenne en ambientes aparentemente adversos a su desarrollo. Esto es meterse en
el berenjenal del estudio del epigenoma, que
no responde sólo a la curiosidad científica, sino a la necesidad humanitaria
por desarrollar plantas
alimenticias en climas “inclementes”, teniendo en cuenta el previsible
aumento de población mundial.
Otra
planta de nuestro entorno que me sorprende por su gracia e interés científico
Arabis alpina |
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